Constantinopla (fragmentos)

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Constantino I,

Reconocido como el Augusto de Occidente cuando agoniza su etéreo padre en lo que los romanos fundaron como Eboracum.

Constantino El Grande,

Paralizando a Diocleciano, quien pasó sus últimos días en la costa adriática envuelto en mármol (a veces traslúcido) y siempre mirando hacia el sur.

 Constantino El Grande,

 Que en cada batalla le hablaba al cielo sin cerrar los ojos y estas eran sus palabras:

 Si vas a dejar que me muera sin ver una cruz, yo voy a dejar que tú, que tú seas el que te mueras sin ver una cruz en todos estos caminos. Y si vas a dejar que me muera sin ver una cruz, yo voy a hacer que todos se acuerden de ese toro joven al que le rezaba también Vabalato, el joven desobediente que llevó a su pueblo a la perdición y sus hijos todavía no nacidos. Ese toro joven no era otro, sino ese agraciado becerro de oro que, con las manos de Moisés, dicen que hiciste polvo. Eso dicen los que escriben por ti. Que los hiciste polvo. Que llenaste el agua con ese polvo de oro. Y si vas a dejar que me muera sin ver una cruz, entonces dame de beber de esa agua con oro. Dame de beber de esa agua y déjame que te bese los pies. Lléname de oro. Lléname de oro para morir sin ver una sola cruz.

 “Sírvenos bien, toro joven, sírvenos bien. De esta batalla, he salido victorioso. De Ella, he salido herido. Sírvenos bien, toro joven. Sírvenos bien y te haré maestro de la tierra y de todos los establos. Déjame beber de tu corazón y cargaré con tu cuerno. Tu corazón está lleno de demasiadas voces, es impuro. Lo impuro me hace andar.”

Constantino El Grande,

El que muere unos días después de ser bautizado y al que la Vera Cruz le perdona todos sus pecados.

–Le perdonan echar en los hervores del agua a Fausta, hija del Maximiano y del crotón, dividida por Crispo, ese hijo de Minervina. Fausta, siempre hija de Heracles–.

 “Eusebio bautizándote. En tu ropaje blanco, vuelves a la muerte. Eres un recién nacido de tu propia muerte. Eres el que apenas muere para ser bautizado.”

Que me entierren en una tumba siria. Que me entierren en una tumba siria para que me llenen de ofrendas. Que me entierren en una tumba siria para que vengan los vivos a comer conmigo. Que me entierren en una tumba siria para alcanzar la inmortalidad. Sirio es la estrella más brillante. ~

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es escritora. Con su libro Teoría de cuerdas obtuvo el Premio Nacional de Literatura "Gilberto Owen" 2018. En su página web POETronica (poetronica.net) dialoga con poesía y multimedia.


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