Alrededor del año 800 a.C., alquimistas chinos mezclaron salitre, azufre y carbón con la intención de crear la receta para la vida eterna. No consiguieron la inmortalidad, pero su invento cambió a la industria militar y dotó de color los cielos durante las celebraciones religiosas y las fiestas populares.
En el marco del 500 aniversario del encuentro entre dos mundos, el artista contemporáneo chino Cai Guo-Qiang intervino la pirámide de Cholula con un espectáculo de pirotecnia y luces.
Guo-Qiang ha realizado videos, instalaciones, dibujos y performance. Empezó a trabajar con pólvora en Quanzhou, su pueblo natal, y tras nueve años de investigación sobre sus propiedades en Japón empezó a realizar intervenciones al aire libre. Partiendo de la filosofía oriental y de los problemas sociales contemporáneos, Guo-Qiang usa la pirotecnia para establecer un intercambio entre los espectadores y el universo que los rodea. Su obra más famosa es Sky Ladder, una escalera de 500 metros cubierta de fuegos pirotécnicos que instaló sobre Quanzhou y que planeó desde 1994.
Bajo el nombre “Encuentro con lo desconocido: Proyecto Cosmos para México”, el artista ofreció su interpretación de lo que se vivió hace cinco siglos. Guo-Qiang trabajó con cinco familias de Puebla y el Estado de México en la elaboración de cinco castillos de más de 30 metros de altura y una estructura de 52 metros de altura con 500 escalones que representaba a la pirámide de Cholula, la cual se iluminó de colores gracias a los 10 mil cañones que se usaron en su fabricación. No es casualidad que Guo-Qiang haya utilizado pólvora para representar el encuentro entre dos mundos, pues se trata de uno de los primeros objetos que los españoles trajeron a América.
Por más de una hora, los miles de asistentes pudieron disfrutar de un espectáculo que conjugó pasión, ambición y pólvora.
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