Ahora que tanto se habla de candidatos, es bueno recordar que esa palabra tiene su raรญz en la toga muy blanqueada que vestรญan los antiguos romanos que aspiraban a un puesto pรบblico, la llamada toga candida.
En aquel entonces, la ropa no iba cambiando segรบn la temporada comercial, sino que estaba hecha para durar hasta que se deshilachara; y se leen historias de candidaturas venidas a menos porque la toga de un aspirante a cierto puesto no era lo suficientemente blanca.
Cualquier abuela sabe cuรกn difรญcil es mantener la blancura. Allรก en mi infancia, cuando pasaba el ropavejero voceando โropa percudida que vendaโ, buena parte de su comercio estaba hecho de ropa blanca que ya pasaba a ser pajiza. Casi toda la ropa interior era blanca, y si por alguna razรณn los niรฑos tenรญamos que mostrarnos en calzones, quizรกs por una inesperada alberca, aquรฉllos con trusas carentes de blancura se convertรญan en motivo de burla, que se volvรญa escarnio para la madre.
Entre los antiguos romanos, la ropa blanquรญsima debรญa llamar la atenciรณn. Eran tiempos en que no existรญa el cloro ni los detergentes. Cuentan quienes investigan estas cosas que se utilizaban como blanqueadores tierras de batรกn y orina rancia, de modo que la urea se hubiese descompuesto en amoniaco o amonรญaco, que Ajax llama amonia.
Uno de los grandes milagros en la vida de Jesรบs es el que conocemos como โla transfiguraciรณnโ. Ocurre cuando se le aparecen Moisรฉs y Elรญas, y de una nube baja la voz celeste para decir, segรบn la traducciรณn: โEste es mi Hijo amado, en quien tengo complacenciaโ, โEste es mi Hijo amado, en el cual tomo contentamientoโ, โEste es mi Hijo amado, a quien he elegidoโ, โEste es mi Hijo muy amado, quien me da gran gozoโ, โEste es mi Hijo amado con el que estoy muy contentoโ, โรste es mi Hijo, yo lo amo mucho y estoy muy contento con รฉlโ.
Las dos primeras versiones estรกn lejos de escucharse en la cotidianidad. Un padre no suele decir que en su hijo tiene complacencia o โmijo, en ti tomo contentamientoโ. Acaso en la radio sigue existiendo la hora de las complacencias.
Momento tan excelso como la transfiguraciรณn no podรญa consentir una tรบnica sudada, ajada, empolvada, manoseada, con manchas de pescado y lentejas, de modo que sus ropas fueron candidateadas. Marcos nos cuenta: โY sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningรบn lavador en la tierra los puede hacer tan blancosโ.
Ya no estarรญa tan blanca la tรบnica cuando los soldados romanos se la quedaron a la hora de la crucifixiรณn. Era, por cierto, una tรบnica fina, bien elaborada, pues nos cuentan los evangelios que no tenรญa costuras, sino que la habรญan tejido en una sola pieza. Varios santuarios claman tener esta tรบnica y, para ganarse mรกs peregrinos y limosnas, se inventan que la tejiรณ la propia madre de Dios.
Ya que la historia dice que โlos soldados se tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una para cada soldadoโ. Hay que especular cรณmo iba vestido el Nazareno. Se puede suponer que entre las cuatro partes llevaba, en lenguaje actual, un cinturรณn, un chal, el manto de โยฟquiรฉn ha tocado mis vestidos?โ y los huaraches, que mรกs decorosamente se llaman sandalias.
Otra prenda importante para los candidatos es el coturno. Conocemos bien de candidatos de un partido que se pasan a otro si no obtienen el hueso. Jenofonte escribe sobre un polรญtico que abanderaba la democracia cuando corrรญan vientos favorables, y tomaba la causa oligarca cuando soplaban los contrarios. โDe aquรญ, sin duda, es apodado ยซcoturnoยป. Pues el coturno parece adaptarse bien a ambos piesโ.
No existe el verbo coturnear, aunque muchos polรญticos coturneen.
Isรณcrates, famoso orador, lo dice con cantinflismo: โA Terรกmenes se le llamaba el ยซCoturnoยป. Fue llamado el ยซCoturnoยป por lo siguiente: el coturno es un zapato que sirve tanto para las mujeres como para los hombres y va bien tanto al pie derecho como al izquierdo. En resumen, sea por la primera razรณn o por la segunda, Terรกmenes fue llamado el ยซCoturnoยป debido a sus maneras afables, igual que el coturno se adapta fรกcilmente al pie derecho y al izquierdo, a los hombres y a las mujeres y no sirve sรณlo para un pieโ.
El coturno era un calzado con plataforma que introdujo Esquilo en el teatro para darles a los actores mayor estatura y dignidad. Sรฉneca compara a los altos funcionarios con actores que โen presencia del pรบblico caminan engreรญdos sobre sus coturnos; tan pronto salen de la escena y se descalzan vuelven a su talla normal. Ninguno de esos individuos, a los que riqueza y cargos sitรบan a un nivel superior, es grande. Entonces, ยฟpor quรฉ parecen grandes? Los mides unidos a su pedestalโ.
Un candidato busca mayor estatura y dignidad, pero tambiรฉn se empequeรฑece y humilla. Calza y descalza sus coturnos porque, igual que en el futbol, lo mismo vale un voto con la cabeza que con los pies.
Tambiรฉn hemos visto que algรบn candidato pierde fuerza por un comentario desafortunado. El ejemplo mรกs antiguo del que puedo echar mano lo cuenta Valerio Mรกximo. Dice que โcuando el joven Escipiรณn presentรณ su candidatura a edil curul, al estrechar con fuerza la mano de un hombre, endurecida por las labores del campo, le preguntรณ en tono de broma si solรญa caminar sobre sus manos. Cuando estas palabras llegaron a oรญdos del pueblo, fueron la causa de que la candidatura de Escipiรณn fracasaraโ.
Es un ejemplo de esa sensibilidad que creemos muy contemporรกnea y sin embargo parece tener mรกs de dos mil aรฑos, pues explica Valerio Mรกximo: โTodas las tribus rurales estimaron que les echaba en cara su pobreza, y descargaron toda su cรณlera contra aquella afrentosa galanterรญaโ.
Quizรก la elecciรณn mรกs cรฉlebre de la historia fue la de Darรญo, el rey persa que habrรญa de ser derrotado en Maratรณn. Siete candidatos al trono acordaron que habrรญa de gobernar aquel cuyo caballo primero relinchara. Mientras seis de ellos esperaron el favor de la fortuna, el palafrenero de Darรญo hizo un pequeรฑo truco. โMetiรณ los dedos en las partes genitales de una yegua y, al llegar al lugar prescrito, los acercรณ a los ollares del caballo. Incitado por aquel olor, el animal soltรณ un relincho antes que ningรบn otroโ.
La historia no siempre ha condenado la maรฑa; al contrario, causa admiraciรณn. Veremos, entre la caballada, cuรกl relincha primero, sea por fortuna, por sufragio o por el dedo del palafrenero. ~
(Monterrey, 1961) es escritor. Fue ganador del Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 2017 por su novela Olegaroy.