Muy conocido es aquel breve diรกlogo del autoritarismo:
โยฟQuรฉ horas son?โ
โLas que usted guste, seรฑor presidente.โ
Circula desde quiรฉn sabe cuรกndo, y tomรณ pasaporte literario a partir de 1958 en La regiรณn mรกs transparente, de Carlos Fuentes.
Siempre ha existido una relaciรณn entre el poder y lo que se percibe como verdadero o correcto o bueno o justo, y la tradiciรณn dice que el gran poder viene de arriba. Por eso Hammurabi asegurรณ que habรญa recibido sus leyes de manera sobrenatural, tal como hicieron Moisรฉs, San Pablo, los papas y tantos otros.
Quizรก fue Sรณcrates el primero que cuestionรณ si lo bueno era bueno porque gustaba a los dioses o gustaba a los dioses porque era bueno. รl tenรญa la ventaja del politeรญsmo; en su mundo los dioses litigaban, tenรญan opiniones diversas y seguidamente actuaban unos contra otros. Asรญ, Sรณcrates le dice a Eutifrรณn:
Segรบn parece, lo que es agradable a los dioses es tambiรฉn odioso para los dioses. De esta manera, Eutifrรณn, si llevas a cabo lo que ahora vas a hacer intentando castigar a tu padre, no es nada extraรฑo que hagas algo agradable para Zeus, pero odioso para Crono y Urano; agradable para Hefesto, y odioso para Hera.
Los monoteรญsmos son mรกs radicales. Literariamente Job es de lo mejor que hay en la Biblia, pero sus enseรฑanzas morales son retorcidas. Para ganar una apuesta infantil, Dios mata a los criados, pastores e hijos de Job, un mero daรฑo colateral sin importancia, pues se nos dice que en esto Job no vio ningรบn despropรณsito divino, y dijo: โJehovรก dio, y Jehovรก quitรณ; sea el nombre de Jehovรก benditoโ. Hay que ser muy servil para no ver la vileza divina.
En cuestiones terrenas tambiรฉn ocurre que lo correcto suele estar del lado del poder. Los sรบbditos se mantienen en estado de raciocinio suspendido hasta que el lรญder se expresa. Bobadas se vuelven sabias si se pronuncian desde el trono. Pisoteos se vuelven caricias; arbitrariedad es justicia. Lealtad, interรฉs, lambisconerรญa y vasallaje se vuelven indistinguibles.
El rey Astiages se molestรณ con Harpago, uno de sus sรบbditos. Para castigarlo, le mata secretamente a su hijo. Luego lo invita a un banquete, en el que โle sirviรณ todo el cuerpo de su hijo salvo la cabeza, las manos y los piesโ. Harpago come vorazmente, y Astiages le pregunta si le gustรณ. โMuchรญsimoโ, contesta. Entonces le presentan la cabeza, pies y manos de su hijo y Astiages le cuestiona si sabรญa de quรฉ animal era la carne que habรญa comido. Harpago responde que โsรญ lo comprendรญa y que bien estaba todo lo que el rey hiciera. Tras esta respuesta, recogiรณ los trozos de carne que quedaban y regresรณ a su casaโ.
Bien estaba todo lo que el rey hiciera.
Otro rey, Creso, se habรญa convertido en un paria, siendo que antes, cuando en estado mรกs lisonjero se vio, se habรญa considerado el hombre mรกs afortunado del mundo. Por eso supo aconsejar a Ciro: โTen ante todo presente que en el รกmbito humano existe un ciclo que, en su sucesiรณn, no permite que siempre sean afortunadas las mismas personasโ. Tal idea serรญa adoptada por los romanos como la rueda de la fortuna.
Hay fortunas cuatrienales, quinquenales, sexenales, o hasta que la muerte o una insurrecciรณn nos separe.
Aunque unas lรญneas antes hablรฉ de lo indistinguible, Plutarco tiene un ensayo titulado โCรณmo distinguir a un adulador de un amigoโ, que deberรญa ser lectura obligada para quien ocupa un sitio alto en la escalera, sobre todo el inicio, que se refiere mรกs al adulado que al adulador:
Platรณn diceโฆ que todos perdonan al que declara amarse mucho a sรญ mismo, pero que esto produce, junto con otros muchos males, el mayor mal de todos, por el cual no es posible ser juez justo e imparcial de sรญ mismoโฆ Esto proporciona al adulador un gran espacio abierto en medio de la amistad, al tener como una รบtil base de operaciones contra nosotros nuestro amor por nosotros mismos, por el que, siendo cada uno mismo, el principal y mรกs grande adulador de sรญ mismo, admite sin dificultad al de fuera como testigo, juntamente con รฉl, y como autoridad aliada garante de las cosas que piensa y desea.
Luego de poner el punto final, miro el reloj. Son las horas que son y no las que deseo. Ademรกs, no soy dueรฑo de la verdad, porque aquรฉl no fue el punto final, sino รฉste.
(Monterrey, 1961) es escritor. Fue ganador del Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 2017 por su novela Olegaroy.