Pranzo di Ferragosto

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Roma en agosto es un baรฑo de vapor. Las calles se vacรญan, las tiendas cierran y algunos huyen a la playa con sus amantes. La ciudad estรก desolada y caminar por sus avenidas en esas fechas es como circular por el perifรฉrico en un Viernes Santo. Ferragosto es el nombre que se le da a la festividad celebrada en Italia el 15 de agosto. Ferragosto significa -para la mayorรญa de los italianos- vacaciรณn, movilidad, viaje, huida. El pretexto es el fin del ciclo anual de la agricultura, la mitad del verano y la ascensiรณn de la Virgen. Pero eso es lo de menos: mรกs allรก de cualquier fiesta, la palabra alude a un infierno pues son las semanas mรกs calurosas del aรฑo. Y pobres de los que no puedan salir de la ciudad y tengan que quedarse a soportar el clima: los viejos.

Es en este ambiente en donde se desarrolla la รณpera prima como director de Gianni di Gregorio: Pranzo di Ferragosto. No pudo escoger una mejor metรกfora para retratar la soledad de la gente de la tercera edad: la ciudad fantasma acabada por el calor veraniego. Nota: esto no es un drama. Se trata de una comedia sencilla, ligera y despojada de sentimentalismos. Tampoco es una pelรญcula glamorosa. El espacio no es la Roma de los monumentos y las catedrales. Los personajes no son galanes de abundante cabellera ni damas voluptuosas nadando en la Fuente de Trevi. Se trata de una Roma baรฑada en sudor, con ventanas cerradas e interiores oscuros para aligerar el calor bochornoso de la calle.

Gianni, interpretado por el propio director, es un soltero cincuentรณn, desempleado y sin dinero, que vive con su mamรก de 93 aรฑos en un viejo edificio en Roma. La mamรก de Gianni es una mujer dulce, demandante y poseedora de un cutis que invita a no volver a salir a la calle sin protecciรณn solar. Gianni no la pasa mal. Se encarga de las tareas del hogar y atiende las demandas de su madre con singular alegrรญa. Es un mamaโ€™s boy, conforme con su papel y sin grandes expectativas de la vida.

La situaciรณn se complica cuando aparece Alfonso, el casero del edificio. Gianni debe 3 aรฑos de renta, entre otras cosas. Entonces Alfonso le propone un trato. Le perdona sus deudas si recibe a su madre por unos dรญas mientras รฉl escapa a la playa con su novia. A Gianni no le queda de otra que decir que sรญ. Al dรญa siguiente llega la madre de Alfonso acompaรฑada de una sorpresa: su hermana. A las pocas horas otro amigo toca la puerta y le pide el mismo favor. Y por dos dรญas, el departamento de Gianni acaba convertido en un hospicio de mamas italianas.

La pelรญcula dura menos que una chick flick y mรกs que un capรญtulo de Bob Esponja. Pero ยฟquiรฉn dice que lo extraordinario se mide en cantidad de minutos? Di Gregorio plasma -en un pedacito de vida- la complejidad de las relaciones humanas desde un punto de vista que no juzga a nadie: el del hijo que observa y estรก a la merced de las 4 singulares viejitas. El resultado es un conmovedor relato de ancianas que estรกn รกvidas de conversaciรณn, pero que no tienen quiรฉn las escuche. No hay medias tintas: o hablan como tarabillas o no hablan nada. De cualquier manera, producen momentos cรณmicamente embarazosos hasta para el espectador. El mejor: una escena filmada en tiempo real y plagada de close-ups de las caras de incomodidad de los personajes mientras suben 5 pisos en elevador.

No hay grandes revelaciones. No hay giros en el guiรณn. No hay melodrama. Nadie aprende grandes lecciones. Y el conflicto mรกs grave en el argumento encierra una intolerancia a la lactosa y un ligero emborrachamiento. Di Gregorio dice: ยฟY quรฉ? Su pelรญcula rompe exitosamente las reglas de la narrativa convencional. Sus personajes, interpretados por actrices no profesionales que รฉl personalmente buscรณ en los asilos de Italia, se sienten llenas de vida y no podrรญan ser mรกs espontรกneas. El estilo documental con cรกmara en mano y luz natural, captura una sensaciรณn de realismo en la vida de los personajes. Es como asomarse a la casa de un desconocido. En Italia se habla ya de un regreso al neorrealismo, de un regreso a una literatura simple, a un contar historias de gente comรบn. โ€œMe gusta recordar mi niรฑez, porque en la vejez ya no hay nada,โ€ le dice una de las viejitas a Gianni en una noche de insomnio despuรฉs de una cena pesada.

Y hablando de cenas, la comida es otro elemento clave en el Ferragosto italiano y en la pelรญcula. El 15 de agosto se celebra una especie de Dรญa de Gracias italiano que gira alrededor de una gran comida. El tรญtulo lo dice: pranzo significa almuerzo. ยฟQuรฉ serรญa de Italia sin su comida y sus vinos? Cuando los personajes no estรกn cocinando, es por que estรกn comiendo (y bebiendo, por supuesto), o acabando de comer, o comprando los ingredientes. Filmada con atenciรณn al detalle, cada escena es una oda a la gastronomรญa italiana; al placer de una buena plรกtica acompaรฑada de una suculenta comida y un gran vino. Y uno no puede mรกs que saborearse la pasta al forno que una de las damas -ignorando las indicaciones del doctor- devora a escondidas en la cama mientras Gianni le ruega que pare.

Historia sobre las aรฑoranzas y los sueรฑos en la vejez, sobre el egoรญsmo de los hijos y lo que significa ser una mujer de mรกs de 80 aรฑos. Crรญtica sutil al olvido de los ancianos. Pelรญcula honesta, sin pretensiones y con un ritmo tan natural que parece que estรก en tiempo real. No por nada ganรณ el premio a mejor pelรญcula italiana y el premio a la mejor opera prima en el Festival de Venecia, asรญ como premios en festivales de Londres, Bologna y Bratislava, entre otros.

-Olga de la Fuente

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Escritora y guionista.


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