Inside Out

Inside Out, dirigida por Pete Docter, marca el regreso de Pixar a lo que saben hacer mejor: las ideas originales. 
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En el año de 1943, Walt Disney hizo Reason and emotion, un cortometraje animado de propaganda que exploraba el interior de la mente de un hombre desde la niñez temprana hasta la adultez. Transmitido en plena Segunda Guerra Mundial, el corto advierte los peligros de hacer a un lado la razón y dejarse guiar por las emociones. Peligros como caer en las garras de Hitler, quien usaba el miedo y exaltaba los sentimientos patrióticos para destruir el sentido común y controlar a su pueblo.

Muchas décadas después, Pete Docter, director de Up (2009)y Monsters, Inc. (2001),intrigado por las tribulaciones de la mente de su hija preadolescente, escribe y dirige Inside Out, película que cuenta la historia de una niña y las cinco emociones que conforman su psique: Alegría, Tristeza, Temor, Desagrado y Furia. Obviamente, Docter usó el corto de Disney como referencia, pero mientras Reason and emotion se queda en la simplificación (todo estará bien siempre y cuando reine la razón), la nueva cinta de Pixar dibuja una premisa mucho más compleja y ambiciosa: un largometraje animado que explora la psicología y el funcionamiento de una mente preadolescente que se enfrenta a un cambio doloroso.

Casi toda la película sucede dentro de la cabeza de Riley (Kaitlyn Dias), una niña de once años que tiene que dejar su vida en Minnesota cuando su padre consigue un trabajo en San Francisco. Mientras Riley intenta adaptarse a su nueva vida, en el centro de control de su mente (que es, literalmente, un centro de control como el de un aeropuerto o el de la NASA) reina el caos. Alegría (Amy Poehler), una ojona saltarina y brillante, es la líder del grupo, una especie de dictadora en éxtasis que toma demasiado en serio su trabajo de proteger la felicidad de Riley. Quien haya visto Parks and Recreation, notará la similitud con Leslie Knope. Tristeza es un personaje que parece inspirado en Phyllis, de The Office, y no solamente porque la actriz Phyllis Smith le da voz: es gordita, chaparrita y redondita; tiene la energía de una persona en sobredosis de somníferos, y habla con una pereza brutal -el mejor personaje de la película. Nadie sabe qué hacer con ella, nadie sabe cuál es su papel, y todos tratan de reprimirla. Desagrado es como la niña popular que rige su vida por el qué dirán; su voz le queda como anillo al dedo a Mindy Kaling (o Kelly Kapoor, de The Office). Luego están Furia (rojo y encendido, personificado por el comediante Lewis Black), y Temor (el egresado de Saturday Night Live, Bill Hader). 

Por culpa de una discusión, Alegría y Tristeza se pierden en los recovecos de la mente de la niña y se ven obligadas a hacer equipo para poder regresar a la sala de control y salvar la situación, mientras las otras tres emociones intentan –sin mucho éxito- mantener la calma. Sólo los genios de Pixar podían haber creado esa explosión de creatividad que es la mente de Riley. La dirección de arte retro inspirada en los musicales de Broadway de los cincuentas es fascinante. Pero el tema es tan abstracto que Docter consideró, en más de una ocasión, abandonar el proyecto. Un poco con la ayuda de la ciencia y otro poco con la imaginación, el mundo de Inside Out logra materializar conceptos complejos como el inconsciente, los sueños, la memoria, y el tren de pensamiento –que es, por supuesto, un tren-. Lástima por el mundo del pensamiento abstracto, que no hace mucho sentido y simplifica el concepto de la abstracción en cómo se expresa en el arte –y la abstracción es mucho más que una pintura de Miró.

¿Por qué confundimos opiniones con hechos? ¿Cómo funciona la memoria selectiva? Docter tiene respuestas originales e hilarantes. Pero más allá de las risas, la brillantez de la película radica en la forma ingeniosa en que integra a la tristeza y le da un propósito. Ese personaje azul que irradia pesadez y que todos reprimen, de pronto se convierte en un actor clave para la sanación. Dos escenas me vienen a la mente. La primera, de represión, cuando Alegría dibuja un pequeño círculo en el piso y le ordena a Tristeza que no salga de ahí. La segunda, de desahogo, cuando Bing Bong, el amigo imaginario de Riley (a cuya voz le da vida Richard Kind de Spin City), llora desconsoladamente (¡y llora dulces!). Alegría hace hasta lo imposible por distraerlo, por reprimir su dolor. (Los padres de Riley hacen lo mismo con ella. “Where’s my happy girl?”, dice su madre, como si una sonrisa falsa de la niña anulara cualquier sentimiento negativo.) Tristeza, en cambio, se sienta al lado de Bing Bong y le muestra empatía. Pete Docter sabe que la mente de un niño es igual de complicada que la de cualquier adulto. Lo vimos en Up, con el boy scout que busca una figura paternal en el viejo porque sus padres divorciados lo ignoran. La verdadera heroína de esta película es Tristeza, que combinada con Alegría le da vida a la melancolía, y mezclada con Ira, Desagrado y Miedo, crea un ser humano multidimensional.

Hace mucho que Pixar no producía una idea original. Inside Out es la prueba de que eso es lo que mejor hacen. Como dijo Christopher Orr en The Atlanticla casa productora se ha contagiado de secuelitis con películas como Cars 2 y Monsters University. Y ahí vienen Cars 3The Incredibles 2, Finding Dory, y la peor de todas: Toy Story 4 (porque Toy Story 3, más que una secuela, es la culminación perfecta de una historia dividida en tres.).

Bravo por el regreso de las ideas originales de Pixar.

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Escritora y guionista.


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