Gone Girl

Conย Gone Girl, David Fincherย daย en el blanco sin dejar de hacer una cinta con los elementos que ha preferido desde el principio de su carrera: la tensiรณn sostenida, abruptas vueltas de tuerca y desenlaces estremecedores.ย 
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En su filme anterior, la versiรณn Hollywood de Los hombres que no amaban a las mujeres, David Fincher (1962), que ostenta una filmografรญa con obras magistrales como Se7en o Zodiac, memorables como Fight Club o francamente fallidas pero interesantes (Panic Room, Alien 3), expresรณ un deseo de retomar un cierto tipo de cine que se hacรญa en los 60 y 70, que en รฉpocas recientes habรญa caรญdo en lo banal: el tomar un best-seller popular y hacer de รฉl una pelรญcula importante; una manera de emular el reto tomado por Francis Ford Coppola (en El Padrino) William Friedkin, con El Exorcista, o Roman Polanski, con Rosemarys Baby; adaptar libros considerados bรกsicamente pulp para convertirlos en obras maestras.

Su primer intento, con la novela de Stieg Larsson, no fue un fiasco pero tampoco tuvo el รฉxito que esperaban todos: estudios, crรญtica y el mismo Fincher. Devino en una taquilla inferior a la esperada y a que los planes de filmar de continuo las otras secuelas para completar Millenium se vinieran abajo por tiempo indefinido (tampoco sirviรณ que existiera un trรญo de cintas suecas que hicieron de Noomi Rapace una estrella internacional por su interpretaciรณn de Lisbeth Salander). Fincher vuelve a la arena con un experimento mucho mรกs logrado en la misma direcciรณn, basรกndose en otro รฉxito de lo que Mario Vargas Llosa llama “literatura de aeropuerto” y con Gone Girl (presentada en espaรฑol bajo el tรญtulo de Perdida) consigue dar bรกsicamente en el blanco sin dejar de hacer una cinta con los elementos que ha preferido desde el principio de su carrera: la tensiรณn sostenida, abruptas vueltas de tuerca y desenlaces estremecedores.

Con guiรณn de Gillian Flynn, autora de la novela, el filme gira en torno a las escenas de la descomposiciรณn de un matrimonio: Nick (Ben Affleck) y Amy Dunne (enormรญsima Rosamund Pike), de treintaytantos aรฑos, guapos e inteligentes —ambos son escritores , viven en un pueblito de Missouri, al que llegaron procedentes de Manhattan, donde tenรญan una vida mรกs desahogada; la recesiรณn econรณmica y obligaciones familiares los hicieron volver, e incorporarse a la letรกrgica rutina suburbana en la que su relaciรณn se convierte en trampa mortal. La pelรญcula enfoca esta fachada plรกcida del sueรฑo americano, y la desgaja para mostrar — plena de un humor negro y รกcido —en quรฉ situaciรณn aflora lo peor de una pareja.

La maรฑana del 5 de julio de 2012, Amy Dunne — ex niรฑa prodigio, a la que sus codiciosos padres transformaron en รญcono pop a temprana edad mediante una popular serie de novelas infantiles, algo de lo que reniega en su edad adulta- desaparece de su residencia, dejando tras de sรญ rastros de violencia y un misterio. Nick, un holgazรกn que al cabo de cinco aรฑos se ha visto reducido a depender econรณmicamente de su mujer, da aviso a las autoridades y pronto se encuentra circunstancialmente al centro de una investigaciรณn. Las preguntas se suceden con rapidez: ¿por quรฉ sus reacciones son tan parsimoniosas? ¿Hay algo sรณrdido detrรกs de este matrimonio entre gente bonita y aparentemente perfecta? ¿Quiรฉn podrรญa desear hacerle daรฑo a Amy? y, cuando la evidencia se vuelve irrefutable ante la opiniรณn pรบblica, siembra en el espectador la gran duda: ¿pudo Nick ser capaz de matar a su esposa?

Gillian Flynn y David Fincher saben muy bien cรณmo asestar los golpes exactos para impactar y aturdir, sin bajar la guardia y lo redondean con un gran elenco: ademรกs de Affleck, que consigue (no de manera casual) irritar como Nick, que se perfila como un tipo bastante ruin conforme se desarrolla la historia, estรกn Carrie Coon (revelaciรณn de la serie de HBO The Leftovers) como su melliza, Margo — aliada y cรณmplice —, Neil Patrick Harris como un personaje de pasado misterioso; Kim Dickens y Patrick Fugit (el chavito de Casi Famosos, ya todo un hombre) como desconfiados agentes de la ley; el director Tyler Perry en un rol casi cรณmico como un abogado sin escrรบpulos (ecos de Johnnie Cochran, cรฉlebre defensor de O.J. Simpson) y al centro de todo, el genuino tesoro del filme: Rosamund Pike como Amy, una caja de Pandora de carne y hueso. 

Valiรฉndose del mismo recurso que hace que su novela confunda y atrape al lector, con dos vertientes narrativas confeccionadas para contradecirse una a otra y hรกbil uso del flashback, Flynn presenta un guiรณn inteligente y agudo, que es capaz incluso de burlarse de su propia inverosimilitud con ingenio y sarcasmo. Gone Girl es un thriller, desde luego, pero es mucho mรกs que el estilo visual fluido e inquietante de Fincher sazonado por una banda sonora atonal de Trent Reznor; es una comedia negra de primer orden — uno supone que Ira Levin, autor de Rosemarys Baby, The Stepford Wives o Deathtrap, y reconocidamente una de las principales influencias de la autora, estarรญa orgulloso de ella: aquรญ la ironรญa es un elemento clave y el entramado, impecable; las pistas estรกn ahรญ desde el principio, pero no se nota la costura —, tambiรฉn un relato violento y cruel, pernicioso e irresistible sobre gente egocรฉntrica con una plรฉtora de defectos. ¿Cรณmo es posible que nos interesen estos gringos horribles? Ese es uno de los principales trucos de la cinta: no sรณlo nos interesan. Queremos, necesitamos, saber cรณmo va a acabar. Fincher aprovecha cada escena para destantearnos, engaรฑarnos, darnos la vuelta y mantenernos atentos a lo que sigue. Hitchcock era experto en lograrlo, valiรฉndose de personajes asรญ — no es una casualidad que Miss Pike sea una rubia glacial, o que Affleck sea un pelele: recordemos a Tippi Hedren y Rod Taylor en Los Pรกjaros, a Eva Marie Saint en North by Northwest y Jon Finch en Frenesรญ — los personajes son arquetipos (no necesariamente estereotipos aunque se acerquen por momentos peligrosamente al territorio de la caricatura) que el director aprovecha para conectar la acciรณn con el espectador al borde de su butaca.

La narraciรณn supera el escepticismo bรกsico, y llega a un punto en que lo inverosรญmil ya no importa; uno cree y quiere creer en Fincher, que nos usa como su ojo particular lo mismo en sus tomas perfectas — รฉstas incluyen un hermoso shot de buscadores en un campo, como pintura de Andrew Wyeth, o la brevรญsima mirada sobre un gato atento en la sombra como testigo de algo que sรณlo podemos imaginar —, que en sus guiรฑos a Hitchcock y Polanski, Lumet (que en Network predijo la subtrama centrada en la fiebre desatada por el caso en cadenas de TV y cรณmo afecta a la “gente buena” del pueblo, anhelante de tener sus proverbiales quince minutos de fama), Antonioni (hay detalles que remiten a La Notte), Chabrol o Clouzot (Diabolique como clara inspiraciรณn). Hay tambiรฉn alusiones a cineastas como Nicolas Roeg, Dario Argento y Brian DePalma, de quienes Fincher se nutriรณ en su adolescencia — y se nota—, que reciben homenaje en un momento climรกtico y perturbador, compuesto de elementos tomados de Dont Look NowObsesiรณnSuspiria.

Gone Girl estremece de manera eficaz; pega en la vรญscera y entretiene de un modo adulto, astuto, llevรกndonos de la risa (incรณmoda, histรฉrica) al escalofrรญo, al enojo y tambiรฉn a cierta reivindicaciรณn. Ya no se hacen pelรญculas asรญ y Fincher lo sabe. Las extraรฑaba, asรญ como P.T. Anderson a las de Altman o Wes Anderson las de Truffaut y Hal Ashby. Por ello se da un gusto y presenta su filme mรกs sรณlido en aรฑos — un escapismo total, sin la rigidez moral de The Social Network, y mรกs disciplina estructural que Fight Club. Nos da dos protagonistas completamente amorales, les proporciona armas y los arroja al palenque como gallos de pelea. No puede uno apartar la vista. Las dos horas y media de pelรญcula no se sienten hinchadas y la conclusiรณn es tan monstruosa (y a la vez polรญticamente cรญnica) que es imposibleno sentir un escalofrรญo, lo cuรกl era el propรณsito de Flynn (“escribo para que la gente no pueda soltar el libro en su fin de semana de ocio”) y, claramente, del cineasta. No sรณlo estรกperdida Amy Dunne; uno se pierde con ella. Y hacerlo es lo mรกs truculento y divertido que tal vez le ocurra en todo el aรฑo.

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Miguel Cane (Mรฉxico DF, 1974) Es novelista y periodista cinematogrรกfico. Su mรกs reciente publicaciรณn es el inclasificable "Pequeรฑo Diccionario de Cinema para Mitรณmanos Amateurs".


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