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No hay nada incompleto en el rostro, pero, a continuaciรณn, si se desliza la vista por la imagen, se ven una chaqueta apenas esbozada, una falda inexistente, unas manos que son una mancha sin forma. รdouard Manet pintรณ seis retratos de su esposa, pero tres los dejรณ incompletos: Madame รdouard Manet (Suzanne Leenhoff, 1830-1906), por ejemplo, fue comenzado y abandonado en torno a 1873 y hasta hace unas semanas formaba parte de Unfinished [Inacabadas], la exposiciรณn de obras de arte deliberada o involuntariamente incompletas con la que el Metropolitan Museum de Nueva York inaugurรณ el Met Breuer, su secciรณn de arte moderno y contemporรกneo en el antiguo edificio del Whitney. Quienes piensen que existe una relaciรณn de coherencia entre las intenciones de un museo y la naturaleza de las obras de arte que aloja tienen en Unfinished un magnรญfico ejemplo de que no es asรญ: la exhibiciรณn, acerca del arte que no ha sido finalizado, terminรณ el 4 de septiembre.
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Pero ยฟquรฉ significa en arte que algo estรก concluido? ยฟCรณmo sabe un artista que ha terminado su obra y quรฉ razones contribuyen a que la abandone?
((ยฟUn cierto hartazgo, la intuiciรณn, una resistencia al tema, la procrastinaciรณn? En su excepcional Auguste Bolte (eine Doktorarbeit)* *mit Fuรnoten [Auguste Bolte (Una tesis de doctorado)* *con notas a pie de pรกgina], Kurt Schwitters admite que no sucede nada mรกs a su personaje y que รฉl mismo se ve imposibilitado de ofrecer otra cosa a los lectores, por lo que concluye; y Andy Warhol fue igual de honesto; cuando le preguntaron cuรกndo terminaba una obra respondiรณ: โCuando cobro el cheque.โ
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ยฟQuรฉ otorga unidad y sentido a la obra artรญstica si esta ha sido abandonada? Ninguna de estas preguntas es fรกcil de responder, y los responsables de Unfinished (quizรกs deliberadamente) no lo intentaban, pero uno de los atractivos de la exposiciรณn se derivaba de la comprobaciรณn de que, al menos hasta finales del siglo XIX, las pinturas incompletas eran visiblemente incompletas, algo a lo que el arte posterior vendrรญa a poner fin: el grabado de Rembrandt titulado La gran novia judรญa estรก evidentemente sin terminar, por ejemplo (la mitad inferior de la imagen estรก en blanco), y tambiรฉn lo estรก el Retrato de hombre joven de sir Joshua Reynolds, en el que la atenciรณn prestada al rostro contrasta con la indiferencia de su autor por la vestimenta del retratado y el fondo; asรญ como el Retrato pรณstumo de Ria Munk III, que exhibe los trazos caรณticos de un Gustav Klimt, que muriรณ antes de completar la obra; pero la Calle en Auvers-sur-Oise de Vincent van Gogh presenta la misma fuerza y la misma carencia de detalles (de hecho, la omisiรณn deliberada de los detalles y su reemplazo por el trazo enรฉrgico del pincel, que deposita el รฉnfasis en el proceso de creaciรณn de la obra antes que en su resultado) que caracterizan la producciรณn โterminadaโ del pintor neerlandรฉs. A partir de ese punto en su historia, el arte occidental iba a avanzar en direcciรณn a la incompletitud de la representaciรณn y a su vaciamiento, lo que en Unfinished ponรญan de manifiesto cinco pinturas de J. M. W. Turner; en ellas, no parece haber otro tema que el color y la atmรณsfera, es decir, la naturaleza inestable de la experiencia visual.
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Franz Schubert nunca terminรณ su Sinfonรญa en si menor, conocida, por lo tanto, como โla inconclusaโ; nueve de los diez movimientos del Rรฉquiem de Wolfgang Amadeus Mozart estaban incompletos en el momento de su muerte; Gustav Mahler muriรณ antes de terminar su Dรฉcima sinfonรญa; Giacomo Puccini dejรณ inconclusa su รณpera Turandot y Alban Berg su Lulรบ. Naturalmente, la pintura no es el รบnico รกmbito de producciรณn artรญstica en el que la incompletitud no solo es un accidente, sino un accidente significativo: contra la tendencia habitual de encargar a un alumno del mรบsico muerto la finalizaciรณn de sus obras inconclusas (Franz Xaver Sรผรmayr terminรณ la de Mozart ya mencionada, por ejemplo), la incompletitud y la ausencia pueden escucharse en la novena sinfonรญa de Anton Bruckner, que es interpretada sin un final, y en la Gesangsszene o โescena de cantoโ de Karl Amadeus Hartmann, donde las รบltimas lรญneas del texto de Jean Giraudoux en el que se basa la obra son recitadas por el solista sin el acompaรฑamiento musical que Hartmann no llegรณ a escribir.
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Uno de los aspectos mรกs interesantes de la exhibiciรณn del Met Breuer es la forma en que sus responsables se las arreglaron para iluminar visiones tan arraigadas del arte que a menudo resultan invisibles: una concepciรณn romรกntica de la obra artรญstica en el marco de la cual esta serรญa el producto de una acciรณn individual y consistente, con un principio y, mรกs importante aรบn, un final; de acuerdo con esta concepciรณn, no hay nada antes del instante creador y lo que hay despuรฉs solo puede comprenderse retrospectivamente, algo que Vicente Verdรบ resumiรณ quizรกs irรณnicamente al definir el arte, tambiรฉn en relaciรณn con Unfinished, como aquello que โdiscurre entre la idea original (prevista o sobrevenida), su esbozo y su gloriosa realizaciรณnโ. (Las cursivas son del autor.) ยฟQuรฉ sucede, sin embargo, cuando la realizaciรณn es interrumpida; es decir, cuando la obra artรญstica no ha sido terminada? ยฟQuรฉ inquietud se apodera del espectador de la obra que supuestamente no se ha finalizado? No importa que estas visiones del propรณsito y del sentido del arte hayan sido escoltadas hasta la que deberรญa ser su รบltima morada por unos sepultureros tan reputados como Marcel Duchamp, Lygia Clark, Jackson Pollock y Robert Rauschenberg (cuya obra Erased de Kooning drawing sigue siendo posiblemente la pieza clave para comprender quรฉ es el arte en nuestros dรญas): la visiรณn consuetudinaria de que finalizar algo acarrearรญa una enseรฑanza de alguna รญndole, una forma de sabidurรญa, se sigue poniendo de manifiesto en nuestra percepciรณn de la obra artรญstica, asรญ como en la fijaciรณn contemporรกnea por la figura del zombi, cuya condiciรณn de regresado de entre los muertos no solo representa la forma en que se siente el trabajador del capitalismo tardรญo (como un cuerpo sin voluntad ni conciencia), y en un interรฉs continuado por las รบltimas palabras de los artistas de cierto renombre. Michel de Montaigne tenรญa el proyecto de confeccionar un diccionario de ellas. โNo crean que van a escuchar de mรญ unas, por asรญ decirlo, รบltimas palabrasโ, se defendiรณ Georg Christoph Lichtenberg (de hecho, estas fueron sus รบltimas palabras);
((Enrique Vila-Matas cuenta por su parte que la familia de Buster Keaton quiso determinar junto a su lecho de muerte si el humorista habรญa fallecido ya. โNo se mueve, ya ha muertoโ, dijo alguien. โยฟTรบ crees?โ, intervino otro. โNo puede ser, tiene los pies calientes y cuando la gente se muere tiene los pies frรญos.โ โJuana de Arco noโ, le respondiรณ Keaton: fueron sus รบltimas palabras. Tambiรฉn en su lecho de muerte le preguntaron a Bob Hope quรฉ preferรญa, ser enterrado o incinerado. โSorprรฉndemeโ, pidiรณ el actor, y muriรณ.
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un personaje del muy buen libro de Luigi Amara Los disidentes del universo se dedicรณ a censurarlas; cuando Friedrich Engels preguntรณ a Karl Marx en su lecho de muerte si tenรญa โalgo para decirle a la posteridadโ, el autor de la Crรญtica de la filosofรญa del derecho de Hegel se puso furioso: โยกVete! ยกDesaparece de mi vista! Las รบltimas palabras son para tontos que no han dicho lo suficiente en vidaโ, le respondiรณ. Por supuesto, รฉl sรญ lo habรญa hecho.
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Vladimir Nabokov tambiรฉn dijo lo suficiente en vida, pero la publicaciรณn, en 2009, de unas notas para una novela en la que trabajaba cuando muriรณ reemplazรณ inevitablemente a las รบltimas palabras que el autor de Lolita no pronunciรณ o no permitiรณ que fuesen registradas; la difusiรณn del inconcluso y desprolijo El original de Laura fue una especie de anticlรญmax para los lectores de un autor del virtuosismo de Nabokov que puso de manifiesto (una vez mรกs) que el infierno de los escritores existe y estรก en este mundo, poblado por herederos con problemas econรณmicos, agentes deseosos de beber hasta la รบltima gota de la botella y acadรฉmicos en busca de oportunidades. Algo menos de un siglo antes, Herman Melville habรญa dejado inconclusa su novela Billy Budd, marinero, Oscar Wilde sus piezas teatrales Una tragedia florentina y La santa cortesana y Fiรณdor Dostoievski su ensayo sobre el crรญtico literario Visariรณn Belinski, asรญ como una novela que llamรณ sucesivamente โAteรญsmoโ, โLa vida de un gran pecadorโ, โLos cuarentaโ, โUn Cรกndido rusoโ, โUn libro de Cristoโ y โDesordenโ. รmile Zola, por su parte, planeรณ un poema monumental en tres cantos sobre la historia de la humanidad desde sus orรญgenes, cuyo tรญtulo iba a ser โLa chaรฎne des รชtresโ (La cadena de los seres) y del que, en consonancia con la magnitud del proyecto, solo escribiรณ ocho versos.
A Franz Kafka le debemos las que posiblemente sean las mejores รบltimas palabras del siglo XX (dirigiรฉndose a su mรฉdico, le exigiรณ: โMรกteme, o usted serรก un asesinoโ), asรญ como varias novelas inconclusas (aunque tal vez este mรฉrito haya que atribuรญrselo a Max Brod, su albacea): parece evidente que esas novelas no estรกn terminadas, pero resulta difรญcil imaginar cuรกl deberรญa ser su final, ya que, en algรบn sentido, su lectura hace ese final innecesario. ยฟPor quรฉ Kafka no terminรณ sus novelas? Quizรก por la incapacidad patolรณgica de desprenderse de sus obras que aflige a ciertos autores; tal vez porque, de haberlas terminado, tendrรญa que haberlas dado a la imprenta y la publicaciรณn nunca estuvo entre sus prioridades; posiblemente por un desdรฉn de la completitud similar al de Paul Cรฉzanne (que no solรญa firmar sus obras por no considerarlas terminadas y una vez le dijo a su madre que terminar cosas le parecรญa โun propรณsito de imbรฉcilesโ); quizรกs por perfeccionismo, mรกs posiblemente aรบn porque, como parece evidente, las trayectorias demoradas de sus personajes no pueden tener final.
Al igual que en el caso de El Monte Anรกlogo de Renรฉ Daumal (cuyo tema es el ascenso a una elevaciรณn del terreno que une la tierra y el cielo), las obras de Georges Perec โLas camas en las que he dormidoโ y Cincuenta y tres dรญas (una novela inconclusa acerca del manuscrito de una novela inconclusa del ficticio Robert Serval) o Bouvard y Pรฉcuchet de Gustave Flaubert (el propรณsito de cuyos personajes es acumular todo el saber disponible en la que es, por su naturaleza, una tarea inacabable), la inconclusiรณn de las novelas de Kafka, su elusiรณn de un final considerado normativamente el principio organizador de la narrativa, โhablaโ con la elocuencia con la que la ausencia puede manifestarse en ciertas obras; por ejemplo, en la instalaciรณn de arena de Robert Smithson en una de las salas de Unfinished, que perdiรณ forma con los dรญas hasta volverse irreconocible, en la descomposiciรณn de las Dos naranjas de la obra de Zoe Leonard acerca del sida o en las esculturas incompletas, de miembros desmembrados, de Auguste Rodin, Louise Bourgeois y Bruce Nauman, tambiรฉn en la exposiciรณn del Met Breuer, que hablan acerca de la fragilidad del arte y, en รบltima instancia, de sus productores.
A todas estas obras les corresponderรญa el dudoso honor de formar parte de la singular y desafortunadamente ya disuelta โOficina de Proyectos no Realizadosโ de la Sociรฉtรฉ Perpendiculaire francesa (la cual, a su vez, se vinculaba estrechamente con el โManual de la bibliografรญa de los libros nunca publicados ni siquiera escritosโ de Blaise Cendrars a la que el autor aportรณ unos trescientos tรญtulos), de no ser por la deriva del arte occidental de los รบltimos siglos, cuyo socavamiento de las distinciones entre hacer arte y no hacerlo, entre obra y creador, entre creador y pรบblico,
((Por ejemplo, en la serie Do it yourself de Andy Warhol, que imita los cuadernillos para colorear redivivos en nuestros dรญas, o en Grapefruit, el bello libro de instrucciones de Yoko Ono en el que la acciรณn artรญstica se encuentra en un estado de latencia: โpara entretener a tus invitados, saca tu / ropa usada del dรญa / y hรกblales de / cada prenda. Cรณmo y dรณnde se ensuciรณ y / por quรฉโ, etcรฉtera; pero tambiรฉn, por supuesto, en la devaluaciรณn del concepto de autorรญa emprendida por Michel Foucault y Roland Barthes en sus ensayos acerca de la muerte del autor y el nacimiento del lector.
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no solamente apunta a la idea de que una obra de arte no estรก โterminadaโ hasta que es aprehendida por su espectador, lector o usuario, sino tambiรฉn a que toda obra que se desee duradera debe permanecer en un estado de incompletitud que ponga de manifiesto la que parece ser la verdadera naturaleza del hecho artรญstico: la falta de certezas, la frustraciรณn, la fragilidad, la pรฉrdida.
Al menos desde 1759 sabemos que Tristram Shandy nunca podrรก terminar de contar los primeros acontecimientos de su biografรญa; lo que Unfinished hace evidente es que poner punto final a una obra es innecesario, o no tan necesario como permitir que en ella habiten una resistencia y una ausencia. Como la de James Hunter, el joven negro al que Alice Neel comenzรณ a retratar en uno de sus cuadros mรกs famosos. Hunter escapรณ de Estados Unidos para no ser enviado a la guerra de Vietnam y nunca se presentรณ a la segunda sesiรณn de posado; Neel no terminรณ de pintar el retrato, pero lo firmรณ y lo exhibiรณ, y ahora es su ausencia la que nos interpela, la de un joven que escapa para no verse obligado a morir en otra guerra injusta: su James Hunter, recluta negro nos โhablaโ ahora de la interrupciรณn de la obra artรญstica, pero tambiรฉn de la de una vida y sus proyectos. ~
Patricio Pron (Rosario, 1975) es escritor. En 2019 publicรณ 'Maรฑana tendremos otros nombres', que ha obtenido el Premio Alfaguara.