A mediados de marzo surgieron rumores de que el gobierno de Donald Trump habรญa intentado asegurarse el acceso exclusivo a una posible vacuna para la covid-19, ofreciendo โcuantiosas sumasโ a la compaรฑรญa alemana CureVac si garantizaba que todo su abasto de esa futura vacuna irรญa a Estados Unidos. Muchos se indignaron ante la posibilidad de que Estados Unidos llegara a acaparar una vacuna de una manera tan egoรญsta. Pero hay una razรณn mรกs para considerarla una idea desatinada: una respuesta nacionalista basada en la nociรณn de โAmerica firstโ ante una infecciรณn global que ignora las fronteras en realidad no funcionarรญa. En efecto, la historia de la primera vacuna del mundo โcontra la viruelaโ ofrece el ejemplo en sentido contrario de un esfuerzo colaborativo a lo largo y ancho del planeta para erradicar una enfermedad.
En 1796, Edward Jenner efectuรณ el famoso procedimiento de extraer linfa de la pรบstula que la viruela bovina le habรญa producido a una mujer que ordeรฑaba vacas, para despuรฉs inyectรกrsela a James Phipps, el hijo de ocho aรฑos de su jardinero. La viruela bovina era un padecimiento comparativamente inofensivo que los granjeros contraรญan en su trabajo, pero se relacionaba con la viruela, que cada aรฑo mataba a miles de personas. Unos dรญas despuรฉs, Jenner procediรณ a infectar de manera deliberada a James con la mortal viruela. Por fortuna para el niรฑo, la corazonada de Jenner demostrรณ ser correcta: las personas que tenido la viruela bovina quedaban inmunizadas contra la viruela. Al valiente chico deben haberle dado algunas palmadas en la cabeza, mientras que Jenner recibiรณ fama y premios.
Jenner mismo sugiriรณ que โla aniquilaciรณn deโฆ la plaga mรกs temida para la especie humanaโ serรญa el resultado final de su invento. Pero para que eso sucediera era necesario que la vacuna llegara a todos los rincones del mundo, incluido el continente americano. La viruela llegรณ al Nuevo Mundo poco despuรฉs que Cristรณbal Colรณn, y fue una de las enfermedades del Viejo Mundo responsables de la desapariciรณn de una vasta mayorรญa de la poblaciรณn de Amรฉrica del Norte y del Sur en el siglo posterior a sus travesรญas. Sin embargo, los esfuerzos de enviar el material de vacunaciรณn al otro lado del Atlรกntico en contenedores de cristal resultaron fallidos, ya que la temperatura y el tiempo mataban al virus de la viruela bovina. En 1803, a tan solo siete aรฑos del experimento de Jenner, el rey Carlos IV de Espaรฑa auspiciรณ โla Real Expediciรณn Filantrรณpica de la Vacunaโ para garantizar que el tratamiento fuera administrado en todo su imperio. Puso a cargo de la misiรณn a uno de sus mรฉdicos, Francisco Javier de Balmis.
Balmis zarpรณ de Espaรฑa a bordo de la corbeta Marรญa Pita el 30 de noviembre de 1803, con asistentes, enfermeras y tripulaciรณn, asรญ como 20 niรฑos no inoculados del orfelinato de La Coruรฑa, quienes serรญan inoculados con la viruela bovina durante la travesรญa. Se trataba de niรฑos de entre tres y nueve aรฑos, porque era mรกs probable que no se hubieran expuesto con anterioridad a la viruela, lo que hubiera impedido que fueran portadores efectivos de la vacuna. Los niรฑos fueron aislados cuidadosamente hasta que llegaba su turno de recibir la aplicaciรณn de pus, dos por turno, a lo largo del trayecto por el Atlรกntico. Vicente Ferrer, de 7 aรฑos, y Pascual Aniceto, de 3, fueron los primeros niรฑos vacunados. Junto con los huรฉrfanos, Balmis trajo 2 mil copias de un tratado sobre la vacunaciรณn. En estas se ofrecรญa orientaciรณn para las Juntas de Vacunaciรณn que la expediciรณn crearรญa con la finalidad de garantizar una reserva continua de vacunas y distribuidores locales.
La expediciรณn se detuvo en las Islas Canarias y Puerto Rico para luego continuar hacia Venezuela.* En cada parada, mรกs niรฑos fueron reclutados. La bitรกcora anota que en Lanzarote โse enviaron cinco niรฑos de la clase pobre con el fin de que regresaran vacunadosโ. La nueva Junta de Vacunaciรณn de Caracas llegรณ a inmunizar a 100 mil personas, empezando con Luis Blanco, un pequeรฑo de 2 aรฑos. Posteriormente, Salvany, subordinado de Balmis, se dirigiรณ al sur, en tanto que Balmis viajรณ a Mรฉxico, en donde no pudo convencer al virrey de introducir la vacunaciรณn obligatoria, aunque logrรณ inocular a 100 mil personas mรกs. El director continuรณ su avance hacia la costa del Pacรญfico en donde, con la ayuda de 26 niรฑos mexicanos, la cadena viviente de portadores de viruela bovina llegรณ a las Filipinas, al Macao portuguรฉs y Cantรณn, China, en donde trabajรณ con la Compaรฑรญa Britรกnica de las Indias Orientales para establecer un centro de vacunaciรณn antes de regresar a Madrid, tres aรฑos despuรฉs de su partida.
Mientras tanto, Salvany, el subdirector, viajรณ a Quito, pasando por Cartagena, para seguir a Lima y luego a Bolivia. Aunque nunca habรญa gozado de buena salud, la expediciรณn terminรณ por destruirlo. Para cuando estaba cruzando los andes peruanos habรญa perdido un ojo, se habรญa fracturado una muรฑeca y sufrรญa de dolores de pecho y fiebre, tal vez ocasionados por la tuberculosis. Muriรณ en Cochabamba, Bolivia, el 21 de julio de 1810, siete aรฑos despuรฉs de haber salido de Espaรฑa.
Unos cuantos dรญas antes de su muerte, Salvany escribiรณ: โLa falta de caminos, los precipicios, los grandes rรญos y lugares desรฉrticos que nos hemos encontrado no nos han detenido ni siquiera un instante, mucho menos las aguas, nevadas, hambre y sed que hemos sufridoโฆ Ese cruel contagioโฆ nos ha servido de estรญmulo para encontrar un brillante propรณsito en las nobles tareas humanitariasโ. Sin duda alguna ese poรฉtico autoelogio era bien merecido: alrededor de 1.5 millones de personas fueron vacunadas en la campaรฑa Balmis-Salvany.
La expediciรณn no fue un completo triunfo prรกctico ni moral. Muchas juntas locales de vacunaciรณn se desintegraron, y el proyecto de una junta de vacunaciรณn para la Nueva Espaรฑa fracasรณ antes de siquiera comenzar. Los niรฑos que habรญan llevado la viruela bovina al otro lado del Atlรกntico fueron abandonados en un hospicio de la Ciudad de Mรฉxico. Tambiรฉn en este caso la monarquรญa espaรฑola tenรญa intereses propios en la difusiรณn de la vacuna: la alta mortalidad reducรญa la fuerza laboral disponible para extraer metales preciosos de las minas. Sin embargo, pese a todo, Jenner sin duda estaba en lo correcto al calificarla como โuna empresa gloriosaโ. La Expediciรณn Filantrรณpica probablemente salvรณ miles de vidas y marcรณ el inicio de los esfuerzos globales para enfrentar a uno de los mรกs grandes asesinos de la historia.
Ciento sesenta aรฑos despuรฉs del fallecimiento de Salvany y 174 despuรฉs de que Jenner demostrรณ el funcionamiento de su vacuna, la propagaciรณn de la viruela se detuvo en todo el mundo. En 1966, en la 19a Asamblea Mundial de Salud se exigiรณ la intensificaciรณn de los esfuerzos para erradicar la viruela. La URSS donรณ mรกs de 140 millones de dosis de la vacuna como contribuciรณn anual a dicho esfuerzo, mientras que Estados Unidos proporcionรณ mรกs vacunas, junto con orientaciรณn y equipo. En 1980 se declarรณ la erradicaciรณn de la enfermedad en el mundo. El programa de erradicaciรณn del que formaron parte Jenner, James โel hijo de su jardineroโ, Balmis y Salvany ha salvado alrededor de 40 millones de vidas en todo el mundo desde la dรฉcada de 1970.
Quienes formulan las polรญticas en Washington tal vez quieran interesarse en esta historia cuando diseรฑen la respuesta a largo plazo para la covid-19. En el caso de las pandemias, el secreto es pensar y actuar con perspectiva global. Balmis proveyรณ de vacunas lo mismo a las colonias espaรฑolas y portuguesas que a China. Durante las guerras de independencia de Amรฉrica del Sur en dรฉcadas posteriores, los contrincantes llegaron a declarar cese al fuego para permitir las vacunaciรณn. El esfuerzo se diseรฑรณ para que fuera sostenible a nivel local: las juntas de vacunaciรณn debรญan garantizar que siempre hubiera disponibilidad de fluido vacuno. Estados Unidos deberรญa estar coordinรกndose con Europa, China y otros paรญses que estรกn haciendo investigaciones para obtener vacunas contra el coronavirus, reuniendo conocimiento y, posteriormente, capacidad de producciรณn. Asimismo, deberรญa sumarse a un esfuerzo global para garantizar que todas las personas obtengan las vacunas con la mayor rapidez posible, y que la capacidad de vacunaciรณn se sostenga en el largo plazo. Tal vez no sea posible erradicar la covid-19 de la misma forma en que erradicamos la viruela, pero, si seguimos el ejemplo de Francisco Javier de Balmis, podemos convertir a un asesino masivo en una amenaza menor.
Este artรญculo es publicado gracias a una colaboraciรณn de Letras Libres con Future Tense, un proyecto de Slate, New America, y Arizona State University.
es senior fellow del Center for Global Development, y autor de los libros The upside of down y Getting better.