Las mejores escenas del género de horror (II)

La segunda recopilación de momentos aterradores, desde Nosferatu hasta Paranormal Activity.
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La aparición de Orlok, Nosferatu (1922)

Además de ser una película hermosísima, con un pie en el romanticismo alemán del final del siglo XVIII y otro en el expresionismo de principios del XX, Nosferatu de Murnau es aterradora. Pocas escenas del cine mudo poseen aún la fuerza espeluznante de la aparición del conde Orlok ante la habitación de Thomas Hutter, agente de bienes raíces que ha estado leyendo libros de vampiros y ya sospecha que el conde es en realidad Nosferatu, el Ave de la Muerte. Contemplad:

 

Horror por superposición. Ahora contemplad esto:

¿Scorsese pensaba en esa escena de Nosferatu cuando filmó la aparición del cobrador a la salida del cuarto de la puta adolescente en Taxi driver? Yo no lo sé de cierto, pero lo supongo.

 

El acoso en la piscina, La mujer pantera (1942)

Sabemos que La mujer pantera de Jacques Tourneur es una de las grandes películas de horror de la historia –pero tendemos a olvidar que también es una de las más tristes. Irena es una dibujante serbia que fervientemente cree descender de una casta de brujos adoradores de Satanás cuyas mujeres, en arranques de celos, se convierten en panteras. Oliver es su interés amoroso pero también su reverso: gringo promedio con un amor promedio, una intuición promedio y una igualmente mediana capacidad de análisis. El amor está condenado: a Irena –personaje de cine negro– la aíslan su pasado y su sangre, a Oliver su pasado y su sangre lo confunden con el paisaje y fatalmente lo aproximan a la girl next-door Alice. En esta escena eléctrica, Irena (engendrada en pantera) acosa a Alice en una alberca. Es pura amenaza y pura ambigüedad, de ahí su riqueza: su espanto.

 

El resucitado, Las diabólicas (1955)

Que yo sepa, sólo hay un ejemplo verdadero, genuino, del miedo increíble de ver a una persona volver de entre los muertos. Está en Las diabólicas de Clouzot, cuya protagonista muere de miedo tras ver la vuelta a la vida del cadáver (fingido) de su esposo. Dicen que la película friqueó tanto a Alfred Hitchcock que se propuso superarla, y de ahí surgió el terrible reto de hacer Psicosis. Con todo y su exasperante presión cardiaca sobre el espectador, el buen Hitchcock no lo logró. Perdónenlo: no cualquiera es capaz de matar de espanto. Clouzot sí.

http://youtu.be/R8tWNwxYYcY

 

La violación de Rosemary, El bebé de Rosemary (1968)

“This is no dream, this is really happening!” dice Rosemary (Mia Farrow, en uno de los pocos papeles en que ha sido adorable) cuando se da cuenta de que Satanás, gracias a la colaboración de su marido (John Cassavetes) y sus esperpénticos vecinos (Ruth Gordon y Sidney Blackmer), la está penetrando de veras y depositando en ella la simiente del que será el Anticristo. Tal vez el peor acostón de la historia.

http://youtu.be/_QrbpoOdrBo

 

La muerte del bebé, Eraserhead (1977)

Mamás, digan no al asesinato de bebés mutantes. En Eraserhead, el primer largo de David Lynch, Mary y su bebé mutante se mudan al departamento de Henry. El bebé está envuelto, no sabemos por qué, en un vendaje de cuerpo entero. No tiene brazos ni piernas. Es un baloncito de americano con cuello de jirafa miniatura y cabeza de lechón recién nacido. Llora y llora y llora y llora. Desesperado, en la última escena de la película, Henry le corta las vendas y comprendemos que éstas eran lo único que mantenía las entrañas del bebé en su sitio. La bestiecilla se deshace entonces y el film entero se hunde en la irrealidad de la peor pesadilla imaginable. Aceptemos esto: antes de ser un sangrón obsesionado con su propio ombligo, Lynch estaba loco en serio.

http://youtu.be/_angSI51RuM

 

El último nacimiento, Los engendros del diablo (1979)

Pensándolo bien, mamás, digan sí al asesinato de bebés mutantes. “Engendros del diablo” les pusieron en español a los repelentes mocosos psicosomáticos de Cronenberg, y aunque no son retoños del mero Satanás sí lo son de la expulsión de los demonios interiores de Nola Carveth (Samantha Eggar). En la penúltima secuencia, la doña da a luz a un nuevo chilpayate, extrayéndoselo como un absceso del vientre; la cosa es repulsiva, pero más repulsivo es el impulso de Nola: para darle una limpiada, se lo acerca a la cara y lo chupa con un algo de materno y otro algo de insano erotismo.

http://youtu.be/eozIVFeUtBo

 

La cara derretida, Los cazadores del arca perdida (1981)

Decíamos hace poco que Spielberg gestó uno de los traumas de la infancia ochentera cuando puso a su impío sacerdote Mola Rham a sacarle el corazón a mano limpia a un pobre diablo en Indiana Jones y el templo de la perdición. Sí, pero unos años antes ya había preparado el terreno con una serie de imágenes espantosas al final del primer Indiana: Los cazadores del arca perdida. Después de una aceleradísima búsqueda, consecución, robo y apropiación que creen definitiva, los pinches nazis están por abrir el Arca de la Alianza, ese cofre de acacia y oro –según lo describe Éxodo 25:10-15– que contiene los restos de las piedras en que Jehová, Soy El Que Soy, inscribió Sus Mandamientos. Pero el poder del Arca es insondable y nadie es digno de ver su contenido. Los nazis, enfermos de vanidad, creen que lo son. Las consecuencias –entre otras, la muerte por derretimiento– son verdaderamente horribles. (Perdonarán el audio de este video. Es que Spielberg, que anda falto de varo, no permite postear clips de Los cazadores en HD.)

 

Mike de espaldas, El proyecto de la bruja de Blair (1999)

Si hay una película comparable a una montaña rusa –metáfora común– es La bruja de Blair: los personajes apenas existen pero el paseo es aceleradísimo, con subidas y bajadas y verdaderos despeños en el vacío. Luego, al final, la gran caída en el horror sin nombre. Es la última escena de la película. El miedo acumulado es casi intolerable (la subida más alta de la montaña rusa). Heather y Mike buscan a Josh en la noche plutónica. Hallan una casa tal vez abandonada y entran. Hay ruidos, huellas de manos y cosas escritas en los muros, gritos tal vez de Josh. Por unos instantes Heather y Mike se pierden de vista. Entonces ella lo vuelve a ver. ¿Qué hace Mike, inmóvil, con la cara hacia un rincón? No quieres saberlo.

http://youtu.be/cMQQpmm5u3w

 

El sueño de Winkie’s, Sueños, misterios y secretos (2001)

Esta lista podría tener varias escenas más provenientes de David Lynch –la primera aparición de Frank Booth en Terciopelo azul, la presentación del Hombre Sin Cejas en Por el lado oscuro del camino, Inland Empire casi completa–pero nos vamos a detener aquí. La escena sucede en un Winkie’s, donde un tipo le describe a otro –el siempre necesario incrédulo– que tuvo una pesadilla. Sucedía en ese mismo restaurante, a una hora indefinida. Sabía que en la parte de atrás había un hombre y ese hombre le daba un miedo terrible. Es todo. “Vamos atrás para ver que no pasa nada, para deshacerme de este miedo.” Entonces el soñador comprende que su sueño es esto, es la realidad. Aun así, va a la parte de atrás. Y la cámara, flotando, los acompaña… Que nadie vuelva a filmar así. Nunca.

http://youtu.be/a_Y6uQAU42M

 

El susto de la cocina, Actividad paranormal 2 (2010)

Actividad paranormal 2no es ninguna obra maestra pero es una de las poquísimas secuelas que, retroactivamente, mejoran el original. También tiene la virtud de un compromiso total con su elección estilística –la de apegarse a la narración por cámaras de seguridad, lo que reduce al mínimo los close-ups, la variedad de ángulos, etc. El susto de la cocina es entonces pura acumulación de suspenso, suspenso y suspenso, hasta que tiene que hacer explosión como un globo que no para de inflarse. Hay que verlo en el cine, donde se crea una atmósfera casi inaguantable. Diré una cosa que no me enorgullece: el susto puede causar la involuntaria relajación de los esfínteres. Lleven pañales.

http://youtu.be/86QMKN9L7fQ

 

Finalistas: “One of us, one of us” en Fenómenos, la caminata por el cañaveral en Caminé con un zombie, la aparición de la muerta en El vampiro, el asesinato de la familia en Henry: Retrato de un asesino serial.

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Escritor. Autor de los cómics Gabriel en su laberinto y Una gran chica (2012)


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