Todo comenzรณ con una nota publicada en El Mundo, que acusaba a Rubรฉn Sรกnchez (@RubenSanchezTW), portavoz de la Federaciรณn de Asociaciones de Consumidores y Usuarios de Andalucรญa (FACUA), de la emisiรณn de facturas supuestamente irregulares. A partir de ahรญ, Sรกnchez comenzรณ a recibir comentarios negativos en Twitter. Pero fue Luis Pineda (@LuisPineda_), presidente del Ausbanc–asociaciรณnconsiderada rival de FACUA–, quien, ademรกs de no parar de reproducir lo divulgado por El Mundo, tuvo el detalle de sumar a las acusaciones expresiones como: golfo delincuentil vividor, imbรฉcil, borracho y un largo etcรฉtera.
Sรกnchez interpuso una demanda en contra de Pineda por intromisiรณn ilegรญtima en su honor y el asunto llegรณ a tribunales. Un juez civil en Espaรฑa resolviรณ que el derecho a la libertad de expresiรณn se vio excedido por las frases tuiteadas, a las que considerรณ vejatorias y ofensivas. En su opiniรณn, el demandado pasรณ de la expresiรณn al insulto, cosa que afectรณ el derecho al honor del demandante. El fallocondenรณa Luis Pineda a borrar de su time line los comentarios ofensivos, a publicar la sentencia durante un mes en la misma red social y a pagar 4,000 euros, en lugar de los 30,000 originalmente pedidos.
El honor, aquel antiguo causante de duelos –considerado el camino de los samurรกi y que guiarรญa la tetralogรญa de Mishima (El mar de la fertilidad) y su suicidio– finalmente aterrizรณ en las redes sociales.
En sentido filosรณfico, el honor ha sido considerado el mayor de los bienes exteriores. Para las leyes, se trata de un bien jurรญdico difรญcilde asir aun en su parte objetiva, pues se refiere a la reputaciรณn social y a la conciencia del valor y prestigio propios en un contexto รฉtico intrรญnsecamente cambiante.
La ofensa al honor fue considerada como un delito en el Distrito Federal hasta mayo de 2006, fecha en que se derogaron la difamaciรณn y calumnia. En abril de 2007, las mismas ofensas, ademรกs de las injurias, dejaron de ser delito federal. Mรฉxico se convirtiรณ en el segundo paรญs en Latinoamรฉrica en eliminar esos delitos. Del รกrea penal, la ofensa al honor se convirtiรณ en una falta civil en pos de la libertad de expresiรณn, la libertad de prensa y el derecho a la informaciรณn.
No obstante, la libertad de expresiรณn estarรญa sujeta a otro tipo de controles. Surgiรณ entonces, en el Distrito Federal, la Ley de responsabilidad civil para la protecciรณn del derecho a la vida privada, el honor y la propia imagen, donde se prevรฉn sanciones derivados del abuso a esos derechos.
En esta ley el honor quedรณ definido como “proyecciones psรญquicas del sentimiento de estimaciรณn que la persona tiene de sรญ misma, respecto de lo que la colectividad en que actรบa”. Su mancilla puede ser ocasionada por este trabalenguas legal: expresiones irrelevantes, insultantes, insinuaciones insidiosas, innecesarias. Dicho de otra manera, vejaciones no requeridas para la labor informativa que sobrepasen el lรญmite de lo “tolerable”. Algo que sรญ se le puede conceder a esta norma, es que conoce el ring de la crรญtica, asรญ que “en ningรบn caso”considera ofensas al honor “los juicios desfavorables de la crรญtica literaria, artรญstica, histรณrica, cientรญfica o profesional”. Claro que esto tiene otras implicaciones: si solo los crรญticos estรกn a salvo, ¿quiรฉn puede considerarse crรญtico?Pero eso es otra historia.
Paradรณjicamente, la ley trata de dejar en claro que existe una frontera difusa que separa la libre expresiรณn del insulto. El insulto supone una ofensa que puede ir desde una mentada de madre, hasta al humor mรกs corrosivo. La cuestiรณn es que quien lo recibe se considere denostado. Jurรญdicamente, no basta con que la expresiรณn sea hiriente, sino que debe ser vejatoria. ¿Dรณnde estรก la diferencia?
En este punto, cabe recordar que una de las razones por las que las ofensas contra el honor se dejaron de considerarse delitos fue por el uso polรญtico que se le podรญa dar a los tipos penales. Resultaba absurdo que un ciudadano pudiera ser encarcelado por gritarle a un candidato “ratero” y “corrupto”, si el susodicho se consideraba inmaculado o no se tenรญan pruebas en contra suya. Con relaciรณn a la honra de los servidores pรบblicos, no solo el insulto sino la informaciรณn falsa estรกn prohibida, asรญ que si alguien difunde despreocupadamente informaciรณn falsa con el รบnico propรณsito de daรฑar, incurre en una falta civil de villanesca denominaciรณn: “malicia efectiva”.*
Otra dificultad de la defensa del honor reside en el uso anรณnimo de las redes sociales. Una persona atacada se encontrarรญa en estado de indefensiรณn porque, ¿contra quiรฉn dirigirรญa su demanda?, ¿quiรฉn le repararรญa el daรฑo? Cuando mucho, la red social de que se trate podrรญa cancelar o suspender las cuentas de los atacantes sin nombre.
Tal vez lo mรกs interesante de todo esto sea la posibilidad de poner en la mesa la cercanรญa entre el honor y el derecho a la informaciรณn; despuรฉs de todo, el primero funciona como un cerco al segundo. Precisamente en evitar que ese cerco adquiera un matiz polรญtico, yace la bondad de la eliminaciรณn de los delitos contra el honor.
Naciรณ el mismo aรฑo que se estrenรณ Blade Runner. Abogada, especialista en tecnologรญa y protecciรณn de datos.