Presunto inocente

Fernando García Ramírez percibe un sesgo en el planteamiento del documental que, a sus ojos, lo descalifica como una buena cinta.
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Me decepcionó mucho Presunto culpable. Adolece del más grave error que puede mostrar un documental: es parcial. Se equivocaron de víctima: la víctima es el muerto. ¿Por qué no entrevistaron a sus familiares? Tal vez sus realizadores quisieron mostrar que había dos víctimas: el muerto y Toño. Y entonces ¿por qué solamente vemos las razones de una parte? Vemos durante toda la cinta a la familia del “presunto culpable”: a su novia, a su mamá, a sus amigos, asistimos a su boda, vemos cómo nace su hija, lo vemos -muchas veces- bailar. ¿Por qué no mostraron entrevistas con la familia del occiso? ¿No hubiera cambiado algo nuestra percepción del caso de haber visto a su mamá, a sus hermanos llorando y exigiendo justicia? “La visión es parcial, dice Erika (hermana del muchacho asesinado.) Creemos que la película se hizo sin respeto. Sabemos que ya se exhibió en una gira y que hasta premios obtuvo, pero nos acabamos de enterar y nos molesta que ahora digan que el hombre inculpado es una víctima, cuando la víctima fue mi hermano y su caso queda impune. No hay quien pague por ese crimen” (La Jornada, 17 de febrero 2011). ¿De qué nos quejamos ante la justicia mexicana? De que sea parcial. El documental hace exactamente eso. No le hace ninguna justicia al muerto. Al término de la cinta llegué a dos conclusiones: el sistema de impartición de justicia en México no sirve; los documentales son instrumentos parciales que escamotean una parte de la verdad.

Presunto culpable muestra lo que ya sabíamos: que si tienes dinero te libras de la justicia. Abogados y documentalistas pudientes (viven en el Pedregal, van a estudiar a Berkeley, la abogada es hija de Layda Sansores, hija a su vez de Carlos Sansores Pérez, que fuera líder del PRI y gobernador de Quintana Roo), apoyados por el megamillonario Manuel Arango, apoyaron la causa de Toño y con su película obtuvieron su libertad. Cuando se movió mucho dinero a su favor, soltaron a Toño. Me hubiera encantado que Manuel Arango también hubiera ayudado a la familia del muerto. Cuando a Toño lo defendió el histriónico abogado Heredia que aparece en la película, le volvieron a refrendar su culpabilidad.

Otras cosas no me gustaron del documental. No me gustó, por ejemplo, que Toño no mirara nunca a la cámara y dijera con todas sus letras: soy inocente. En cambio, la cámara se encarnizó con el primo del muerto, el acusador de Toño, que varias veces en su cara le dijo que era culpable. No me gustó tampoco que los abogados-documentalistas no le preguntaran a Toño: ¿y tú conocías a los que dicen que iban contigo? Al contrario, enfatizan detalles banales, como cuando en el documental se afirma que era imposible que Toño participara en el homicidio porque cuando éste ocurrió “estaba a cuarenta minutos a pie, de ida y vuelta, del lugar del crimen”. ¡Cuarenta minutos a pie! Es decir, a diez minutos en taxi. Supongo que, para hacerlo más dramático, pudieron lo mismo afirmar: “Estaba a tres horas de haberse desplazado hincado hasta la escena del crimen”. En ese mismo segmento interrogan a los amigos de Toño acerca de si lo vieron el día del asesinato delante de su puesto, y pues claro: todos sus amigos responden que sí lo vieron, ¿qué otra cosa iban a decir? En otro momento de la cinta dice uno de los altos magistrados que finalmente liberaron a Toño: "Estuve debatiendo ocho horas con los otros magistrados que se oponían a su liberación". Ocho horas de debate de altura entre magistrados. Pero en la cinta no vemos eso: nos muestran muchísimos argumentos a favor de dejarlo en libertad y del otro lado múltiples escenas del juez con la boca abierta, escenas de la fiscal papando moscas. Como espectador, me hubiera gustado que en vez de proyectar escenas que ridiculizaban a la parte acusadora me hubieran expuesto los argumentos de los magistrados que se negaban a otorgarle su libertad. Asimismo, me hubiera gustado que los realizadores de la película lo cuestionaran: ¿Por qué le pedías a Dios que te metieran a la cárcel o que te quitara la vida?, ¿qué culpas cargabas?

Por último. Me parece que una palabra faltó en Presunto culpable. La palabra secreta. La palabra clave. La palabra perredismo. Lo que vemos en pantalla con escándalo es la justicia perredista. ¿Qué la justicia federal está igual? Tal vez, pero de eso no trata la cinta. La película no pone en tela de juicio a la justicia federal, sino a la capitalina. Sin embargo, a lo largo del documental sueltan cifras: el 92% de los procesados no ve al juez. ¿Son cifras nacionales o del DF? Deben de ser distintas. Si la cinta exhibe a la justicia capitalina debieron de dar las cifras capitalinas. Por un mero principio de objetividad. O separar las cifras. ¿Por qué afirmo que Presunto culpable trata de la justicia en el DF? ¿Tal vez porque el crimen ocurrió en el DF? ¿Porque los judiciales eran del DF? ¿Porque el MP que consignó el caso era del DF? ¿Porque la cárcel donde lo metieron era del DF? ¿Porque los jueces eran del DF? ¿Porque los fiscales eran del DF? Tal vez por esas razones pensé que la película trataba de la justicia en el DF. Cuando aprehendieron a Toño, Alejandro Encinas era jefe de gobierno capitalino. Hoy Encinas es precandidato al gobierno del Estado de México, con el apoyo de Andrés Manuel López Obrador y con el apoyo de Layda Sansores, productora de Presunto culpable. ¿Tendremos un nuevo documental dedicado esta vez al presunto candidato?

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