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Los estadios que están rastreando tu cara

El uso de tecnologías de reconocimiento facial se ha extendido en los estadios de Estados Unidos. Promete seguridad y comodidad, pero puede traer discriminación y violaciones a la privacidad.
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“Tu cara es tu boleto”, dice el lema de la empresa de inteligencia artificial Wicket. “Tu cara es tu credencial”, dice por su parte Alcatraz AI. 

Estas dos empresas venden tecnología de reconocimiento facial a estadios deportivos en todo Estados Unidos. El Citi Field, sede de los Mets de Nueva York, contrató a Wicket en 2022 para añadir quioscos de reconocimiento facial en todas las puertas del estadio. El estadio BMO, sede del Los Angeles Football Club, empezó a utilizar la tecnología de IA de Alcatraz un año antes. 

Sin embargo, su promesa no es absoluta: aunque hayas comprado un boleto, tu cara puede dejarte sin entrada. En los últimos meses, el Madison Square Garden (MSG) de Nueva York ha sido noticia por utilizar tecnología de reconocimiento facial para prohibir o expulsar a personas con entradas para sus eventos. En diciembre, un abogado fue expulsado de un partido de los Knicks tras ser identificado por el software. En enero, a un fiel seguidor de los Rangers se le impidió ver a su equipo. 

El uso de la tecnología de reconocimiento facial en los estadios va mucho más allá del MSG. He rastreado al menos otros 20 recintos y estadios de Estados Unidos, incluidos recintos deportivos universitarios, que han utilizado esta tecnología con sus asistentes, normalmente para dejarlos cruzar sus puertas, aunque no está claro qué otros usos pueden darle a esta tecnología si así lo quieren. La lista incluye: 

• El estadio Mercedes-Benz de Atlanta, que anunció en agosto de 2022 que estaba probando la tecnología de reconocimiento facial para las puertas y los puntos de venta de alimentos y bebidas. 

• El estadio FirstEnergy de Cleveland, que ofrece “Acceso exprés” con tecnología de reconocimiento facial. 

• El Citi Field de Nueva York, que cuenta con quioscos de entrada con identificación facial en las puertas del estadio. 

• El Pechanga Arena de San Diego, que instaló reconocimiento facial para escanear la entrada y verificar el pago. 

• El Save Mart Center de California State University en Fresno, que permite la entrada y el pago con tecnología de reconocimiento facial. 

• El Lower.com Field en Columbus, Ohio, que cuenta con entrada exprés para venta de entradas mediante identificación facial. 

• El FedEx Field en Landover, Maryland, que hace uso del reconocimiento facial para la entrada. 

• El Caesars Superdome de Nueva Orleans, que usa tecnología de reconocimiento facial para poder acceder a las instalaciones de entrenamiento. 

• La Toyota Arena en Ontario, California, que anunció en 2022 que iba a instalar el reconocimiento facial para la venta de entradas y concesionarios. 

• El estadio Sun Devil de Arizona State University en Tempe, que estaba siendo utilizado como un “laboratorio viviente” para emplear tecnología de reconocimiento facial para analizar cómo se sienten los aficionados “basándose en sus expresiones faciales”. (Aclaración: ASU es colaborador de Slate y New America en Future Tense). 

• El Hard Rock Stadium de Miami Gardens, Florida, que utiliza el reconocimiento facial para la venta de entradas. 

• El estadio BMO de Los Ángeles, que empezó a usar tecnología de reconocimiento facial para entrar en las instalaciones de entrenamiento, pero quiere “pasar todo a la cara”. 

• El Rose Bowl de Pasadena, California, que utilizó el reconocimiento facial en 30,000 asistentes sin su conocimiento en 2020. 

• Y muchos estadios usan máquinas TendedBar, que escanean tu cara para servirte alcohol. 

Es casi seguro que haya muchos más, de acuerdo con expertos que afirman que la falta de transparencia sobre el uso de la tecnología ha ocultado su difusión. Esto representa una extensión de la red de vigilancia en espacios privados que contribuye a amplificar el poder de las fuerzas policiales. 

James Dolan, propietario de los New York Knicks y los Rangers y CEO de la compañía que opera el MSG es, aparentemente, un hombre con muchos enemigos. Su empresa utilizó el software de reconocimiento facial que el MSG ha tenido desde 2018 para detectar a abogados de aproximadamente 90 despachos con litigios activos contra la empresa, y prohibirles la entrada. Un portavoz de MSG Entertainment dijo que la tecnología no retiene imágenes de individuos, “con la excepción de aquellos a quienes se les advirtió previamente que tienen prohibida la entrada a nuestros recintos” o cuya mala conducta previa en sus locales “los identificó como un riesgo para la seguridad.” 

Algunos dicen que, de cierta manera, Dolan, quien recientemente defendió su uso de la tecnología, fue al menos honesto al respecto. “En realidad, le estoy un poco agradecido”, dijo Albert Cahn, director ejecutivo del grupo de activistas Surveillance Technology Oversight Project (Proyecto Supervisión de la Vigilancia Tecnológica). “Estuvo dispuesto a admitir explícitamente que utilizaba la tecnología de esta manera”. 

***

La tecnología de reconocimiento facial es muy demandada por los equipos deportivos. Un estudio realizado en 2021 entre 40 directores de sedes que representaban a equipos estadounidenses de las ligas de béisbol (MLB), futbol (MLS), basquetbol (NBA), futbol americano (NFL) y hockey (NHL) indicó que el software encabezaba las listas de deseos de los recintos. 

Christian Lau, director de tecnología del Los Angeles Football Club y del estadio BMO, declaró al Wall Street Journal en 2020: “Nuestro plan es trasladarlo todo al reconocimiento facial “. Al año siguiente, el BMO empezó a utilizar la tecnología de Alcatraz AI, con sede en California. El sistema “Rock” de la empresa también puede utilizarse para determinar si se le debe permitir la entrada a ciertas personas a espacios específicos, incluidos los centros médicos. 

Otros proveedores –como Trueface, que afirma ser el “sistema de reconocimiento facial más rápido del mundo”– han empezado a habilitar pagos y verificación de edad de los clientes en los estadios. Su software lo utiliza TendedBar, un “bar automatizado” que destaca la eficacia de escanear rostros en lugar de comprobar documentos de identidad, mientras ofrece “información y análisis desde cualquier lugar”. Estas máquinas, que combinan un dispensador de refrescos y un sistema de autopago, se han instalado en lugares como el Circuit of the Amerocas de Austin y el TIAA Bank Field de Jacksonville, Florida. Un representante de TendedBar dijo que diez estadios en Estados Unidos utilizan sus máquinas. Una vez que un cliente se registra en un lugar y verifica su edad, tiene acceso a las máquinas de todos los demás estadios. 

Pero en un espacio tan poco regulado, los expertos tienen poca fe en que el software que surge de las distintas empresas sea necesariamente legítimo. “Hay muchas falsas panaceas en el sector”, afirma Daniel Schwarz, estratega de privacidad y tecnología de la Unión de Libertades Civiles de Nueva York. 

Y el software es más peligroso cuando no funciona. Es bien sabido que este tipo de tecnología suele identificar erróneamente a las personas de color. Si funciona en tándem con listas de exclusión como las del MSG, puede llevar a que a las personas se les niegue erróneamente el acceso a recintos públicos. En 2019, la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles  (ACLU por sus siglas en inglés) realizó un experimento con fotos de atletas profesionales de alto perfil de las ligas deportivas de Massachusetts, como el exjugador de los Patriotas de Nueva Inglaterra Duron Harmon. El software de reconocimiento facial identificó erróneamente las fotos oficiales de 27 atletas con fotos de fichas policiales de una base de datos de la policía. 

Con la proliferación de esta tecnología en los estadios, hay mucho margen de error. A pesar de ello, el comisionado de la NHL, Gary Bettman, declaró recientemente que el uso de la tecnología en el MSG, sede de los Rangers “no es algo que nos preocupe.” 

Los expertos en privacidad también están preocupados por la manera en que los datos pueden compartirse con las fuerzas de seguridad, y la expansiva red de vigilancia que ello genera. “Es más difícil [para las fuerzas de seguridad] instalarse en espacios privados, pero las empresas de cierto modo lo están haciendo por ellas”, afirma Katie Kinsey, coordinadora  del Proyecto de Vigilancia de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York. “A menudo, las fuerzas policiacas solo tienen que pedir a estas empresas que se lo entreguen; no se requiere ningún proceso”. 

En la actualidad, únicamente Illinois, Texas y Washington han promulgado leyes que regulen el uso de la tecnología de reconocimiento facial, y solo la ley de Illinois da derecho a un particular a interponer una demanda ante una infracción. La Ley de Privacidad Biométrica del estado también impone requisitos, tales como dar un consentimiento informado por escrito antes de utilizar la tecnología de reconocimiento facial. 

Esto significa que el Chicago Theater, propiedad de MSG, no puede utilizar tecnología de reconocimiento facial. Y aunque Nueva York cuenta con una ley de información biométrica aprobada en 2021, que obliga a las empresas a colocar avisos indicando el uso de la tecnología cerca de todas las entradas físicas del edificio, los expertos sostienen que el sistema no es suficiente. 

Los avisos son “algo parecido a los carteles de salubridad de los restaurantes”, dijo Schwarz. 

Los legisladores neoyorquinos se han pronunciado abiertamente sobre el tema del MSG, pero hasta ahora apenas han impulsado leyes que incidan realmente en el reconocimiento facial en el sector privado. Según Cahn, del Surveillance Technology Oversight Project, el Consejo Municipal de Nueva York sigue “caminando despacio” en este aspecto. “La oposición política de los legisladores a celebrar un debate público es realmente asombrosa”. 

Una empresa de reconocimiento facial ha sido objeto de críticas a nivel federal. Clearview AI es conocida como “los chicos malos del reconocimiento facial”, según Conor Healy, experto en vigilancia de IPVM, un grupo de investigación de la industria de la vigilancia. En 2020, BuzzFeed informó que MSG, junto con otras 200 empresas privadas, había contratado a Clearview AI, una empresa de reconocimiento facial con una base de datos hecha de miles de millones de fotos extraídas involuntariamente de las redes sociales e Internet. (Clearview dijo que MSG probó brevemente la tecnología de Clearview AI en 2019 con fines de “investigaciones a posteriori”, no para su uso en “situaciones en tiempo real”). 

Entre los miles de clientes de Clearview AI se encuentran organismos como el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos, el FBI y el Departamento de Justicia de Estados Unidos. En mayo de 2022, frente a una demanda de ACLU y otras organizaciones sin fines de lucro por violar las leyes de reconocimiento facial, Clearview aceptó restringir las ventas de reconocimiento facial en Estados Unidos principalmente a las fuerzas de seguridad. La empresa me dijo que su base de datos solo la utilizan organismos gubernamentales y policiales. 

No está claro qué empresa contrata ahora el MSG, pero la retirada de Clearview ha dejado un vacío claro, que muchos otros proveedores han intentado llenar. 

A pesar de las críticas a este tipo de vigilancia, el sector sigue expandiéndose y convenciendo a los estadios de que están proporcionando la seguridad y protección adecuadas. Por ejemplo, Oosto, una empresa israelí de reconocimiento facial antes conocida como AnyVision, ofrece su tecnología a los estadios de cara a lo que denomina una erupción de violencia en los estadios, por parte de aficionados que “han olvidado cómo comportarse”. Los New Orleans Saints compraron la tecnología de Oosto para utilizarla en el Caesars Superdome en 2021. 

Oosto dijo que muchos equipos deportivos profesionales utilizan la tecnología de reconocimiento facial para “permitir a los jugadores y al personal acceder rápida y cómodamente a los vestidores o a las instalaciones de entrenamiento sin tener que detenerse o caminar más lento.” 

Según una página que hablar sobre la prevención de la violencia en los estadios en el sitio web de Oosto, “la gran diferencia entre la época romana y hoy es que ahora existen tecnologías que pueden ayudar a mitigar el problema y conducir a mejores resultados y rendición de cuentas”. Pero para Kinsey, del Policing Project, el ejemplo del MSG demuestra que la tecnología no es benigna. “No se trataba en absoluto de procurar la seguridad”, afirmó. “Se trataba de venganza y retribución”.  ~


Este artículo es publicado gracias a una colaboración de Letras Libres con Future Tense, un proyecto de SlateNew America, y Arizona State University.

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es periodista de investigación. Actualmente trabaja en el proyecto Documenting COVID-19 de la Universidad de Columbia, en Nueva York.


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