Foto: David Mendoza en Unsplash

Uso una app para hablar con mi gatita

Los gatos buscan comunicarse con nosotros y, en ocasiones, incluso pueden ser comprendidos. La historia se complica cuando una aplicaciĆ³n promete traducir sus sonidos al lenguaje humano.
AƑADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

Mi relaciĆ³n con mi gata es menos la de mascota y dueƱo, y mĆ”s la de secuestrador y rehĆ©n. Vlada, de cuatro aƱos, pasa todas las noches durmiendo pacĆ­ficamente en mis brazos como un oso de peluche. Luego, poco despuĆ©s del amanecer, su comportamiento cambia abruptamente: muerde mis manos, piernas y cuello, y maĆŗlla en mi cara con una fuerza que solo puede describirse como beligerante. “Deja de gritarme”, le digo. Ella no lo hace.

DespuĆ©s de que he servido diligentemente su lata matutina de alimento, Vlada queda satisfecha. Duerme hasta la tarde, cuando se acerca a mĆ­ en mi computadora, se sienta directamente frente a la pantalla y comienza a golpear plumas y notas adhesivas de mi escritorio hasta que me rindo y le presto atenciĆ³n. En la noche, otra vez en la cama, vuelve a transformarse en un juguete tierno, ronroneando de placer simplemente por estar en mi presencia.

Su cambio de personalidad es como el de Gollum malvado a SmĆ©agol juguetĆ³n en El SeƱor de los Anillos. Incluso hay un parecido fĆ­sico: siendo una Cornish Rex, Vlada tiene enormes ojos azules y extremidades esbeltas cubiertas de suave pelusa. (A diferencia de un Esfinge, no es calva, como enfatizo a todos aquellos cuyas caras delatan disgusto.)

Como la mayorĆ­a de los dueƱos de mascotas, siempre me he preguntado acerca de la seguramente interesante vida interior de Vlada y si realmente me menosprecia tanto como a menudo sugiere su comportamiento. AsĆ­ que, cuando un amigo y tambiĆ©n dueƱo de gatos me hablĆ³ de MeowTalk, una aplicaciĆ³n que graba las vocalizaciones de tu gato y (despuĆ©s de un video de 30 segundos) las “traduce” al inglĆ©s, no dudĆ© en probarla.

Mis expectativas eran bajas, por obvias razones. Pero despuĆ©s de pasar algunas semanas grabando los reclamos de Vlada, surgiĆ³ una personalidad que parecĆ­a encajar con la que habĆ­a estado conociendo, amando y, en cierto modo, temiendo. “Ā”No te tengo miedo!”, “dijo” Vlada a travĆ©s de MeowTalk. “Ā”Estamos peleando!” Y, en otra ocasiĆ³n: “Ā”Ahora sĆ­, vamos a pelear!

MeowTalk dice funcionar mediante el uso de aprendizaje automĆ”tico e inteligencia artificial para descifrar las vocalizaciones individuales de los gatos, desde simples (y para algunos, siempre vigentes) solicitudes de comida, hasta las “mĆ”s complicadas”, como el deseo de aparearse o cazar. Con un uso lo suficientemente frecuente, asegura la aplicaciĆ³n, incluso se puede entrenar para aprender el vocabulario Ćŗnico de tu mascota o, en el caso de Vlada, sus declaraciones de guerra.

Ciertamente suena a una afirmaciĆ³n arriesgada, si solo consideramos el desafĆ­o evidente de la verificaciĆ³n: ĀæcĆ³mo puedo yo, o cualquier otra persona, diferenciar con certeza las traducciones de las amenazas de Vlada como correctas o incorrectas? Pero mi sensaciĆ³n de que MeowTalk podrĆ­a saber algo se confirmĆ³ cuando comparĆ© mi “historial de conversaciones” con Vlada con las conversaciones de mi amigo con su gato, Pancake.

Pancake, un gato britĆ”nico de pelaje corto color crema, es tĆ­mido, decidido y, segĆŗn MeowTalk, lleno de amor. Capturas de pantalla de su “habla” muestran un flujo constante de “Ā”Te amo!”, “Ā”Estoy enamorado!” y “Ā”EncontrĆ© el amor!” (Con razĆ³n mi amigo paga MeowTalk Premium, a un costo de casi 3 libras al mes). Pero, ĀæcuĆ”nta verdad hay en la afirmaciĆ³n de MeowTalk de “darle voz a tu gato” y ā€“dada la hostilidad latente en las declaraciones de Vladaā€“ es sensato intentarlo?

“Sabes que los gatos tienen sus propias personalidades; eso se refleja en las vocalizaciones”, me dice Javier Sanchez, cofundador de MeowTalk, durante una videollamada desde su casa en Seattle. Sanchez se inspirĆ³ para crear MeowTalk despuĆ©s de enterarse de Susanne Schƶtz, profesora de fonĆ©tica que estudia la comunicaciĆ³n entre gatos y humanos en la Universidad de Lund en Suecia, y su libro The secret language of cats (Schƶtz no respondiĆ³ a mi solicitud de entrevista por correo electrĆ³nico.)

En ese momento, Sanchez trabajaba como consultor en Amazon. Se preguntĆ³ si era posible crear un dispositivo similar a Alexa para gatos, ya que parecĆ­a haber un vacĆ­o en el mercado. (“No les importan los gatos”, dijo Sanchez sobre Amazon en una entrevista de 2020). Su visiĆ³n inicial era un collar que traducirĆ­a el habla de los gatos en tiempo real y “en la voz de Samuel L. Jackson”, segĆŗn Sanchez. PasĆ³ mĆ”s de un aƱo explorando la idea, pero no pudo encontrar una baterĆ­a que fuera lo suficientemente liviana y duradera. “La tecnologĆ­a no estĆ” lista”.

MeowTalk fue un punto medio. Junto con un equipo de ingenieros (muchos, al igual que Sanchez, son empleados actuales o antiguos de la empresa tecnolĆ³gica Akvelon, con sede en Washington), Sanchez entrenĆ³ a la inteligencia artificial para detectar y asociar maullidos especĆ­ficos con uno de los propĆ³sitos descritos, utilizando a sus propios cinco gatos como sujetos de prueba.

En una llamada en Zoom, Sanchez sostiene a Mongo, un esponjoso gato gris y blanco, para que conozca a Vlada. Se miran mutuamente con desgana, como niƱos obligados a presentarse por sus padres. SegĆŗn el historial de MeowTalk de Mongo, probablemente estĆ© pensando en comida, dice Sanchez con pesar. “Algunos gatos simplemente no tienen mucho de quĆ© hablar”.

De hecho, en todas las grabaciones procesadas por MeowTalk, “por lo general es comida”, dice Sanchez. TĆ©cnicamente, la aplicaciĆ³n puede distinguir entre 11 “intenciones generales”, aunque “definitivamente hay mĆ”s” que se pueden agregar, dice. “Los gatos son vocalizadores muy capaces”.

La investigaciĆ³n de Schƶtz sobre la comunicaciĆ³n entre humanos y gatos ha contribuido en gran medida a definir y categorizar los diversos modos, no solo ronroneos y maullidos, sino tambiĆ©n maullidos suaves, gemidos, chillidos, gruƱidos, rugidos, trinos e incluso canturreos suaves (“chirridos suaves y dĆ©biles”). Los gatos tambiĆ©n pueden expresarse melĆ³dicamente hacia los humanos, a travĆ©s de sonidos que Schƶtz ha llamado de manera caprichosa “Miau-sica”.

Con solo escuchar grabaciones, las personas a menudo podĆ­an decir correctamente si el gato que escuchaban estaba en casa, siendo alimentado, o esperando para ver al veterinario. El aƱo pasado, investigadores franceses descubrieron que los gatos reaccionaban al “habla dirigida a los gatos” (como el lenguaje para bebĆ©s), pero distinguĆ­an entre el habla de sus dueƱos y la de extraƱos. No hay duda de que los gatos buscan comunicarse con nosotros y, en ocasiones, incluso pueden ser comprendidos; la complicaciĆ³n en la historia de MeowTalk radica en su pretendida “traducciĆ³n” al habla humana.

Sanchez es claro: ni Ć©l ni ningĆŗn miembro del equipo de MeowTalk son etĆ³logos felinos (aunque uno de los cofundadores fue incorporado debido a su artĆ­culo de investigaciĆ³n sobre la “clasificaciĆ³n automatizada de vocalizaciones de gatos”). No es “tĆ©cnicamente correcto” decir que los gatos tienen un lenguaje o vocabulario, dice, “pero tienen un conjunto de sonidos que son consistentes y que todos los gatos utilizan universalmente”.

La inteligencia artificial de MeowTalk fue entrenada con este “conjunto dorado de sonidos”, luego se perfeccionĆ³ aĆŗn mĆ”s con datos de usuarios. SegĆŗn Sanchez, la aplicaciĆ³n ha tenido casi 10 millones de descargas y 12,500 suscriptores de pago, y cada una contribuye a una vasta biblioteca de maullidos obtenidos de la colaboraciĆ³n de la comunidad. “Podemos muestrear eso y usar nuestro oĆ­do humano para determinar si nuestro modelo lo hizo bien o mal”, dice Sanchez.

Estima la precisiĆ³n promedio de MeowTalk en alrededor de 70 por ciento. Para el ronroneo, agrega, “es de 99.9 por ciento”. Pero no necesitas una aplicaciĆ³n para decirte que cuando tu gato estĆ” ronroneando, es muy probable que estĆ© contento en un 99.9 por ciento.

Esto destaca una limitaciĆ³n evidente de MeowTalk: en todas las traducciones que no sean las mĆ”s obvias, los usuarios mĆ”s o menos tienen que aceptar la aplicaciĆ³n tal como es, incluso si su gato les estĆ” diciendo lo contrario.

“No puedes simplemente observar un solo componente de la comunicaciĆ³n”, dice Mikel Maria Delgado, una consultora certificada en comportamiento felino con sede en Sacramento, California. AdemĆ”s de vocalizar, los gatos se comunican mediante el lenguaje corporal y seƱales de olor, que en gran parte estĆ”n fuera de la comprensiĆ³n humana inmediata. Un estudio reciente encontrĆ³ que los gatos tienen 276 expresiones faciales distintas para interactuar entre ellos; en comparaciĆ³n, los humanos tienen solo 44. “Su experiencia del mundo es cualitativamente diferente a la nuestra”, dice Delgado.

MeowTalk resta importancia a esto para centrarse en las personas. La investigaciĆ³n ha demostrado que los gatos maĆŗllan principalmente cuando estĆ”n en presencia de humanos, lo que sugiere que no podemos evitar sesgar las entradas de la aplicaciĆ³n, mientras que algunos gatos rara vez vocalizan en absoluto. De hecho, al aparentar ofrecer una traducciĆ³n directa de nuestros gatos, MeowTalk puede impedirnos escucharlos realmente. “Parte de esto es el deseo de hacer que nuestros gatos sean mĆ”s parecidos, a nosotros en lugar de permitirles ser gatos”, dice Delgado.

No le impresionĆ³ un video tutorial que vio en el sitio web de MeowTalk: “El gato claramente parece irritado, y la aplicaciĆ³n le dice que lo acaricie”, dice incrĆ©dula. Compara la aplicaciĆ³n con los “botones parlantes”, populares en las redes sociales, que perros y gatos son entrenados para presionar y asĆ­, aparentemente, comunicarse con sus dueƱos. Es difĆ­cil afirmar con confianza que el animal no ha sido influenciado hacia un resultado particular, y mucho menos engaƱarnos a nosotros mismos pensando que estamos hablando el mismo idioma. “Si interpretas mal esa informaciĆ³n, tal vez estĆ”s perdiendo la oportunidad de entender a tu gato o ayudarlo”, dice Delgado. Ya puede ser complicado, agrega, identificar cuĆ”ndo un gato estĆ” estresado, enfermo o con dolor, sin que un algoritmo demasiado seguro de sĆ­ mismo complique la situaciĆ³n.

Por otro lado, cuando un gato quiere atenciĆ³n, tiende a hacerlo muy evidente, como lo hace Vlada cuando hace todo lo posible por interrumpir mis llamadas de Zoom. En lugar de consultar una aplicaciĆ³n, explica Delgado, deberĆ­amos desarrollar nuestros propios instintos sobre las necesidades de nuestras mascotas y asegurarnos de satisfacerlas. Por ejemplo, a diferencia de sus gatos anteriores, el trĆ­o actual de Delgado no es muy afectuoso, y asĆ­, dice, “he tenido que encontrar formas diferentes de interactuar con ellos”.

Una de las preguntas que Delgado escucha con mĆ”s frecuencia es “ĀæCĆ³mo sĆ© si mi gato me quiere?” Realmente parece preocupar a las personas, dice. “Queremos ser amados; queremos sentir que somos especiales”.

Este podrĆ­a ser el impacto mĆ”s significativo de MeowTalk: como forma de halagar el frĆ”gil ego de los dueƱos de gatos, aliviar sus ataduras ansiosas con declaraciones inequĆ­vocas de amor. Por supuesto, todos queremos que nuestros gatos digan “te quiero”, pero no debemos confundir MeowTalk, con todos sus tranquilizadores ronroneos y sus arroyos de dulces palabras, con algo que no es. “Esta aplicaciĆ³n estĆ” tratando de moldear a los gatos en lo que queremos que sean, en lugar de lo que realmente sienten”, dice Delgado. “Tu gato no es responsable de tu bienestar emocional, pero tĆŗ eres responsable del suyo”.

Vlada estĆ” dispuesta a morderme para conseguir lo que quiere. Se niega a dejarme trabajar o descansar. Nunca, nunca me dice que me quiere. Pero yo la quiero, y ella llena mi vida de maneras maravillosas e impredecibles ā€“mis incursiones en MeowTalk y la traducciĆ³n de los gatos son una de ellas. En la relaciĆ³n a veces impenetrable entre gatos y humanos, el amor realmente se parece a abrir esa lata de alimento de manera oportuna, hacer tiempo entre los compromisos laborales para darle caricias en la cabeza y limpiar la caja de arena, sin importar si tu gato expresa su gratitud eterna a cambio. En la rara ocasiĆ³n en que Vlada me dice “Estoy feliz”, no me engaƱo pensando que tiene mĆ”s que ver conmigo que con el paquete de bocadillos de queso en mi mano. AĆŗn asĆ­, es agradable escucharla decirlo. ~

Este artĆ­culo es publicado gracias a la colaboraciĆ³n de Letras Libres con Future Tense, un proyecto de Slate, New America, y Arizona State University.

+ posts

es una escritora y periodista independiente radicada en el Reino Unido. Colabora principalmente en The Guardian.


    × Ā 

    Selecciona el paĆ­s o regiĆ³n donde quieres recibir tu revista:

    Ā  Ā  Ā