Por culpa de una enfermedad que estรก matando a su padre, Hushpuppy estรก a punto de quedarse huรฉrfana. (Su madre la abandonรณ hace algunos aรฑos y nadie sabe de su paradero.) Pero eso no es todo: el descongelamiento de los polos y las lluvias torrenciales estรกn terminando por hundir el lugar donde creciรณ, que ya de por sรญ es un pantano rodeado de agua salada (bayou). Beasts of the Southern Wild, primer largometraje del Americano Behn Zeitlin, es una historia de supervivencia. ¿Cรณmo sobrevivir cuando estรกs perdiendo a la persona que te creรณ? ¿Quรฉ hacer cuando el lugar donde creciste –tu mundo entero- se estรก esfumando?
Basada en la obra de teatro de Lucy Alibar –quien colaborรณ en el guiรณn con Zeitlin- la historia se desarrolla en algรบn lugar ficticio de Luisiana, en una comunidad que se autodenomina “La Tina”, en un futuro no muy lejano donde las aguas del mar amenazan con hundir lo poco que queda de tierra firme. Una barda separa a los habitantes de “La Tina” –que es un lugar salvaje de casas sobre el agua y lanchas improvisadas- con los de la civilizaciรณn que vive protegida del mar. La narradora y protagonista es una niรฑa de seis aรฑos llamada Hushpuppy (la primeriza e inolvidable Quvenzhanรฉ Wallis), y la pelรญcula cuenta su relaciรณn con Wink, un padre enfermo, alcohรณlico, y a veces ausente (Dwight Henry, un panadero convertido en actor que interpreta magistralmente la sensaciรณn de urgencia de preparar a una niรฑa que estรก por quedarse huรฉrfana).
La madre ausente aparece en flashbacks. Siempre de espaldas, filmada de abajo para arriba y sin cabeza -como los adultos en Los Muppets, porque estamos en el mundo de una niรฑa y vemos literalmente lo que una personita de seis aรฑos verรญa- la mamรก de Hushpuppy se desliza por la cocina, como bailando al ritmo del piano. La niรฑa aรฑora a este personaje que parece caรญdo del cielo. Salir a buscarla es una de las cosas que tiene que hacer ante lainminente muerte de su padre (entonces no se quedarรญa completamente huรฉrfana). La mejor secuencia de la pelรญcula tiene que ver, justamente, con esa orfandad materna. Parece sacada de un sueรฑo: Hushpuppy y tres niรฑas mรกs encuentran un bar flotante. Y allรญ, entre prostitutas y bailarinas, las niรฑas se convierten en -el guiรณn lo define perfecto- “huรฉrfanas en un paraรญso de madres”. Hushpuppy encuentra a una cocinera que bien podrรญa ser su madre o no. Nunca sabremos. La cรกmara baila con ellas; da vueltas en el aire. Casi podemos sentir el calor de la cocinera abrazando a la niรฑa. Las luces rebotan en la pantalla y la mรบsica en vivo nos transporta a un bar de Nueva Orleans en los aรฑos veinte o treinta. Fantรกstica. (Por cierto, el multitalentoso Zeitlin tambiรฉn compuso el soundtrack de la pelรญcula.)
Entre las tantas virtudes de la cinta, estรก la fotografรญa. Ante los retos del pantano (la pelรญcula fue filmada en locaciรณn) y la falta de presupuesto, muchos fotรณgrafos se negaron. Fue el britรกnico Ben Richardson quien se adaptรณ a las condiciones y decidiรณ que no habรญa otra forma de hacerlo mรกs que con pelรญcula de 16 milรญmetros, sin tripiรฉ, y con luz subexpuesta para que los destellos de luz saltaran a la vista. Los rayos de luz en el grano reventado nos permiten ver brillar las partรญculas flotantes de polvo en el aire como si fueran polvo de hadas. Y vemos a travรฉs de los ojos de la niรฑa, que absorben todo lo que estรฉ a su alcance. En lugar de ser un narrador omnisciente, la cรกmara se acomoda a la altura de Hushpuppy (literalmente, a unos centรญmetros del suelo) y nos muestra el universo imaginado de una niรฑa de seis aรฑos que no conoce mรกs allรก del pantano donde creciรณ. Todo es novedad, y cualquier evento, por mรกs minรบsculo que parezca, es motivo de curiosidad: la comida del gato en el sartรฉn a punto de ebulliciรณn, la yema saliendo de la cรกscara, los cuerpos transparentes de las lombrices arrastrรกndose por los รกrboles. La direcciรณn de cรกmara parece venir mรกs de la intuiciรณn que de un storyboard. Con cรกmara en mano, Richardson encuentra belleza en los lugares mรกs inesperados porque Hushpuppy tambiรฉn la encuentra. Podemos sentir la humedad y los insectos; el calor del rayo de sol que se cuela entre las hojas iluminando las telaraรฑas; el hedor del alcohol en el ambiente; la hinchazรณn de los troncos llenos de lluvia.
Asรญ como en El espรญritu de la colmena Vรญctor Erice conjura un mundo mรกgico que no es realmente mรกgico pero que a travรฉs de los ojos de Ana, la protagonista, parece sobrenatural, Zeitlin transforma eventos cotidianos del universo de Hushpuppy en una fantasรญa de mรบsica folklรณrica, rituales, luces de bengala, y celebraciones espontรกneas. Se trata de un lugar como ningรบn otro; un mundo singular donde la imaginaciรณn no conoce lรญmites. Es posible que esto se deba a la mentalidad de Zeitlin y Richardson, que antes de colaborar en Beasts of the Southern Wild se dedicaban a la animaciรณn. Y todos sabemos que en el mundo de la animaciรณn no existen imposibles. Las cosas existen siempre y cuando se puedan dibujar (o filmar, en el caso de esta cinta).
La pelรญcula era la oportunidad perfecta para hablar del calentamiento global y de un paรญs que se niega a enfrentar las consecuencias del cambio climรกtico. Sin embargo, la cinta no seรฑala culpables, ni se mete con polรญtica, ni critica, ni habla del pasado (¿se acuerdan de Katrina?). Beasts of the Southern Wild es simplemente lo que es y nada mรกs: una hermosa metรกfora sobre la pรฉrdida, la muerte y la supervivencia.
Escritora y guionista.