En su cinta debut, Mi รบltimo dรญa-tambiรฉn conocida como Aurora boreal- , estrenada en 2007 Sergio Tovar Velarde (1982) ya daba muestras del interรฉs en ciertos temas que como cineasta y guionista son su motor creativo: el amor, el deseo, la familia, la redenciรณn. Estos en cierta forma reaparecen y se extienden en su segundo largometraje, Cuatro lunas, que presenta cuatro narrativas que suceden en la Ciudad de Mรฉxico (aunque bien podrรญan ocurrir en cualquier urbe cosmopolita en la que se hable espaรฑol) y reflejan un aspecto distinto de la relaciรณn amorosa entre hombres de distintas edades, estratos sociales y culturales, en cada una manifestรกndose una mirada sensible y al mismo tiempo desprovista de todo artificio.
La primera trama gira en torno a Mauricio (Gabriel Santoyo) un niรฑo de once aรฑos que experimenta por primera vez una instintiva atracciรณn hacia Oliver (Sebastiรกn Rivera) un chico algo mayor, hijo de amigos de sus padres y compaรฑero de escuela. Confundido y temeroso de la reacciรณn de sus padres, Laura y Hรฉctor (Karina Gidi y Juan Manuel Bernal), Mauricio darรกentonces unos pasos tentativos hacia la exploraciรณn de su naciente sexualidad, exponiรฉndose al bullying escolar y la ira de su padre, en un anhelo de saber quiรฉn es y el mundo que le espera, quizรกinhรณspito y brutal, quizรกmรกs acogedor para alguien de su generaciรณn.
La segunda historia es la de Adolfo, "Fito" (Cรฉsar Ramos), universitario de clase media que vive con su madre, Aurora (Mรณnica Dionne), que se evade de la soledad mediante una adicciรณn a las telenovelas —las ve como una manera de interpretar el mundo y esto posteriormente funciona como una clave para que รฉl comprenda una situaciรณn—. Su monotonรญa se quiebra ante el reencuentro con Leo (Gustavo Egelhaaf), un antiguo compaรฑero de la primaria con quien coincide en la facultad. Apuesto, alegre y gregario, Leo es todo lo que Fito no es. La atracciรณn entre ambos es espontรกnea y conforme avanza hacia una relaciรณn sentimental (y sexual, esto ejemplificado en una escena que resulta hilarante en su candidez, cuando ambos tratan de tener su primer coito sin tener idea de cรณmo) tambiรฉn los lleva a un conflicto: uno prefiere mantener todo en secreto, donde el otro decide encarar su naturaleza aรบn si el precio es alto.
Tambiรฉn vemos de cerca lo que sucede con Andrรฉs (Alejandro de la Madrid) y Hugo (Antonio Velรกzquez), treintaรฑeros con una relaciรณn de pareja sรณlida y aceptada por sus amigos y familiares. Con solvencia econรณmica y sin preocupaciones aparentes, se descubren en una rutina que Hugo crรญtica de manera pasiva-agresiva (รฉl asume el estereotipo del gay varonil que desprecia las cualidades que encuentra mรกs "femeninas" de su compaรฑero), finalmente sucumbiendo a la seducciรณn de un hombre mรกs joven (Hugo Catalรกn), amenazando con romper el estatus quo.
El "cuarto menguante" es la historia de Joaquรญn (Alonso Echรกnove, aquรญcon voz proporcionada por Alberto Estrella), un poeta de edad madura, con varias dรฉcadas de matrimonio con Petra (Marta Aura) y resignado a una tercera edad en el olvido, que ocasionalmente se permite instantes de una precaria doble vida en baรฑos pรบblicos, donde conoce a —y se obsesiona con — Gilberto (Alejandro Belmonte), un escultural y arrogante objeto de deseo pagado, que tiene sus propias intenciones. Este encuentro cambiarรกde muchas formas la vida de ambos.
Donde serรญa fรกcil que cada uno de estos argumentos cayera en el clichรฉ, el morbo o la sensiblerรญa, Tovar los aborda con naturalidad a la manera de John Schlesinger en Sunday Bloody Sunday (1971) o Neil Jordan en The Crying Game (1992): si bien la homosexualidad es uno de los temas en la cinta y sirve como hilo conductor para dar una mirada a cรณmo se producen (y rompen) vรญnculos mรกs estrechos, tambiรฉn complementa algo mรกs importante que yace en el centro del filme. Su temรกtica principal es el amor y sus variaciones — el amor de los padres a sus hijos, el que encontramos en nuestros amigos, el de la pareja, que trasciende incluso el deseo carnal. El amor por un sueรฑo elusivo y el amor por un futuro incierto. En el filme hay un delicado balance entre humor y desencanto, magia y pรฉrdida, todo filtrado a travรฉs de un oรญdo muy fino para los diรกlogos que no se advierten forzados, en escenas que fluyen con ritmo, si bien la cinta se habrรญa beneficiado de una ediciรณn menos hiperactiva: si el director sostiene mรกs sus planos, permite una mirada mรกs clara a la situaciรณn que expone; esto es uno de los defectos menores de la cinta. No es necesario tener una rapidez a costo de la narraciรณn, las tramas se sostienen por sรญmismas; igualmente, es de notar que si bien las limitaciones del presupuesto a veces son evidentes, no son obstรกculo para presentar un trabajo bien hecho. La cinta no se lava las manos; en secuencias hay claro sexo y violencia, tambiรฉn elementos de sordidez, pero no se trata de nada que no se parezca a la vida misma. Estas historias son las que conocemos, sin importar nuestra orientaciรณn sexual o nuestros mรกs รญntimos hรกbitos. Las conocemos porque son universales y son honestas.
Cuatro lunas es un filme que tiene corazรณn y รฉste se halla en el lugar correcto. El interรฉs humano pesa mรกs que cualquier efecto visual, o derroche tรฉcnico. La factura es impecable en ese sentido — la paleta de colores elegida por Tovar y su director de fotografรญa, Yannick Nolin, imprime una rรบbrica personal al filme: tonos de azul que pasan de la calidez al escalofrรญo, rojos asfixiantes y sensuales…– pero el mejor valor en pantalla proviene del elenco, de cรณmo Tovar obtiene de ellos autรฉnticos gestos memorables que permanecen: la mirada tierna de Karina Gidi hacia su hijo, totalmente opuesta a la brutal impaciencia del personaje de Bernal; el insรณlito y emocionante abrazo de Mรณnica Dionne a Cรฉsar Ramos en una de las escenas cumbre; el carisma en la sonrisa y expresiรณn de Egelhaaf, que le da una presencia en pantalla notable y resulta en una interpretaciรณn sincera y convincente: aquรญhay un actor novel que promete. Tambiรฉn hay que destacar las interacciones entre Belmonte y Echรกnove en el sauna, tan reveladoras como dolorosas, asรญcomo un momento clรญmax que es de lo mejor de la cinta. Tovar trabaja con sus actores para encontrar la autenticidad en su desempeรฑo y esto los hace mรกs inmediatos al espectador. La mirada del director por momentos es un espejo. Mirarse en รฉl puede servir al espectador para conocer y reconocerse. No hay prejuicios que valgan. Estas son las historias de muchos de nosotros, casi palpables en pantalla, tan importantes como los efectos visuales en otras cintas de otro estilo. Aquรญhay interรฉs humano, aceptaciรณn, esperanza de un porvenir mejor, por endeble que sea. Y tambiรฉn de eso, se trata el cine.
Miguel Cane (Mรฉxico DF, 1974) Es novelista y periodista cinematogrรกfico. Su mรกs reciente publicaciรณn es el inclasificable "Pequeรฑo Diccionario de Cinema para Mitรณmanos Amateurs".