La aparente decisiĂłn de Elon Musk de reestablecer la cuenta de Twitter de Donald Trump en caso de que logre concretar la compra de la compañĂa podrĂa poner en peligro a la democracia de Estados Unidos. Sin embargo, aĂșn queda un grupo de personas que puede evitar que esto suceda: los empleados de Twitter. Ellos podrĂan organizarse y actuar.
El 10 de mayo, en una entrevista durante una conferencia de automĂłviles, Musk dijo que Ă©l considera que fue un error sacar a Trump de la plataforma. Su expulsiĂłn ocurriĂł despuĂ©s de los comentarios que hizo el 6 de enero de 2021, incitando a los manifestantes que tomaban el Capitolio en Washington, como parte de su plan para anular las elecciones de 2020. âCreo que no fue correcto expulsar a Donald Trump. Pienso que fue un error porque, de hecho, terminĂł alienando a una gran parte del paĂs y al final no resultĂł en que Trump no tuviera vozâ, dijo Musk, explicando sus razones para revertir la prohibiciĂłn permanente de Trump. âAhora va a estar en Truth Social, al igual que una gran parte de la derecha en los Estados Unidos, por lo que creo que esto podrĂa terminar siendo, francamente, peor que tener un solo foro donde todos puedan debatir. Supongo que la respuesta es que revertirĂa la prohibiciĂłn permanenteâ. Cuando se le preguntĂł si estuvo mal prohibir a Trump despuĂ©s de que alentĂł la violencia del 6 de enero, Musk dijo: âCreo que si hay tuits que son incorrectos y malos, deberĂan eliminarse o hacerse invisibles, y una suspensiĂłn temporal es adecuada, no una prohibiciĂłn permanente.â
Dejando de lado el hecho de que Musk parece reconocer que sĂ hay necesidad de moderar el contenido, lo cual choca con otras de sus declaraciones recientes que sugieren que cualquier declaraciĂłn que no sea ilegal debe incluirse en la plataforma, Musk estĂĄ equivocado sobre la prohibiciĂłn de Twitter.
Ya he explicado en varias ocasiones, como en The Washington Post y en mi libro âCheap Speechâ, por quĂ© reintegrar a Trump en las plataformas de Twitter y Facebook serĂa peligroso para la democracia estadounidense. Esto es lo que escribĂ en The Washington Post:
Las mentiras de Trump han tenido consecuencias nocivas de largo plazo para la democracia estadounidense. En enero, una encuesta de ABC-Ipsos encontrĂł que la mayorĂa de los votantes republicanos creĂan que las elecciones de 2020 fueron fraudulentas ⊠Esta base trumpista del partido ha presionado a los legisladores estatales republicanos para que aprueben nuevas leyes que dificulten registrarse y votar, justificĂĄndose en que es necesario impedir un supuesto nuevo fraude electoral. En Texas, ya cientos de votantes que regularmente han votado por correo sin problema alguno corren el riesgo de ser privados del derecho al voto como resultado de las nuevas e innecesarias leyes aprobadas el año pasado. Algunos candidatos republicanos que se han postulado al cargo de secretario de Estado no solo han aceptado la “gran mentira”, sino que lo han convertido en parte de su plataforma polĂtica, aumentando el riesgo de que si su candidatura gana y llega el momento de que ellos anuncien los resultados de elecciones, los demĂłcratas tambiĂ©n pierdan la confianza en la imparcialidad del proceso electoral. Arizona realizĂł una falsa “auditorĂa forense” que no produjo mĂĄs que dudas vacĂas. Cuando la gente deja de creer en la imparcialidad del proceso electoral o en los resultados oficiales de las elecciones, se mina toda la estructura de una sociedad democrĂĄtica.
Entonces, ¿qué se puede hacer respecto a la probable decisión de Musk de reintegrar a Trump, en caso de que Trump decida regresar?
Para empezar, la Primera Enmienda de la ConstituciĂłn de los Estados Unidos, entendida correctamente, impide leyes que exijan permitirle o prohibirle el acceso a una plataforma de redes sociales a los polĂticos. Meta y Twitter son empresas privadas que no estĂĄn limitadas por la Primera Enmienda. El gobierno no deberĂa tener derecho a decirles quĂ© contenido incluir o excluir, asĂ como no puede hacerlo con Slate o al canal de televisiĂłn Fox News. (Por esta razĂłn, leyes como las aprobadas recientemente en Florida y Texas que buscarĂan forzar la restauraciĂłn de Trump en las plataformas de redes sociales deben declararse inconstitucionales. Los tribunales han declarado que estas leyes probablemente sean inconstitucionales, mientras que el Tribunal del Quinto Circuito discutiĂł sobre la ley de Texas esta semana.) Por lo tanto, Musk no tiene ninguna obligaciĂłn legal de tomar la decisiĂłn que ha tomado.
ÂżQuĂ© podrĂa hacer cambiar su opiniĂłn? La presiĂłn pĂșblica podrĂa ser un medio. La decisiĂłn de revertir la prohibiciĂłn de Trump en Twitter podrĂa llevar a algunas personas a abandonar la red social como forma de protesta. Sin embargo, la posibilidad de tejer redes de contactos dificulta dejar la plataforma por razones profesionales o personales. En lo personal, si la mayorĂa de los periodistas y acadĂ©micos enfocados en temas electorales permanecen en Twitter, serĂa difĂcil para mĂ marcharme en señal de protesta. Si Trump comienza a publicar de nuevo, yo creo que me irĂa, pero es posible que muchos otros no lo hagan. Entonces, si bien la presiĂłn pĂșblica es posible y deseable, podrĂa no ser suficiente para hacer una diferencia si hay demasiadas personas que consideran que el costo de irse es demasiado alto.
Sin embargo, los empleados de Twitter podrĂan lograr un cambio. Los ingenieros y, en general, las personas que trabajan en empresas de tecnologĂa son altamente demandadas en el mercado laboral. Hay mucha competencia entre las empresas lĂderes para atraer y retener a los mejores talentos. Los empleados pueden organizarse y tratar de presionar al que probablemente serĂĄ el nuevo propietario de Twitter para que haga lo correcto y, en caso de ser necesario, puedan amenazar con irse si no lo hace.
Es sabido que los empleados de Meta fueron fundamentales para lograr un cambio en Facebook. Los documentos filtrados al Wall Street Journal por Frances Haugen, la denunciante que expuso las malas prĂĄcticas de la compañĂa, provocaron serias crĂticas y verdaderos cambios. Los documentos filtrados mostraron cĂłmo Facebook, y en especial sus grupos, facilitaron que usuarios se organizaran para llevar a cabo actos de violencia polĂtica. Otros mostraron la poca severidad con que fueron tratados los conservadores que violaron las polĂticas de desinformaciĂłn de Facebook. Los empleados de Facebook protestaron internamente cuando se le permitiĂł a Trump difundir mentiras electorales. Sin duda, las voces de sus empleados pesaron mucho sobre Mark Zuckerberg cuando decidiĂł eliminar a Trump de Facebook despuĂ©s de la insurrecciĂłn del 6 de enero, y seguramente seguirĂĄn pesando sobre Ă©l hasta el dĂa 7 de enero de 2023, cuando la proscripciĂłn de Trump en Facebook estĂĄ programada para expirar, a menos que se extienda bajo las polĂticas de Facebook con el argumento de que Trump sigue siendo una amenaza para la democracia. No hay razĂłn por la que los empleados de Twitter no puedan ejercer el mismo tipo de presiĂłn sobre Musk, si se llegara a hacer cargo de la empresa.
ÂżQuĂ© podrĂan hacer los empleados de Twitter? Aquellos en posiciones lo suficientemente altas pueden amenazar con renunciar, aunque eso podrĂa implicar un costo personal muy elevado. Para que las amenazas sean creĂbles, otras empresas de redes sociales con polĂticas a favor de la democracia pueden invitar a estos empleados a solicitar puestos de trabajo. Todos los empleados podrĂan tratar de sindicalizarse para tener un mayor poder de negociaciĂłn al momento de luchar contra las medidas antidemocrĂĄticas de la empresa. Algunos empleados pueden filtrar informaciĂłn por su cuenta sobre lo que Twitter sabe respecto a los tuits de Trump y su relaciĂłn con las amenazas a la democracia estadounidense. Como mĂnimo, los empleados pueden dar a conocer sus puntos de vista dentro de la empresa y tratar de presionar a los directivos para que expresen sus inquietudes a Musk.
Los empleados de las plataformas de redes sociales, como actores privados que no estĂĄn restringidos por la Primera Enmienda como Twitter y Facebook, tienen una elecciĂłn. Pueden elegir ayudar a promover la democracia. O pueden elegir ayudar a facilitar su desapariciĂłn.
Este artĂculo es publicado gracias a una colaboraciĂłn de Letras Libres con Future Tense, un proyecto de Slate, New America, y Arizona State University.
es profesor de derecho y ciencia polĂtica en la Escuela de Derecho de la Universidad de California-Irvine, y autor de Election meltdown: Dirty tricks, distrust, and the threat to American democracy and cheap speech: how disinformation poisons our politicsâand how to cure it.