Foto: Guillermo Diaz Source: SOPA Images via ZUMA Wire

No dejes que la pandemia te haga odiar a los microbios

La pandemia ha alimentado la idea de que cualquier microbio es perjudicial para la salud y lo รณptimo es la limpieza constante. Pero la ciencia muestra cuรกnto dependemos de algunos microorganismos.
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Hace unos 10 aรฑos parecรญa que nadie podรญa dejar de hablar del microbioma humano. Despuรฉs de que, en 2003, el Human Genome Project terminรณ de mapear y secuenciar por completo todo el ADN humano, los National Institutes of Health (NIH) en Estados Unidos comenzaron a poner atenciรณn a los genes no humanos que habitan en nosotros, esos billones โ€“ยกmillones de millones!โ€“ de bacterias, virus, hongos, y demรกs microorganismos que viven sobre y dentro de nuestros cuerpos. Entre 2007 y 2016, los NIH otorgaron 170 millones de dรณlares al Human Microbiome Project para investigar nuestra relaciรณn con nuestra microbiota.

Este y otros proyectos de investigaciรณn demostraron que nuestra dependencia de la microbiota no puede exagerarse. Varios estudios pioneros mostraron que el microbioma es indispensable para regular tanto nuestro sistema inmunolรณgico como los รณrganos internos. Aunque tan solo comprende entre 900 gramos y 2.72 kilogramos del cuerpo humano promedio, la microbiota representa aproximadamente la mitad del nรบmero total de cรฉlulas. Esta microbiota, denominada colectivamente como el “รณrgano virtual”, expresa entre 2 y 20 millones de genes, superando en mรกs de 100 veces el nรบmero de genes humanos. Estos organismos digieren nuestra comida; mantienen el pH de microambientes como la saliva, la bilis, el รกcido gรกstrico y los conductos lagrimales; y eliminan las cรฉlulas muertas para que las vivas puedan ocupar su lugar. Colonizan nuestra piel, cabello y axilas, y cubren hasta el รบltimo rincรณn de nuestro cuerpo por dentro y por fuera. La presencia de una gran variedad de microbiota es imperativa para mantener casi todos los procesos fisiolรณgicos y para impedir el crecimiento de los patรณgenos que nos enferman.

Sin embargo, no solo el microbioma es importante: tambiรฉn hay patรณgenos que podrรญan parecer daรฑinos pero en realidad juegan un papel crucial para nuestra salud. De hecho, muchos biรณlogos evolutivos creen que la fuerza motora mรกs importante para la evoluciรณn se encuentra en nuestros esfuerzos por vencer a los patรณgenos, los cuales estรกn evolucionando constantemente. De acuerdo con esta hipรณtesis (llamada la hipรณtesis de la Reina Roja), sin esta competencia seguramente seguirรญamos siendo organismos de ocho cรฉlulas nadando en un estanque.

A medida que proliferaban las investigaciones sobre la importancia del microbioma y de la exposiciรณn a microbios externos, los periodistas y el pรบblico parecรญan prestarle mรกs atenciรณn a este mensaje. En 2013, Michael Pollan, escritor del New York Times, exaltaba las glorias de llevar una vida que ayudara a mantener nuestra diversidad microbiana. En 2015, un artรญculo de Bloomberg calificรณ como inรบtil y errรณneo intentar vivir evitando las bacterias. En 2016, el popular libro Let them eat dirt fue elogiado nada menos que por el gurรบ de padres y exitoso autor William Sears, quien lo considerรณ “Una lectura obligatoria para padres, maestros y cualquier profesional de atenciรณn mรฉdica para niรฑos”.

Para 2019, crecรญa entre el pรบblico la aceptaciรณn de que el contacto con microbios, incluso con aquellos que son infecciosos, era algo inevitable y en su mayor parte beneficioso.

Y luego llegรณ la covid-19.

Hoy, todo el progreso que se habรญa logrado ha sido tirado por la borda gracias a los protocolos de limpieza y las fantasรญas de vivir en un ambiente estรฉril. En nuestra mente, hemos confundido la suciedad, la mugre e incluso los gรฉrmenes, entendidos en su sentido tradicional โ€“es decir, como microbios que se propagan de un ser humano a otroโ€“, con patรณgenos letales que debemos evitar a toda costa. Esto resulta en que algunas personas sacan a pasear a sus perros usando un cubrebocas N95 sin que haya nadie mรกs afuera, se aplican gel antibacterial en las manos con frecuencia y en cantidades generosas, y hablan de que nunca quieren โ€œvolver a tener un resfriado”. La autoridad de trรกnsito de la ciudad de Nueva York tiene una pรกgina web entera dedicada a sus protocolos de limpieza, entre los cuales se encuentra la aplicaciรณn de โ€œbiostats antimicrobianosโ€ despuรฉs de realizar un protocolo de desinfecciรณn completo. A los niรฑos se les impide asistir a la escuela porque tienen un goteo nasal, cuando es justamente la exposiciรณn a otros niรฑos con narices que moquean lo que les permite desarrollar un sistema inmunolรณgico robusto cuando llegan a la edad adulta.

Una exposiciรณn regular a microbios y alรฉrgenos a una edad temprana ayuda a refinar el sistema inmunolรณgico y lo entrena para discriminar entre invasores propios y ajenos, un concepto conocido como la hipรณtesis de la higiene. Los estudios muestran que los niรฑos pequeรฑos que viven en granjas o con mascotas desarrollan alergias y asma con menos frecuencia que aquellos que no estรกn expuestos a los animales y a sus entornos. Del mismo modo, los niรฑos que se chupan el dedo y se muerden las uรฑas, hรกbitos que dejan entrar una gran variedad de microbios en la cavidad oral y, por lo tanto, en el resto del cuerpo, tambiรฉn tienen una mayor protecciรณn contra las enfermedades alรฉrgicas en comparaciรณn con los que no lo hacen.

Los microbios no solo son buenos para entrenar el sistema inmunolรณgico, sino que tambiรฉn son fundamentales para nuestra salud y bienestar general. Los adultos que viven en granjas, asรญ como los que interactรบan socialmente de manera frecuente y tienen relaciones cercanas, tienen microbiota intestinal mรกs diversa. La falta de diversidad microbiana intestinal se asocia con una amplia gama de problemas de salud, como la obesidad, la ansiedad y la depresiรณn. (Es por eso que a veces se hace referencia al intestino como โ€œel segundo cerebroโ€.) La microbiota intestinal interviene tanto en la digestiรณn como en la inmunidad al competir contra los patรณgenos por nutrientes y espacio, y al estimular respuestas innatas del sistema inmunolรณgico. La microbiota intestinal tambiรฉn juega un papel importante en el mantenimiento y la regulaciรณn de la microbiota en otros รณrganos, como los pulmones y el corazรณn, y un desequilibrio puede empeorar las enfermedades respiratorias, incluido la covid-19. El microbiota de la piel, que a menudo es la primera lรญnea de defensa contra una infecciรณn, puede estimular la expresiรณn de firmas genรฉticas en las cรฉlulas T que protegen contra la infecciรณn y aceleran la cicatrizaciรณn de heridas. Por lo tanto, no sorprende que la falta de diversidad en la microbiota se asocie con enfermedades pulmonares y cardiovasculares, enfermedades autoinmunes como la diabetes y la distrofia muscular, e incluso el cรกncer y los trastornos mentales.

Incluso antes de la pandemia, la diversidad microbiana ya habรญa sido golpeada por dรฉcadas, probablemente debido a los omnipresentes protocolos de limpieza y desinfecciรณn, las dietas ricas en alimentos procesados โ€‹โ€‹y la vida sedentaria en interiores. Pero las medidas para mitigar la covid-19 en los รบltimos dos aรฑos, como los confinamientos, el uso de cubrebocas, el distanciamiento y el uso generalizado de desinfectantes, solo pueden haber agravado el problema. Irรณnicamente, permanecer en casa, donde estamos expuestos a menos microbios y menos personas, que ha contribuido a un mayor consumo de alcohol y aumento de peso, probablemente contribuye a la inmunidad deficiente que merma nuestra capacidad para combatir el SARS-CoV-2.

Es posible que ya estemos viendo los efectos de estas polรญticas de aislamiento en nuestra inmunidad. Una posible explicaciรณn para la reciente oleada de hepatitis severa en niรฑos pequeรฑos es que, despuรฉs de dos aรฑos de mantenerse alejados de otros humanos, el sistema inmunolรณgico de los niรฑos sea menos capaz de combatir patรณgenos que antes eran leves, como los adenovirus. Hasta ahora no hay evidencia de que el SARS-CoV-2 estรฉ causando la hepatitis directamente. Existe un fenรณmeno relacionado que se conoce como la deuda de inmunidad, en el cual la falta de convivencia fรญsica con otras personas causa que, al finalizar el aislamiento, la persona experimente una alta carga de enfermedades infecciosas. Este fenรณmeno probablemente haya contribuido a brotes de VSR en bebรฉs y niรฑos pequeรฑos el verano y otoรฑo pasados.

Afortunadamente, muchas de las medidas que al principio se usaron equรญvocamente para mitigar la propagaciรณn de la covid-19, como limpiar los alimentos, llenar con arena los parques de patinetas y envolver los columpios de los niรฑos con plรกstico, se han ido eliminando. Pero aรบn quedan demasiadas. Hoy en dรญa todavรญa hay contenedores de plumas “limpias” en bancos y consultorios mรฉdicos, menรบs con cรณdigos QR en restaurantes y barreras de plexiglรกs en algunas escuelas, supermercados y consultorios mรฉdicos. Los niรฑos siguen limpiando sus escritorios con cloro, Lysol y otros productos tรณxicos, y siguen yendo a la escuela con desinfectantes para manos en sus mochilas. Incluso el CDC ha mantenido un protocolo detallado para la limpieza profunda en su sitio web, a pesar del consenso ahora bien establecido de que el riesgo de transmisiรณn por medio de una superficie del SARS-CoV-2 es infinitamente pequeรฑo. Todavรญa existe un fuerte estigma en torno a salir a la calle con una tos o un resfriado leve, y se siguen publicando artรญculos que dicen que debemos repensar el apretรณn de manos como una norma cultural. Incluso estornudar se considera como una transgresiรณn social, aun en medio de la temporada de alergias.

Es probable que medidas como la separaciรณn de plumas hayan persistido porque se consideran inofensivas. ยฟA quiรฉn realmente se estรก lastimando con un recipiente con plumas “limpias”? Y aunque individualmente estos protocolos pueden ser insignificantes, la combinaciรณn de todos, y su aparentemente interminable inserciรณn en la vida diaria, en realidad puede estar haciendo daรฑo, al contribuir a un ambiente que es “hiper limpio”, fomentando la idea de que entrar en contacto con cualquier microbio es perjudicial para la salud.

Despuรฉs de dos aรฑos de restricciones por la covid-19 que nos mantuvieron alejados del resto de la sociedad, junto con el constante recordatorio de que la propagaciรณn de gรฉrmenes puede ser mortal, es comprensible que muchas personas encuentren atractiva la fantasรญa de un mundo estรฉril. Sin embargo, a medida que salgamos de la fase pandรฉmica, debemos recuperar una parte de nuestra ecuanimidad hacia el mundo microbiano, y volver a apreciar cuรกn integrales son estos organismos para nuestra supervivencia. Las vacunas, no las toallitas Lysol, son nuestra mejor defensa contra los daรฑos del SARS-CoV-2. Y los microbios no son el enemigo. Son parte integral de lo que somos: el 8% de nuestro ADN son en realidad remanentes virales, y se cree que otro 40% tiene orรญgenes virales, incluidos los genes que dan origen a la placenta, el รณrgano que nos define como mamรญferos y que nos mantiene a todos vivos durante nueve meses en el รบtero.

Harรญamos bien en recordar que la naturaleza detesta el vacรญo: cuando se eliminan los microbios con los que hemos convivido durante cientos de miles de aรฑos, otros peores pueden ocupar su lugar. Necesitamos permitirnos intercambiar microbios con otras personas y con nuestro entorno nuevamente. Asรญ fue como salimos del pantano y nos convertimos en humanos.



Este artรญculo es publicado gracias a una colaboraciรณn de Letras Libres con Future Tense, un proyecto deย Slate,ย New America, yย Arizona State University.

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es profesora de salud pรบblica en Portland, Oregon, y veterinaria.

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es una experta en enfermedades infecciosas. Su trabajo se ha centrado en la influenza y el SARS-CoV-2.


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