El acento es libre

El castellano se extendiรณ por la penรญnsula y Amรฉrica en un tiempo sin escuela, ni obligatoria, ni universal, adquiriendo mรกs un carรกcter de lengua รบtil, franca, con mayor interรฉs en la comunicaciรณn que en el escalafรณn.
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Todos tenemos un acento. Incluso cuantos piensen que no lo tienen: Serรญa tan poco creรญble como afirmar que uno no tiene rasgos faciales, ha explicado Roberto Rey, director de programas de espaรฑol de la Universidad de Dartmouth.

Aunque el acento no es un concepto acadรฉmico sรญ es un tรฉrmino de uso corriente; y, atenciรณn: implica mรกs que si โ€˜soloโ€™ va o no con tilde. El acento habla de nosotros. Ese โ€˜nosotrosโ€™ puede ser mรกs exclusivo, en sociedades que cifran en el habla su exquisitez; o mรกs incluyente, en grupos mรกs comunicativos y abiertos, que cerrados y categorizantes. O bien que categorizan menos por el habla que, por ejemplo, por el aspecto, como hacen mรกs los hispanohablantes. El caso es que en el รกmbito hispรกnico serรญa inusual una mofa como la inglesa con el “drawl” (arrastre), “twang” (nasalidad) o el “girl upspeak” (tono infantil) de distintas regiones estadounidenses.

El castellano se extendiรณ por la penรญnsula y Amรฉrica en un tiempo sin escuela, ni obligatoria, ni universal, adquiriendo mรกs un caracter de lengua รบtil, franca, con mayor interรฉs en la comunicaciรณn que en el escalafรณn, por mรกs que todos aprecien al extranjero que habla un buen espaรฑol.Aรบn hoy entre pueblos aborรญgenes de Amรฉrica, sucede que vecinos de mil aรฑos solo se entienden entre sรญ en espaรฑol. En el corazรณn maya, en torno al lago Atitlรกn de Guatemala, conviven desde hace siglos los kichรฉ, kaqchikel, tz’utujil y mam: Todas lenguas mayas pero que solo se entienden en espaรฑol y ni se les ocurre aprender la lengua vecina.

Residiendo en Viena, recuerdo un intento de reservar en un pueblo de la montaรฑa, a 60 kilรณmetros, y ni yo, ni con la ayuda de mi vecina de pura cepa, logrรกbamos aclararnos con ellos, hablando todos alemรกn. “Y estรกn al lado”, pensรฉ; “pero si llamara a un nรบmero al azar, de Santiago de Chile, a 13.000 kilรณmetros, no tengo duda de que me entenderรญa”.

ยฟViaja mejor el espaรฑol? ยฟEs mรกs estable, anclado en sus cinco vocales? Siempre destacamos las diferencias de pronunciaciรณn con la โ€œsโ€: aquรญ se bifurcรณ en “c” y โ€œsโ€, en otro lugar continuรณ, mรกs allรก se aspirรณ en โ€œhโ€ y poco mรกs. Ignoramos que don Miguel de โ€œร‡ervantesโ€ publicรณ โ€œDon Quixoteโ€ cuando apenas habรญa surgido la evoluciรณn en “c”, ni la โ€œsโ€ se habรญa aspirado ni la “j” habรญa sustituรญdo a la “x”.

En Alemania hay mucha gente que no se entiende hablando alemรกn si no recurre al estandar del colegio y de la radio. Para acceder a determinados niveles acadรฉmicos, profesionales o sociales, en el รกmbito germรกnico, se hacen cursos de dicciรณn; en Francia se integra necesariamente el acento parisiรฉn; en Reino Unido, el de Oxford; y en Italia, el florentino. Fuera de รกmbitos elevados, cada cual usa corrientemente sus variantes.

Trabajando en otras capitales durante dรฉcadas, con frecuencia me han preguntado cuรกl es la variedad “buena” del espaรฑol. Y nunca terminan de creerse que la RAE y las academias hermanas no establezcan un estandar รบnico, dada la alta implicaciรณn que tiene el habla en otras lenguas. โ€œLo neutro no es mรกs que una falacia ideal inculcada socialmente y que llevamos incorporada en los discursos cotidianosโ€, sostiene Igor Rodrรญguez-Iglesias, investigador sociolingรผรญstico de la Universidad de Huelva, โ€œno hay forma lingรผรญstica mรกs relevante que otraโ€.

La diferencia es que la Reina de Inglaterra no puede hablar con la campechanรญa con que se expresaba el Rey Juan Carlos; ni aรบn con el localismo con que hablaba la Duquesa de Alba. En resumen, hay mรกs manga ancha con el habla que con el pelo sucio o las chancletas con calcetines. Naturalmente, tambiรฉn hay sesgos de confianza en todas las variedades y todo acento que no se nos haga familiar es percibido como una amenaza o como algo de menos valor.

La gente discrimina, primero, desde el acento de su propio grupo lingรผรญstico; luego, desde el acento que considera dominante; y, tambiรฉn, en contra de personas que estima forรกneas. No obstante, en el รกmbito hispanohablante es un hecho que ni a Vargas Llosa se le ocurre cambiar su variedad de acento en la Real Academia ni Sergio Ramรญrez, Jorge Volpi o Gioconda Belli, lo hacen por residir en Madrid.

Pero mรกs allรก de exotismos multiculturalistas, ยฟnos perjudican de algรบn modo algunos acentos? Al margen de prejuicios geogrรกficos o sociales infundados, cabe la duda mรกs allรก de lo consciente: ยฟActรบa nuestro cerebro de manera distinta segรบn el acento de nuestro interlocutor? Sabemos que hay acentos privilegiados o dominantes, que hay consideraciรณn, credibilidad y confianza en el habla.  

El uso que hacemos de la variedad lingรผรญstica con que crecemos estรก impregnado de elementos caracterรญsticos de la comunidad que nos rodea: Hablamos como nuestros semejantes, con sus localismos, diminutivos, entonaciรณn, deslizamientos prosรณdicos y musicalidad. Por lo tanto, sรญ, nuestro acento proporciona informaciรณn adicional: Nos identifica como parte de un grupo. La diferencia estriba en cรณmo es de generoso nuestro oรญdo con lo ajeno y cuรกntas casillas le aplicamos: de lugar, de educaciรณn, de clase, de fiabilidad.

Pero si nuestra variedad nos define ยฟpor quรฉ se pega el acento al hablar? De Buenos Aires a Barcelona y de La Habana a Cรกdiz, los acentos en espaรฑol se pegan. ยฟPor quรฉ hay mayor convergencia fonรฉtica en unas lenguas o con algunas hablas? ยฟExiste alguna relaciรณn entre nuestras actitudes hacia otras variedades y nuestro comportamiento social? La sociolingรผรญstica ha tomado fuerza abordando la identidad lingรผรญstica y social, el multilingรผismo o la apropiaciรณn lingรผรญstica.

Las personas adaptan su lenguaje para adaptarse a su entorno social. Pero tambiรฉn mimetizamos ciertas palabras y pronunciaciones en una conversaciรณn para lograr una comprensiรณn mutua y estrechar distancias. Sociedades mรกs comunicativas y empรกticas que estamentales o categorizantes son, por tanto, mรกs proclives a la mรญmesis fonรฉtica.

La influencia de estos procesos implรญcitos, y poco conscientes, en cรณmo evaluamos a una persona, puede tener implicaciones en el contexto acadรฉmico, profesional, legal, entre muchos otros.

Desde que Madrid posee ya una โ€œlittle Americaโ€ en sus calles, gusta decir que en esta ciudad โ€œcaben todos los acentosโ€, porque todos los acentos caben en el espaรฑol. Amรฉrica vuelve a enriquecer el espaรฑol como viene haciรฉndolo desde hace siglos. Pero mรกs allรก de que suene bien, poseer un oรญdo receptor mรกs abierto, no deberรญa conducir a descuidar la gramรกtica, la dicciรณn, la elocuencia retรณrica o el rigor argumentativo de nuestro discurso. Y aรบn menos, la pulcritud en la lengua escrita.

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Ramiro Villapadierna es gestor cultural y periodista. Dirige la Oficina del Espaรฑol de la Comunidad de Madrid.


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