Lolita escribe una carta a Stanley Kubrick

Una carta de Sue Lyon, protagonista de Lolita, a Stanley Kubrick, dice mucho del aclamado director y del lugar que ocupan los actores en nuestro imaginario colectivo.ย 
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La exposiciรณn retrospectiva de Stanley Kubrick organizada por el Deutsches Filmmuseum, la University of the Arts de Londres y la familia del cineasta lleva aรฑos de gira por el mundo. Las piezas estรกn en el Museo de Arte Contemporรกneo de Monterrey (MARCO) mientras escribo esta nota: vestuario, utilerรญa, documentos de producciรณn, libros y revistas, cartas, cรกmaras fotogrรกficas y de cine, agrupados en relaciรณn con la filmografรญa de Kubrick y dispuestos en orden cronolรณgico.

En la sala dedicada a Lolita (1962) hay, sobre todo, fotografรญas y transparencias de Sue Lyon: la jovencรญsima modelo y actriz principiante que Kubrick y su productor, James B. Harris, seleccionaron para interpretar el papel de la nรญnfula que obsesiona al pederasta Humbert Humbert (James Mason). Tomas de estudio y en exteriores la muestran bella, inocente y pรญcara como estrella adolescente de hoy. En otra foto, como tรญos celosos, la flanquean Kubrick, Harris, Mason y Vladimir Nabokov (autor de la novela Lolita, por supuesto, y de la primera versiรณn del guiรณn, de la que poco se ve en la pelรญcula filmada) y ella se ve espontรกnea, ligera, en una pose como las mejores de Marilyn Monroe. Es una imagen memorable de la historia del cine.

Pero la foto mรกs interesante es de un hombre y una mujer de aspecto ordinario, visiblemente de mรกs de cuarenta aรฑos, sentados en la banca de un parque con caras relajadas y contentas. La imagen estรก mal encuadrada y fue impresa, sin duda, en un centro de revelado automatizado, de los que abundaban a fines del siglo XX. La acompaรฑa una carta fechada en 1994:

              

Mi muy querido Stanley:

Esta carta no serรก larga porque no sรฉ si llegarรก a ti o no. ¿Por dรณnde empezar? Bueno, ya no uso mรกs el nombre de Sue Lyon. He estado felizmente casada durante los รบltimos diez aรฑos y ahora soy Suellyn Rudman. Estoy casada con un hombre maravilloso llamado Richard. ร‰l es ingeniero en telecomunicaciones. Es jefe de ingenieros para dos grandes estaciones aquรญ en Los รngeles. Nuestro matrimonio ha sido un sueรฑo hecho realidad y estoy muy, muy feliz.

Paso la mayor parte de mi tiempo haciendo jardinerรญa, cuidando la casa y jugando/entrenando a nuestro maravilloso perro pastor alemรกn, Pax. Es un compaรฑero constante y un estupendo amigo.

Es realmente difรญcil escribir esta carta sin saber si la recibirรกs o no. Hay tantas cosas que quisiera compartir contigo sobre los aรฑos que han pasado. Pienso en ti con frecuencia y me pregunto cรณmo estรกs y si eres feliz.

Mi vida es muy simple ahora. Y me gusta que sea asรญ. Siempre creerรฉ que la รบnica razรณn por la que tuve algรบn รฉxito fuiste tรบ. Y estuve agradecida por ello en aquel tiempo.

Te mando una foto reciente de mi esposo y yo. Ojalรก llegue a ti. Si lo hace por favor escrรญbeme, aunque sea sรณlo una nota. Mi cariรฑo a Christiana [Christiane, la esposa de Kubrick] y a ti, amigo mรญo. Espero saber de ti pronto.

Suellyn

(Sue)

                

La foto y la carta son las รบnicas piezas en toda la exposiciรณn que se refieren a la vida personal de un miembro de los repartos de Kubrick, y son conmovedoras, por supuesto, pero tambiรฉn anรณmalas: apenas tienen que ver con el director…, pero, desde luego, tienen mucho que ver con Lolita.

En la pelรญcula, como en la novela de Nabokov, Lolita escapa de Humbert. Aรฑos despuรฉs, sin embargo, le escribe pidiendo ayuda: vive en un pueblo infecto, estรก casada con un tipo cualquiera, estรก embarazada y en la miseria. Cuando Humbert viaja al pueblo y la confronta, ella se ve marchita por el tiempo y las dificultades, pero intenta mantener el รกnimo y no hablar de los episodios sรณrdidos que siguieron a su vida con Humbert. La novela dice tambiรฉn que Lolita morirรก en el parto: esa รบltima escena es su despedida de su propia historia.

La exhibiciรณn de la carta de Suellyn Rudman intenta que pensemos en la convergencia de la vida y el arte. Sue Lyon, cuya carrera jamรกs volviรณ a las alturas de su debut adolescente y se detuvo en 1980; cuya fama se agotรณ en escรกndalos menores en los tempranos aรฑos sesenta, que en ciertos momentos se vio reducida a trabajar como camarera o como empleada en una tienda, se habrรญa convertido en una Lolita del mundo real: su รบnico personaje importante habrรญa determinado la forma del resto de su existencia.

Sin embargo, no es asรญ. Basta investigar un poco: la vida de Lyon no terminรณ en el final agridulce que la foto representa y tampoco fue, nunca, la de su personaje. Se divorciรณ de Rudman en 2002; antes habรญa estado casada otras cuatro veces; habรญa tenido una hija y adoptado un hijo en los aรฑos setenta; casi con seguridad vive todavรญa, aunque se mantiene lejos de los medios –como repiten muchas fuentes– y su declaraciรณn mรกs reciente conservada en lรญnea es una queja contra la segunda versiรณn fรญlmica de Lolita, de 1997.

Mรกs aรบn, estos datos fragmentarios y los otros que pueden hallarse –un stalker y un accidente de automรณvil en 1965; un viaje al sureste asiรกtico en 1967; conflictos maritales, intentos de estudios universitarios– apuntan a una biografรญa mรกs rica, desconocida, que no parece haber interesado a nadie porque no se ajusta al molde prescrito para Sue Lyon desde su papel en una pelรญcula de Stanley Kubrick.

Es inevitable mitificar a las celebridades. Sus hechos visibles condicionan nuestra percepciรณn de ellas, los prejuicios con los que las juzgamos son la base de las historias que nos contamos sobre ellas, y al fin รฉstas, si sobreviven al ser humano al que se refieren, efectivamente sustituyen y borran los sucesos “reales”. Nuestra memoria colectiva estรก hecha de esas ficciones.

Sin embargo, creo que las actrices sufren mitificaciones mรกs crueles que los actores, igual que a las mujeres en general suele negรกrseles, en nuestras sociedades machistas, la posibilidad de fijar su propia identidad y manifestarla con la misma libertad que los hombres. Sรณlo en Hollywood habrรญa que pensar en casos como los de Dorothy Comingore, “borrada” por la prensa amarilla y el macarthismo; Peg Entwistle y otras “famosas suicidas”; Sue Lyon, que cumplirรก setenta aรฑos en 2016.

Etcรฉtera.

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(1970) es autor de Cartas para Lluvia, Los atacantes, La torre y el jardรญn, Los esclavos y Gente del mundo, entre otros. Por su libro Manda fuego (2013) ganรณ el Premio Bellas Artes de Narrativa Colima para obra publicada.


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