Un asunto muy importante de la comunicaciรณn a travรฉs de las lenguas humanas es que lo que transmitimos a los demรกs no se reduce al significado de las palabras que pronunciamos. En concreto, hoy quiero contaros que cuando usamos una expresiรณn nominal, en circunstancias normales nos estamos comprometiendo con la existencia del objeto o sujeto nombrado (en un mundo real o imaginado) y que eso explica algunas cosas que hacemos.
Comencemos con un ejemplo sencillo: si os digo que Ana ha llegado tarde por una discusiรณn con su marido, entre otras muchas cosas os estoy transmitiendo (sin decirlo) que โsu marido existeโ, es decir, que โAna estรก casadaโ. Esta informaciรณn aparece simplemente por usar la expresiรณn su marido y se mantiene incluso cuando la oraciรณn es negativa. Si digo que Ana no ha llegado tarde por discutir con su marido, su estado civil sigue siendo el mismo. A esta presunciรณn de existencia le denominamos generalizaciรณn existencial y estรก detrรกs del efecto humorรญstico de ejemplos como los siguientes:
Teniendo esto en cuenta, una puede entender mucho mejor los intentos desesperados de los periodistas por no comprometerse con determinada realidad antes de que un juez haya dictado sentencia. Asรญ, estamos cansados de escuchar expresiones como el presunto asesino, los presuntos abusos o los supuestos malos tratos. Efectivamente, de no usar estos adjetivos, el periodista estarรญa asegurando que se ha cometido una violaciรณn de la ley y podrรญa ser merecedor de una querella. De ahรญ que se tenga especial cuidado con la expresiรณn de sintagmas que tengan que ver con la comisiรณn de delitos. Uno no esperarรญa leer expresiones del tipo presunta mesa o supuesta ventana, porque comprometernos con este tipo de objetos no suele tener consecuencias penales. No obstante, en el caso de que las tuviera, los adjetivos aparecerรญan como por ensalmo. Los menos jรณvenes se acordarรกn conmigo de un tiempo en el que una palabra tan aparentemente inocua como papeles necesitaba de las mismas precauciones, como se ve en el siguiente titular del ABC del 7 de marzo de 2013. Hasta que no se demostrรณ la existencia de los famosos papeles de Bรกrcenas, los periodistas no se atrevieron a usar directamente la expresiรณn nominal.
El temor a tener problemas con la justicia ha hecho que los supuestos y los presuntos se multipliquen en la comunicaciรณn mediรกtica y no pocos ciudadanos nos sentimos un poco cansados de esta estrategia. Pero ยฟacaso es la รบnica manera que tiene un hablante de evitar que se produzca la temida generalizaciรณn existencial? La verdad es que no. El asunto se puede resolver, simplemente, comenzando la frase con un verbo del tipo de creer, pensar u opinar. De este modo lo que venga despuรฉs ya no es seguro que exista. De hecho, se puede aรฑadir de forma explรญcita que no existe.
Otra forma de evitar problemas es colocar una oraciรณn de relativo con un verbo en subjuntivo. Esto es lo que hacemos cuando damos una descripciรณn, por ejemplo, de lo que buscamos en un candidato o candidata a un puesto determinado, sin saber siquiera si encontraremos a alguien que se adecรบe al perfil (se busca una dependienta que tenga experiencia). Por el contrario, si el verbo aparece en indicativo, la presunciรณn de existencia persiste y el anuncio se convierte en otra cosa. Asรญ, una oraciรณn como se busca una dependienta que tiene experiencia presupone que la conocemos y ha desaparecido.
Como vemos, hay mecanismos para intentar evitar la generalizaciรณn existencial, pero en circunstancias normales, nombrar un objeto o un sujeto transmite reconocer su existencia. Y este, y no otro, es el sentido que puede tener hablar en femenino cuando nos referimos a mujeres. Aconsejar que en nuestro discurso aparezcan las diputadas, las jueces o las juezas, las presidentas, y las jefas no significa necesariamente considerar machista el uso del masculino genรฉrico. Significa, mรกs bien, que es importante recordar que las mujeres estamos ahรญ, realizando todas estas funciones que antes no ejercรญamos. Yo hablo en femenino cuando hablo de mujeres para que no nos olvidemos de que dichas mujeres existen.
Mamen Horno (Madrid, 1973) es profesora de lingรผรญstica en la Universidad de Zaragoza y miembro del grupo de investigaciรณn de referencia de la DGA
Psylex. En 2024 ha publicado el ensayo "Un cerebro lleno de palabras. Descubre cรณmo influye tu diccionario mental en lo que piensas y sientes" (Plataforma Editorial).