The Prisoner

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Mucho antes que las seis temporadas de Lost, existió una isla en la que el protagónico, un ex agente del MI-6 despojado de su verdadero nombre (interpretado por el inigualable Patrick McGoohan), permaneció sometido física y psicológicamente en un campo de reclusión. La serie que narró sus aventuras fue The Prisoner, transmitida en la televisión inglesa durante los sesenta.

Rozando en el terreno de la ciencia ficción y pisando fuerte en el ámbito filosófico, la pregunta era siempre la misma: ¿logrará escapar el personaje de McGoohan? Su misterioso cautiverio es consecuencia directa de su renuncia: sus empleadores desean saber por qué renunció y qué planea hacer con la información que ha obtenido luego de tantos años al servicio de Su Majestad. Sus captores lo denominan Number Six, mote que se rehúsa a aceptar al principio de cada episodio, al grito de “I am not a Number, I am a free man!

A pesar de que desconocemos las razones de su renuncia, a lo largo de la serie se puede deducir que Number Six lo hizo por una cuestión de principios e inclusive simple cansancio. Pero eso no puede saberse: decirlo sería darle la espalda a su individualidad, justamente lo que se defiende a cada instante.

El enemigo a vencer se presenta en la forma de una burocracia numérica, en la que cada individuo es una cifra, (de ahí el Number Six). Number Two es la cara física de este sistema, el oficial en turno que habla por la sociedad. Al principio existe la posibilidad de que haya otros agentes subyugados en la isla. Sin embargo, entre más se desarrolla la trama, dicha posibilidad se extingue: simplemente son perseguidores que han optado vivir el régimen impuesto, no en balde la isla está decorada con carteles “motivacionales” con frases tan sutiles como “A still tongue makes a happy life”.

La figura de Number Two está en rotación y son varios los actores que encarnan este rol. Desde inteligentes torturadores hasta torpes funcionarios, todos tienen una oportunidad para tratar de sacar la verdad de Number Six, siempre representando al sistema. Es evidente que conocer los motivos de la renuncia es relegado a un segundo plano por un objetivo mucho más importante: quebrar y dominar el espíritu; generar conformidad para la preservación del status quo. Sí, hay un Number One que es la cara oculta detrás de todo. Conocerlo también es una meta a alcanzar: enfrentar frente a frente al represor absoluto.

Lo que hace a The Prisoner tan apasionante es la inquebrantable voluntad del protagonista, su curiosidad por ver más allá de todas las tretas y el que también sea una serie que tiene su lado ligero sin caer en lo absurdo, ya que Number Six goza de un sentido del humor muy particular. El programa sigue siendo inspiración y referente: no en balde el mismo Homero Simpson conoce a Patrick McGoohan cuando es secuestrado y llevado a una isla por difundir rumores sobre el gobierno que resultan ser ciertos en el episodio “The computer wore menace shoes“; y el Number Two de la saga de Austin Powers confirma ser una parodia del personaje homónimo de The Prisoner en el momento en el que Mike Myers pregunta “who is Number One, baby?

Pocos momentos habrá en la historia de la televisión como aquél en el que Number Six desenmascara a su archienemigo oculto sólo para descubrir su propio rostro, un Number Six enajenado, sudoroso, desquiciado. Acto seguido, Number One escapa en un cohete y la isla es evacuada. Nuestro héroe deja la isla y nos damos cuenta de que a pesar de todas las especulaciones sobre su locación, siempre estuvo muy cerca de Londres. El final, como el mismo McGoohan –también escritor de la serie- ha dicho, puede interpretarse de diversas maneras: ¿es Number One una fuerza del espacio exterior? O, ¿las cosas sólo han pasado en la mente de Number Six?

Fall Out“, el último capítulo, sigue siendo materia de debate. Lo que es innegable es el mensaje final que se lee entre líneas: el principal obstáculo y detractor, cuyo alcance sobrepasa al de la sociedad, es uno mismo.

-Aura Antonia García

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Maestra en filosofía, publicista y aficionada a la música clásica


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