Tenรญa yo diez aรฑos de edad. Tras un accidente, permanecรญ semanas en el hospital. Me atendรญa el eminente oftalmรณlogo Anselmo Fonte Bรกrcena. Habรญa que animarme. Mi madre tuvo una idea salvadora. Logrรณ que me visitara una amiga suya muy famosa. Aรบn recuerdo mi sorpresa: "mira a quiรฉn te traje". Yo no podรญa mirar, pero sรญ escuchar. Su voz era dulce, metรกlica y penetrante. Prometiรณ volver cada noche, despuรฉs de la funciรณn de la comedia musical "Ring, Ring, llama el amor". Y cumpliรณ. "¡Hola, novio!", me decรญa. Asรญ fue como, de niรฑo, me enamorรฉ de Silvia Pinal.
No serรญa el รบnico en mi generaciรณn, y ahora, leyendo รsta soy yo, su reciente libro de memorias, entiendo la razรณn: Silvia Pinal no se parecรญa a nadie. El cine mexicano habรญa producido mujeres bellรญsimas pero lejanas a la sensibilidad cada vez mรกs libre de fines de los cincuenta y los sesenta. Marรญa Fรฉlix era ya, para siempre, su propio personaje: la Doรฑa, perfecta pero frรญa, inaccesible, marmรณrea. Y Dolores de Rรญo era Marรญa Magdalena, una reminiscencia noble, serena y melancรณlica del mundo indรญgena. A ese arquetipo (mรกs mexicanista que mexicano) pertenecรญan tambiรฉn Estela Inda, Marรญa Elena Marquรฉs y Columba Domรญnguez. En el otro extremo estaban las rumberas. En un lugar intermedio las musas juveniles, ingenuas, mustias, inocentes y sufridas. En un sitio aparte, misterioso, las actrices venidas de fuera. Y como un gรฉnero distinto, tocando todos los gรฉneros, estaba Silvia Pinal.
Profusamente ilustrado, producto de una serie de entrevistas, mรกs anecdรณtico que รญntimo, รsta soy yo es un libro valiente y revelador. La historia de Silvia es la de un matriarcado invencible pero nostรกlgico de la figura paterna. Su abuela Jovita, que enviudรณ y perdiรณ a su รบnico hijo, hallรณ la fuerza para criar a seis hijas. Su madre tuvo a Silvia fuera del matrimonio y la criรณ acompaรฑada de Luis G. Pinal, un polรญtico cercano a Plutarco Elรญas Calles que apareciรณ cuando Silvia tenรญa cinco aรฑos y muriรณ prematuramente. Su padre biolรณgico –Moisรฉs Pasquel– era un director de orquesta en la XEW. Aunque el encuentro con รฉl fue traumรกtico, le abriรณ las puertas del espectรกculo que ella, con su versatilidad innata, ya habรญa vislumbrado. Silvia estudiรณ canto, actuaciรณn dramรกtica (en el INBA, con los Contemporรกneos), hizo radio, teatro (bajo la direcciรณn de su primer esposo, el excelente actor Rafael Banquells), televisiรณn (en la famosa "Telecomedia" de Manolo Fรกbregas) y se iniciรณ en el cine.
¿Con quiรฉn no alternรณ Silvia Pinal? Los nombres de Cantinflas, Tin Tan, David Silva, Joaquรญn Pardavรฉ o Andrรฉs Soler no son un catรกlogo. Cada uno le exigรญa otra faceta, que Silvia representaba con frescura, sutileza y –sobre todo– sensualidad: coqueta, pรญcara, cรณmica, santa, pecadora, populachera, aristocrรกtica, a veces pueblerina de trenzas, otras rubia seductora. Actuรณ junto con grandes actrices, hoy tristemente olvidadas: Anita Blanch, Fanny Schiller, Prudencia Griffel, Libertad Lamarque, Sara Garcรญa. Gracias al productor Gregorio Walerstein (su gran promotor) filmรณ en Cuba Un extraรฑo en la escalera, con Arturo de Cรณrdova. El libro evoca el fugaz romance entre ellos. El director era Tulio Demicheli, hombre sensible e inteligente, exiliado del peronismo, que guiรณ a Silvia por la ruta de un teatro y cine de inspiraciรณn clรกsica.
En El inocente, una de sus pelรญculas mรกs taquilleras, Silvia interpretaba a Manรฉ (una chica burguesa) y Pedro Infante a Cruci (un mecรกnico pobre). Se divertรญan como almas gemelas (si las almas se divierten). No es casual que en esos aรฑos la pintara Diego Rivera, sobre quien el libro narra anรฉcdotas desternillantes. La consagraciรณn vino con Luis Buรฑuel. Silvia es una Viridiana creรญble en la pelรญcula porque lo era en la realidad: en su vida vertiginosa habรญa un trรกnsito similar de la temprana inocencia a una realidad azarosa, abierta y excitante.
Despuรฉs de aquellos dรญas en el hospital vi pocas veces a mi "novia". De lejos, seguรญ con orgullo su trayectoria en el cine y el teatro. De lejos, supe de sus inmensas penas. Ahora creo entender por quรฉ reconstruyรณ, con sus talentosas hijas, el matriarcado de su abuela Jovita, y por quรฉ llevรณ a la televisiรณn la vida de tantas valiosas mujeres mexicanas. Hace algรบn tiempo me reclamรณ, con plena razรณn: "¿Y mi documental?". Silvia Pinal no sรณlo merece un documental sino una obra (biografรญa, teatro, pelรญcula) que haga honor a la estrella mรกs brillante de nuestro medio artรญstico en la segunda mitad del siglo XX.
(Publicado previamente en el periรณdico Reforma)
Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.