Guadalupe en el Prado. Notas al vuelo

La exposición del Prado se fija en el trasiego de imágenes de la Virgen desde la capital del virreinato de Nueva España hasta la península ibérica, en este caso entre mediados del XVII hasta principios del XIX.
AÑADIR A FAVORITOS
Please login to bookmark Close

Exposición sobre la Virgen de Guadalupe en el Museo del Prado. Se llama Tan lejos, tan cerca. Guadalupe de México en España, en trato llano. Según el folleto que se puede coger a la entrada, la exposición se fija en el trasiego de imágenes de la Virgen desde la capital del virreinato de Nueva España hasta la península ibérica, en este caso entre mediados del XVII hasta principios del XIX, aunque este comercio, advierten, no se ha interrumpido.

La exposición es sobre la Virgen pero inspira pensamientos sobre la naturaleza de las imágenes. Propio del culto católico, por otro lado. Pero esta vez me hace pensar en Walter Benjamin, por la noción de reproductibilidad. 

De la Virgen de Guadalupe conocía el aspecto, pero no la historia. Algunas de las pinturas expuestas recogen la historia de Juan Diego y cómo se le apareció la Virgen en el cerro del Tepeyac, siempre en cuatro fases. A veces estas escenas se disponen en los vértices del cuadro, con la Virgen en el centro. Las tres primeras escenas son similares: están el indio Juan Diego y la Virgen al aire libre, y pertenecen al mismo plano −no solo pictórico, sino también del otro tipo−, por mucho que la de la Virgen sea una presencia sobrenatural. En la cuarta escena Juan Diego está en un interior, con el obispo y un par de señores con gorguera y con caras más o menos graciosas de susto según la versión. La Virgen que vemos es la misma, pero ya no está “con ellos”, sino en el manto del indio Juan Diego, y entonces es como un cuadro dentro de un cuadro. Entonces la misma imagen de la Virgen, al aparecer más pequeña y como reproducción dentro del cuadro, adquiere un aire de intensidad extraño, a pesar de ser idéntica, y de paso les dota a los personajes y a las cosas que tiene alrededor de un aire más voluminoso, más tridimensional, y preciosamente por eso sugiere otra dimensión, y resulta hipnótico.

La historia de Juan Diego se cuenta en varios documentos en náhuatl. En una cartela mencionan el Huei tlamahuiçoltica, publicado por el cura Luis Lasso de la Vega y conocido en español como “Recuerdo maravillas”, o una cosa similar es lo que recuerdo, algo muy bonito, una expresión idónea como título, pero ahora no la encuentro en mis notas y no estoy segura de no habérmelo inventado o confundido con otra cosa. Hay algunos otros documentos, pero el caso es que se cuenta que Juan Diego se encontró tres veces con la Virgen, y que esta le pidió que levantasen una ermita en su honor. El obispo al principio se negó, y por eso en la cuarta aparición le dijo la Virgen a Juan que subiese a lo alto del cerro y que recogiese allí unas flores para llevárselas al obispo. Era diciembre y en esa época del año no crecían flores, pero la Virgen las hizo crecer y para cuando Juan había subido, ya estaban ahí. No acabó ahí el milagro: Juan bajó con las flores en su tilma, que es una especie de capa, y cuando la abrió para enseñárselas a los del obispado, resulta que las flores maravillosas eran apenas nada comparadas con la imagen de la Virgen que había aparecido en la tela. 

La imagen que se venera en Tepeyac se supone que es esa misma. En la exposición se muestra también una Verónica de Zurbarán. 

Leo en una de las cartelas un detalle muy bonito de la historia, un humano desvío que le da encanto. El tercero de los días, Juan no quería ir a ver a la Virgen, que ya le había dicho que se le iba a aparecer, porque tenía a un tío enfermo y quería ir a cuidarlo. Dio un rodeo para no encontrarse con ella. ¡Así que Juan Diego trató de darle esquinazo a la Virgen! 

Juan Diego es santo con el nombre de san Juan Diego Cuauhtlatoatzin, que según leo quiere decir “el que habla con las águilas”, o “águila que habla”, y encuentro curioso que el animal asociado con el evangelista Juan sea precisamente el águila.

Las imágenes que empezaron a circular de la Virgen de Guadalupe son las réplicas de la imagen milagrosa que apareció en la tela de la capa de Juan Diego. En algunas de ellas hay una leyenda que advierte que son “tocadas”, es decir, que han estado en contacto con la imagen original, de manera que han adquirido así su carácter sagrado y no son solamente una figura para que los que están lejos se hagan una idea de cómo podría ser el original. Que esto sea importante me hace pensar en las piedras preciosas y en las cadenas de pianistas, y es por lo siguiente: las piedras preciosas, los rubíes, las esmeraldas, etcétera, no es que adornen por su color y su forma, sino que embellecen a quienes las llevan porque de verdad los hacen parecer más guapos. Eso tiene que deberse a que han pasado millones de años formándose en el interior de la Tierra. En cuanto a los pianistas u otros intérpretes, pienso en cómo los que podemos ver tocar todavía, que son contemporáneos nuestros, han aprendido directamente de otro que a su vez aprendió de otro y así en una cadena que conduce hasta un músico redomado, hasta un músico ya legendario, cuyas mañas podríamos detectar aún en los vivos. Así Jean Rondeau aprendió de Blandine Verlet, que aprendió de Ruggero Gerlin, que aprendió de Wanda Landowska, que aprendió de Aleksander Michałowski, que aprendió de Carl Reinecke, que aprendió de Felix Mendelssohn, Robert Schumann y Liszt. 

Quizá por eso al salir de la exposición quede una impresión fuerte de mise en abîme

La forma de la Virgen de Guadalupe extremeña es la de un triángulo, mientras que la de la mexicana es la de una mandorla ojival. Está rodeada de rayos de sol que parecen puñales. 

Hay un par de cuadros que desarrollan el curioso tema de Dios pintando un cuadro, uno de José García Hidalgo y otro atribuido a Joaquín Villegas. En un ambiente doméstico, Dios se afana por pintar a la Virgen (para que Juan Diego la descubra en su manto cuando llegue al obispado), mientras a su alrededor ángeles y otros seres se esfuerzan en que nada del ajetreo circundante lo distraiga.  


    ×

    Selecciona el país o región donde quieres recibir tu revista: