Foto: Kate Williams kmw152 / CC0

Los saldos psicológicos del confinamiento

La salud mental, un tema largamente desatendido en México, cobra una nueva relevancia ante el prolongado encierro.
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Andrea Gómez –su nombre ha sido cambiado a petición suya– tiene 33 años, es antropóloga y vive en la Ciudad de México. Dice que desde que está en cuarentena por el covid-19 no puede dormir bien: ha tenido pesadillas y pensamientos negativos recurrentes que la mantienen intranquila, y a veces no puede levantarse de la cama.

“Tengo días buenos y días malos. Todas las cosas que deberían motivarme están ahí, frente a mí, pero a veces me siento mal y no tengo motivación para acercarme a ellas. A veces empiezo con toda la energía y acabo el día sin pendientes; otras, me tiro a ver tele hasta que anochece”, dice. Andrea ha intentado sobrellevar esta situación de la mejor forma posible, pero a veces la invade la angustia por saber qué le está pasando. Hay millones de historias como la suya en todo el mundo.

En México, la emergencia sanitaria provocada por la pandemia mantendrá a la población en sus casas al menos hasta el próximo 31 de mayo. Para personas como Andrea, a más de un mes de que se levante la medida, el paso del tiempo se ha vuelto un desafío.

Le pedimos a cuatro expertos que nos explicaran cuáles podrían ser las consecuencias psicológicas del confinamiento prolongado, así como algunas alternativas para superarlas.

 

El privilegio de cuidarse correctamente

De acuerdo con el doctor Francisco R. de la Peña Olvera, jefe de la Unidad de Fomento a la Investigación del Instituto Nacional de Psiquiatría, el confinamiento puede desencadenar síntomas variados que abarcan cansancio, ansiedad, ideas catastróficas, culpa, búsqueda de control, insomnio o hipersomnia, aumento o disminución del apetito, tristeza o irritabilidad recurrentes, falta de capacidad para sentir placer o miedo. Algunas personas suelen dudar incluso de la existencia misma de la pandemia y, de acuerdo con De la Peña, “existe un grave peligro ante ello, pues anula cualquier tipo de estrategia de mitigación y control.”

De la Peña dice que todos somos potencialmente vulnerables de padecer psicológicamente el encierro y que no se puede hablar de una respuesta general ante ello. Sin embargo, dice, “aquellas personas con mal manejo del estrés o con cuadros de ansiedad y depresión previos en su vida tienen mayor susceptibilidad. También grupos vulnerables a la enfermedad, como personas de la tercera edad o que padezcan diabetes, hipertensión, obesidad o algún tipo de deficiencia inmunológica. Los niños y adolescentes son una población particularmente vulnerable, ya que pueden malinterpretar o sobreinterpretar los riesgos”, asegura.

Karen Valdez es psicóloga y forma parte de una red llamada Acorazar, que brinda terapia con enfoque feminista. Ella parte del hecho de que somos seres biopsicosociales y que, para tener pleno funcionamiento de nuestras capacidades, debemos contar con estabilidad física, mental y social. El confinamiento afecta en todos estos aspectos.

Pero, dice Valdez, no se pueden enlistar repercusiones específicas por el resguardo en casa, porque no todos tendrán la opción de llevar a cabo dicha medida. “Las afectaciones serán diferentes para personas que cuentan con la posibilidad de hacer home office, con goce de sueldo, agua caliente en la regadera y un refri lleno de comida que para quienes subsisten del trabajo informal y viven al día”.

 

Salvavidas digitales y caminos a medias

A los pocos minutos de que Jesús Corona publicara el tuit anterior, ya tenía al menos una decena de solicitudes de apoyo psicológico. El hombre, quien tiene un doctorado en psicolinguística aplicada y un posdoctorado en psicología clínica y social, asegura que ha dormido poco por atender varias decenas de consultas vía telefónica.  

“Considero que el gobierno debería enfocarse en la salud mental del país, y en hacerle verdadera difusión a este tipo de ayudas psicológicas, para que todos pudieran acceder a ellas”, dice.

Algo que le ha llamado la atención de los casos que ha asistido luego del tuit es que cerca del 70% de ellos han sido de jóvenes de entre 17 y 18 años. Él lo atribuye a que, en condiciones como las de ahora, las personas confinadas en una casa experimentan un estado permanente de alarma, que puede escalar de forma grave debido al acceso ilimitado a dispositivos electrónicos y medios de comunicación. “A eso debemos añadir que, en general, no sabemos qué hacer con nuestro tiempo libre, ni convivir con gente cercana o con nosotros mismos”, advierte Corona. “Y ahí está el verdadero asunto grave”.

A su vez, el doctor De la Peña considera que el problema se complica porque en México el presupuesto asignado a la salud mental y adicciones aún es insuficiente. Asegura que “faltan muchos profesionales dedicados a la salud mental, especialmente para niños y adolescentes, y los existentes están muy por debajo de la recomendación de la OMS. La atención de la salud mental no cubre a todos quienes la necesitan y la investigación en el área está circunscrita a muy pocos lugares en el país.” Considera que, aunque se han hechos esfuerzos para lograr un mayor reconocimiento y atención de la salud mental, “el camino por recorrer es aún largo”.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud Federal, 15 millones de personas padecen algún trastorno de salud mental en el país; la mayoría son adultos jóvenes en edad productiva. Los diagnósticos más comunes son depresión, trastornos de ansiedad, trastorno por déficit de atención, autismo y trastornos de la conducta alimentaria.

Desde que se publicara la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica (ENEP) de 2003, la depresión ya figuraba como la primera causa de atención psiquiátrica en el país, con mayor prevalencia en mujeres que en hombres; en ambos sexos, el padecimiento se hace más frecuente con la edad.

Otro estimado es el de la Asociación Psiquiátrica Mexicana, que calcula que el 30% de la población en el país padece algún trastorno mental y que solo uno de cada cinco de ellos recibe un tratamiento adecuado. La Organización Mundial de la Salud, por su parte, calculó en un informe sobre la salud mental en México que del total del presupuesto asignado a la salud, solamente el 2% es orientado a la salud mental; de este monto, se destina el 80% a la operación de los hospitales psiquiátricos. El informe destacaba ya la importancia de fortalecer los programas de promoción y prevención en salud mental.

 

¿Cómo encarar al encierro?

La doctora Norma Rasso, presidenta de la Asociación Científica de Profesionales para el Estudio Integral del Niño, sostiene que una de las mejores formas para hacer frente a las consecuencias psicológicas del aislamiento en casa es reunirse en familia, dialogar y ser realistas con lo que está pasando. “Hay que intentar calmar a todos y explicarles que el encierro es necesario para no contagiarse de una enfermedad que puede tener consecuencias graves, pero evitables. No hay que pasar por alto que la forma en que actúen los padres, en el caso de una familia que vive en un mismo espacio, determinará cómo los demás integrantes asuman y experimenten la contingencia”.

El 18 de marzo, la Secretaría de Salud dio a conocer una serie de “Estrategias de afrontamiento ante la Jornada de Sana Distancia”, entre las que destaca “diseñar y mantener una rutina que nos ayude a tener cierta sensación de normalidad y control, mantener horarios de comida y sueño regulares, no pasar mucho tiempo frente a la TV, buscar actividades manuales que distraigan y mantener los cuidados de una vida saludable”.

Al respecto, la doctora Valdez recomienda tener en cuenta que, estando o no en encierro, hay líneas de atención psicológica gratuita a las que se puede recurrir las 24 horas, los siete días de la semana (ver al final del texto).  

En países de Europa como España e Italia, adonde el Covid-19 llegó antes que a México, las recomendaciones en materia de salud mental han sido similares: piden mantener la calma, convencerse de que todo pasará y recurrir a líneas telefónicas de ayuda gratuita.

En Estados Unidos, las autoridades de salud también hacen hincapié en tener contacto virtual con seres queridos, así como buscar ayuda en una línea de socorro en caso de cualquier crisis emocional.

Los tres especialistas coinciden en que la pandemia tendrá saldos muy desafortunados y dolorosos, pero también abrirá la puerta a reflexiones benéficas sobre la forma en que nos encontramos con nosotros mismos en soledad, y permitirá subrayar la necesidad de exigir políticas públicas de salud mental eficaces y extensivas a todos los mexicanos. Lo demás, asegura Jesús Corona, “podemos enfrentarlo si guardamos la calma, somos sensatos y aceptamos recibir ayuda de otros”.

Después de pedir ayuda por medio de una línea remota de ayuda psicológica, Andrea Gómez, la antropóloga, dice que puede dormir un poco mejor. “Todo me ha servido para pensar que la situación es preocupante de por sí, pero que lo que tenemos que hacer es aprovechar para sentir y para pensar. No pasa nada si después de toda la cuarentena no hice ejercicio, no comí sano o no leí un libro nuevo. Ya de por sí tenemos muchas presiones en la vida normal. Toca concentrarnos en sobrellevar sanamente nuestras cargas emocionales, para salir adelante más pronto”, dice.

 

Líneas de atención psicológica gratuitas en México:

Locatel: 55-5658-1111.

SAPTEL: 555 259 8121 y al 800 472 7835.

Call Center de la UNAM: 555 025 0855.

Apoyo e Intervención en Crisis: 01 800 227 4747

Línea de Asistencia UAM: 55 5804 6444.

Simitel: 800 911 66 66.

Teléfono de la Esperanza: 717 003 717.

Botiquín Psicológico: 844 869 2720.

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