Foto: Centers for Disease Control and Prevention (CDC) [Public domain], via Wikimedia Commons

Los hijos de antivacunas, rebeldes con causa

En México no hay debates religiosos ni filosóficos sobre las vacunas porque, de acuerdo con la Ley General de Salud, las vacunas son obligatorias y el programa de vacunación es gratuito en todas las instituciones públicas. Pero esto no quiere decir que estemos “vacunados” contra los antivacunas.
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Hace poco más de dos meses, Ethan Lindenberger, un joven estadounidense de Ohio, escribió en Reddit: “Mis padres son un poco estúpidos y no creen en las vacunas. Ahora que tengo 18 años, ¿a dónde voy a vacunarme? ¿Puedo vacunarme a mi edad?” 

Lindenberger recibió cerca de 1,200 comentarios, muchos de ellos ofreciendo consejos fidedignos sobre dónde acudir por sus vacunas y otros tantos felicitándolo por rebelarse contra sus padres antivacunas (Yo misma me sumé a estas felicitaciones).

Un mes después posteó una actualización: “Finally got my vaccines!”, en donde aprovecha para agradecer a los doctores y amigos que le dieron información y el apoyo moral para lidiar con la “decepción” de su madre por quererse vacunar (y vivir…).

Según el Washington Post, al menos al menos tres adolescentes de diferentes estados dijeron en Reddit que tienen un problema similar: “sus padres se oponen firmemente a la vacunación y ellos temen por su salud si no toman medidas”

La “rebeldía” de Ethan da un nuevo revés a los padres antivacunas. Esos hijos a los que han puesto innecesariamente en riesgo han crecido, tienen voz y ahora reprochan la irresponsabilidad de sus padres. Pero la posición de estos jóvenes sigue siendo en extremo vulnerable, ya que por ser menores de edad no pueden buscar atención médica, incluidas las vacunas, sin la aprobación de sus padres o tutores. Además aunque los 50 estados de E.U. tienen legislación que exige vacunas específicas para los estudiantes, prácticamente todos otorgan exenciones por razones médicas y creencias religiosas contra las inmunizaciones. Más grave aun: 17 estados permiten “exenciones filosóficas” (creencias personales, morales u otras).  

En México no hay debates religiosos ni filosóficos sobre las vacunas porque de acuerdo con la Ley General de Salud las vacunas son obligatorias

((Artículo 144 de la Ley General de Salud: “Las vacunaciones contra la tosferina, la difteria, el tétanos, la tuberculosis, la poliomielitis y el sarampión, así como otras contra enfermedades transmisibles que en el futuro estimare necesarias la Secretaría de Salud, serán obligatorias en los términos que fije esta dependencia”.
))

y el programa de vacunación es gratuito en todas las instituciones públicas –Secretaría de Salud, IMSS, ISSSTE, Sedena, Semar, DIF, Pemex.

Pero esto no quiere decir que estemos “vacunados” contra los antivacunas. Durante mucho tiempo, el Esquema Nacional de Vacunación (que, por lo menos para los menores de 12 años, protege contra 14 enfermedades) fue la envidia de Latinoamérica, pero de unos años para acá ese lustre ha dado paso a una realidad preocupante: de acuerdo con estimaciones de cobertura de vacunación completa de la Encuesta Nacional de Niños, Niñas y Mujeres de 2015, solo “el 34% de los niños/as de 24 a 35 meses tenía todas las vacunas recomendadas para su edad y 6% no había recibido ninguna vacuna”. Más recientemente, Mexicanos Contra la Corrupción señaló que hay un “constante “maquillaje” de cifras que sobreestiman las coberturas de vacunación. La organización dice que “de acuerdo con la información plasmada en documentos oficiales, se indica que la cobertura de vacunación en niños de un año contra sarampión, rubéola y parotiditis es de 100%, y que las coberturas de esquema completo de vacunación en niños menores de un año y en niños de un año son de 90.7 y 96.7%, respectivamente. Estas cifras no tienen un sustento verificable, no son creíbles y, de acuerdo con fuentes independientes, son cuestionables” y considera que alrededor de 1.5 millones de niños pudieran estar en riesgo por no tener el esquema de vacunación completo o por no haber recibido las vacunas de manera oportuna. 

Pero si tras leer este texto todavía albergan alguna duda sobre la importancia de las vacunas, enlisto acá las cinco razones más poderosas para no vacunar a tus hijo, que José A. Pérez Ledo escribió para El Diario:

  1. Le odias.
  2. Tu hijo te resulta más bien indiferente, pero odias a los demás niños.
  3. Quieres acabar con la humanidad.
  4. Eres nihilista.
  5. Te faltan lecturas.

 

 

 

 

 

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Es politóloga, periodista y editora. Todas las opiniones son a título personal.


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