Cultura condensada

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Cuando las mujeres dirigen

Hace unos días, la directora de cine Alejandra Márquez Abella publicó un tuit en el que reflexionaba sobre el trato que dio a sus compañeros en el set de Las niñas bien. “Durante todo el rodaje de la película me sentí mal por no ser ‘implacable’ con el equipo, por dudar de mis decisiones, por ser ‘débil’. No tengo que humillar a nadie ni fingir que nací sabiéndolo todo para poder ser una directora de cine”. El comentario hace alusión al sexismo que se vive en el mundo cultural. Mientras que hombres en posiciones de poder son considerados líderes o genios, hay una resistencia a creer que las mujeres pueden tomar el control de un proyecto y llevarlo a cabo de manera exitosa.

La música clásica es una de las industrias donde es más notable esta actitud. Un listado del sitio Bachtrack mostró que en 2014 solo cinco de los 150 mejores directores de orquesta eran mujeres. Esta cifra resulta alarmante, considerando que cada vez hay más mujeres en las orquestas, gracias a las audiciones a ciegas y a las becas para que más mujeres ingresen a las escuelas de música.

Una de las explicaciones para esta falta de mujeres directoras parece estar en los obstáculos que la industria le impone a quienes deciden tomar la batuta y subir al podio. En 2013, el director ruso Vassily Petrenko hizo una serie de comentarios en contra de sus colegas del sexo opuesto, entre ellos, que las orquestas “reaccionan de mejor manera cuando son dirigidas por un hombre”, “una chica bonita en el podio significa que los músicos piensan en otras cosas”, “los músicos tienen menos energía sexual y pueden concentrarse en la música cuando hay un hombre delante de ellos”, “cuando las mujeres tienen familia se vuelve más difícil que se comprometan como lo demanda el negocio”. Posteriormente, el director ofreció una disculpa y dijo que se refería a la situación de su país natal. “Siento un profundo respeto por las directoras de orquesta, por ejemplo la extraordinariamente talentosa Marin Alsop”, afirmó en un comunicado de la Filarmónica de Oslo.

Marin Aslop fue la primera mujer en dirigir una orquesta durante Last Night of the Proms, el evento de música clásica más importante del Reino Unido. Consciente de la escasez de mujeres directoras, imparte cursos a mujeres que desean tomar la batuta. El principal tema que aborda dentro de las aulas es el poder y su relación con el lenguaje corporal. Los gestos realizados por las mujeres suelen ser interpretados de manera diferente a los de los hombres. Un movimiento tan simple, como extender el brazo con la palma hacia arriba, puede ser interpretado como una invitación y no una orden. “El mayor desafío para las mujeres sería cómo entregar un gesto que provoque un sonido poderoso sin ningún tipo de disculpa y que no genere una reacción negativa en los músicos”, comentó Aslop a The Independent.

Un estudio dirigido por Clemens Wöllner y Frederik J.A. Deconinck en 2013 usó señalizadores de luz y pantallas para examinar los gestos de directores de orquesta masculinos y femeninos. Mientras los directores tocaban una pieza de Mendelssohn, los espectadores podían ver sus movimientos y gestos sin distinguir sus características físicas. Quienes participaron en el estudio pudieron determinar fácilmente el género de los directores novatos. Pero cuando se trataba de directores con más experiencia, no podían distinguir entre hombres y mujeres. De acuerdo con Cayenna Ponchione, directora asociada de la Orchestra of St. John’s e investigadora posdoctoral de la Facultad de Música de Oxford, esto podría indicar que mientras más avanza su trayectoria, las mujeres asumen gestos más “masculinos”. Por otra parte, los gestos asociados con liderazgo son percibidos como “masculinos” porque solo hemos visto a hombres realizarlos. Esta percepción, aunque sea subliminal, representa un obstáculo mayor para las mujeres que desean triunfar en el mundo de la música clásica. 

A estas alturas parece ridículo que siga existiendo un debate sobre el género de los directores de orquesta. Como defiende Aslop, hay que desechar la idea de que por ser mujeres deben actuar de manera maternal. “Puedes estar a cargo, puedes ser un gran líder y no necesariamente estar al pendiente del bienestar de todos. Dicho esto, creo que las mujeres están preparadas para la dirección más colaborativa que la música está tomando hoy”.

 

El lado oculto de Shen Yun

La compañía china de danza Shen Yun se presentará en distintas ciudades de México en el mes de abril, con un espectáculo que promete sintetizar cinco mil años de civilización en una noche. Fundada en 2006 en Nueva York, la compañía tiene seis grupos con 80 bailarines, músicos, maestros de ceremonia y miembros del staff que realizan giras por todo el mundo, excepto en China.

Sin embargo, Shen Yun es más que una compañía de danza y una orquesta. Para Jia Tolentino compararlo con un culto podría no considerarse exagerado. En su reportaje “Stepping into the uncanny, unsettling world of Shen Yun”, la autora rastrea los motivos religiosos y políticos que se ocultan entre los abanicos, vestuarios, maquillaje y acrobacias.

La autora describe que en el centro de Shen Yun están las enseñanzas de Falun Dafa (también conocido como Falun Gong), una disciplina que busca el mejoramiento personal a través de la meditación. Los tres principios de Falun Dafa son verdad, benevolencia y tolerancia. Sus seguidores tienen que abandonar todo tipo de deseos humanos y aceptar todas las tribulaciones que se les presenten en la vida para alcanzar la perfección, como se lee en el sitio oficial de Falun Dafa.

En China, el culto está prohibido desde 1999. Su fundador y líder espiritual, Li Hongzhi, fue perseguido y calificado de farsante por el régimen comunista. De acuerdo con sus biografías, desde niño fue educado por maestros budistas y taoístas que lo instruyeron en artes marciales y la cultivación interior, además de que recibió dones sobrenaturales como invisibilidad, levitación y visión del futuro. Ahora, vive en la ciudad de Nueva York, pero no aparece en eventos públicos. Sus seguidores pueden conocerlo solo a través de sus libros y videos, donde predica sus enseñanzas.

En 2012, la embajada china en Estados Unidos lanzó una advertencia sobre el espectáculo y lo calificó como “la herramienta política de Falun Gong para predicar mensajes de culto, difundir propaganda en contra de China, aumentar su propia influencia y recaudar fondos. Pero no hay pruebas de que sus seguidores sufran abusos o que sean obligados a realizar prácticas que pongan en riesgo sus vidas.

Sin embargo, el nivel de exigencia de la compañía es agotador para sus artistas. En un ensayo publicado en Hazlitt, un antiguo miembro de la compañía reveló que a la mitad de sus integrantes no se les pagaba y que muchos seguidores de Falun Dafa se ofrecían como voluntarios porque sentían que con su arte cumplían un propósito mayor.

Cada espectáculo que se monta en las ciudades es auspiciado por las asociaciones locales de Falun Dafa. Ellos son los responsables de recaudar los fondos, realizar las campañas de publicidad y encargarse de que todo sea un éxito. El dinero recaudado en las presentaciones se utiliza para financiar las actividades de la organización tanto a nivel local como en la sede en Nueva York. Pero no es un evento accesible para todo el público. Tan solo en la Ciudad de México, los boletos oscilan entre los 86 y 205 dólares.

El espectáculo se ofrece como una muestra de danzas tradicionales que se perdieron en las últimas décadas como consecuencia de la censura comunista. Pero para Emily Wilcox, especialista en cultura china, eso es ridículo. Como le explica a Tolentino en el reportaje mencionado, la danza clásica china tiene su origen en los años 20 y los bailarines constantemente buscan la innovación en vez de recrear lo mismo. La danza clásica china “es en realidad una forma de arte muy nueva”, afirmó.

En la página web de Shen Yun se explica que su nombre significa “La belleza de los seres divinos al danzar”. Pero es más que una compañía de artes escénicas. Para los artistas y practicantes de Falun Dafa, cada presentación es una oportunidad para salvar al mundo del desastre espiritual –y del régimen chino.

 

La oralidad es el futuro de la literatura

Con el desarrollo de nuevos soportes, la literatura se está moviendo del plano visual al auditivo. Mientras que antes los audiolibros se pensaban como una posibilidad accesoria para llevar una historia a más personas, ahora los podcasts y grabaciones en plataformas digitales están ayudando a crear más comunidades de lectores o, en este caso, de oyentes.

Gracias a la explosión de audiolibros y podcasts parece haber una vuelta a la palabra hablada, que hasta antes de la popularización de los soportes escritos eran la forma en que se contaban historias. Para este año se estima que el catálogo de audiolibros en español superará los 10 mil títulos, según una encuesta realizada a editoriales en América Latina y España.

Plataformas como Audible, Storytel, Youtube y Spotify están apostando por las historias que los escuchas puedan llevar consigo a todas partes, mientras realizan actividades diferentes. El atractivo de las narraciones orales yace en las posibilidades que ofrecen para potenciar las imágenes mentales, combatir la soledad y establecer conexiones emocionales, según las investigaciones de Emma Rodero.

A diferencia del pasado, donde la oralidad era una“actividad performática y compartida” Jorge Carrión opina que en la actualidad se trata de “un ejercicio individual que construye un simulacro de cercanía e intimidad con quien cuenta un cuento”.

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