Si hay una cosa que me inquieta del ser humano es nuestra capacidad de banalizar los milagros que nos rodean cada dรญa. Una planta naciendo entre el asfalto, la posibilidad de engendrar un hijo, una amistad que te acompaรฑa durante toda la vida. Si uno lo piensa despacio, son esas cosas las que dan sentido a la vida y, sin embargo, de tan habituales, no somos capaces de pararnos y maravillarnos por ellas. Hasta que se pierden, claro. Ahรญ es cuando su silenciosa presencia de antes se convierte en una ausencia que se escucha a gritos.
Esto es, precisamente, lo que ocurre con el lenguaje. Que seamos capaces de expresar con palabras nuestros pensamientos es uno de los milagros mรกs fabulosos con los que contamos, fruto de una รญntima imbricaciรณn de biologรญa y cultura. Y, como todo milagro, pasa desapercibido. Hasta que se pierde y, sin รฉl, la nada amenaza con habitar por completo nuestro cerebro. Una nada absoluta que no solo nos roba las relaciones sociales, sino incluso nuestro pensamiento y nuestra autonomรญa.
Porque hay determinadas enfermedades o accidentes que afectan a las neuronas que procesan el lenguaje. Tras la despedida de Bruce Willis y la avalancha de noticias que han seguido a la noticia, seguro que todos sabรฉis de quรฉ hablo. Puede ser un ictus, un traumatismo craneoencefรกlico (provocado por un accidente de trรกfico, por ejemplo), una infecciรณn viral o un proceso degenerativo de demencia. Sea por lo que fuere, algunas redes neuronales se ven comprometidas y se pierde la capacidad de pronunciar de forma fluida los sonidos del habla, o la de comprender lo que escuchamos, o la de crear frases adecuadas o, por supuesto, la de acceder a las palabras que necesitamos expresar. La pรฉrdida de cualquiera de estas capacidades lingรผรญsticas nos afecta como ninguna otra otra discapacidad. Porque lo veamos o no, los seres humanos somos, entre todas las cosas, seres lingรผรญsticos.
Afortunadamente para nosotros, nuestro cerebro es maravilloso y es capaz de sobreponerse al daรฑo neuronal. Gracias a su plasticidad y con la terapia adecuada, otras neuronas pueden llegar a ejercer las funciones lingรผรญsticas perdidas. Es un largo camino, complejo y frustrante, sobre todo al principio, pero esperanzador en cualquier caso: si el daรฑo neuronal ha sido puntual, podemos albergar la esperanza de ser quienes fuimos; si, por el contrario, se trata de una enfermedad neurodegenerativa, es posible ralentizar en cierto modo los sรญntomas. En ambos casos, un equipo multidisciplinar de especialistas (neurรณlogos, psicรณlogos, logopedas, terapeutas pero tambiรฉn lingรผistas) pone todo su conocimiento y experiencia en acompaรฑar al enfermo en su tarea de recuperaciรณn.
Y digo acompaรฑar porque, sin lugar a dudas, el protagonista de la recuperaciรณn es la persona que tiene afasia. Serรก ella la que tendrรก que luchar contra la nada, repetir ejercicios, impedir el bloqueo del desรกnimo. Los profesionales que trabajan con ella hacen bien en observar detenidamente las estrategias que, de forma intuitiva, lleva a cabo para vencer la incomunicaciรณn. La terapia no deja de ser una sistematizaciรณn cientรญficamente probada de lo que el cerebro ya intuye que puede hacer.
Es difรญcil ponerse en el lugar de una persona con afasia, pero es un ejercicio de empatรญa muy beneficioso, tanto para los que la sufren, como para los que no somos conscientes de lo que implica tener lenguaje con el que verbalizar nuestros pensamientos. Os animo a que, ahora que Hollywood ha puesto el foco en esta realidad, no dejรฉis pasar la oportunidad de conocerla de cerca. Hay enfermos y profesionales que cuentan su experiencia en redes sociales y hay obras de ficciรณn, como Las gratitudes, de Delphine de Vigan, que nos permiten entenderla mejor. Ojalรก este foco de interรฉs que se ha despertado no sea flor de un dรญa.
Mamen Horno (Madrid, 1973) es profesora de lingรผรญstica en la Universidad de Zaragoza y miembro del grupo de investigaciรณn de referencia de la DGA
Psylex. En 2024 ha publicado el ensayo "Un cerebro lleno de palabras. Descubre cรณmo influye tu diccionario mental en lo que piensas y sientes" (Plataforma Editorial).