Ilustración: Letras Libres

La convocatoria del Protrad 2022 no se modifica, pese a las críticas

Las críticas formuladas por traductores y editores a la convocatoria 2022 del Programa de Apoyo a la Traducción han sido ignoradas. El desconocimiento de su responsable sobre el sector editorial pone en riesgo la continuidad del Protrad.
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I

El encuentro de trabajo entre la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, CANIEM, y la responsable del Programa de Apoyo a la Traducción, Protrad, Isabel Cortés, realizado el pasado 5 de agosto, deja claro que no hay marcha atrás: la inoperante convocatoria para 2022, lanzada el 3 de junio, continúa sin cambios. La misma respuesta recibió, en una reunión aparte, la Asociación Mexicana de Traductores Literarios, Ametli.

No fueron escuchadas las críticas de los dos organismos gremiales al mecanismo de “reciprocidad”, que asfixia a editores mexicanos y extranjeros por igual. El Protrad, en funciones desde 2001, cubría, a solicitud de una editorial foránea, el costo de la traducción a otra lengua de la obra de un autor de México para su publicación en el exterior. A partir de 2013, el programa comenzó a apoyar a editoriales mexicanas para que tradujeran y publicaran a autores de otros países.

Programas afines a Protrad, basados en criterios internacionales, se han vuelto cruciales en la industria editorial de Francia, Alemania, Gran Bretaña y España, entre otros. Sin su existencia, las posibilidades de traducción y publicación se reducen de manera dramática. No solo son una fuente de financiamiento, sino también de prestigio, por el estatus de sus dictaminadores y la calidad de las editoriales y traductores involucrados. En México, más de 280 apoyos, más de 250 editoriales, más de veinte países en dos décadas son una prueba contundente. Para sorpresa del medio editorial mexicano y extranjero, y sin consulta previa a editores ni traductores, la convocatoria del 2022 estableció la condicionante “reciprocidad”.

La reunión, de la cual la CANIEM realizó una grabación para compartirla entre sus agremiados, con la aprobación de Isabel Cortés, dejó en claro varias cosas. Una, que Cortés, autora de la nueva versión, desconoce convocatorias de otras partes del mundo. Dos, que lo que se le ocurrió, “me publicas y te publico”, ilustra su desconocimiento acerca del sector editorial. Y tres, que el diálogo que estableció con la CANIEM y la Ametli fue una simulación, pues a los dos organismos le expresó que, si alguna modificación pudiera realizarse, sería hasta la siguiente convocatoria, si acaso la hay, pues dependerá de los resultados de esta “prueba piloto” el que haya continuidad.

Detrás están Hacienda y Función Pública. Isabel Cortés reveló que las dos secretarías suscribieron un acuerdo que impide que una empresa extranjera reciba presupuesto de la Federación. La prohibición alcanzó al Protrad, en tanto que financiaba a editoriales de otros países. Cortés tuvo que aceptar a regañadientes que su mecanismo de “reciprocidad” no resolvía el entuerto, que varias editoriales extranjeras le habían expresado su desacuerdo –“lo cual es válido”, consideró– y se comprometió a que continuarían las conversaciones, aunque para la concepción del Protrad 2022 no sucedió así.

II

Lorenza Estandía, agente especializada en literatura infantil y juvenil, explicó durante la reunión las dificultades que enfrenta una editorial extranjera a partir del criterio que estableció Cortés. Una pequeña editorial de Turquía, explicó, estaba interesada en publicar a un autor cuyos derechos tiene un importante consorcio editorial de México que, como era de esperarse, no tenía interés en publicar a un autor de la editorial de Turquía.  La “reciprocidad”, subrayó Estandía, es “inviable”, y el acuerdo “se cayó”. Ante el estupor de los participantes de la reunión, Cortés preguntó:

—¿Por qué es inviable, Lorenza?

Estandía tuvo que explicárselo nuevamente: la editorial mexicana no iba a aceptar verse obligada a comprar un libro del editor turco para ser traducido al español.

Siguió un embarazoso silencio de Cortés, que enseguida buscó evadir la cuestión:

–Hay la opción… Estuvimos viendo como posibilidad… Porque sabemos bien que muchos de los editores no compran directamente los derechos… Digo, las editoriales no son poseedoras de los derechos… O sea, los derechos a veces también los adquieren a través de agencias o directamente con los autores… Es una de las consideraciones que seguramente estarán para la próxima convocatoria… Veremos la posibilidad de que se pueda… Mmh… Bueno, tengo dos ideas que más adelante les voy a contar…

Y volvió a lo que era su objetivo: la convocatoria no cambia: “Ahorita lo importante es cómo sacar esta emisión, ver el impacto que tiene entre los editores, […] y si hay interés y efectivamente hay demanda de esos apoyos, obviamente el Protrad continúa”.

Acababa de aceptar que, si no había “demanda”, no continuaba el Protrad.

En respuesta, Estandía pidió a la funcionaria “externar […] lo que implica para el medio editorial el que no se puedan trabajar las traducciones de obras mexicanas al extranjero [en una sola dirección]. [Es decir,] que no tenga que ser a través de este intercambio [pues] con esto se está impidiendo que obras de autores mexicanos lleguen a otras lenguas y sean comercializadas en otros mercados.”

III

Ixchel Delgado Jordá, de Interlínea Cultura Editorial, Premio al Mérito Editorial CANIEM 2018, inició con actitud conciliadora y explicó que la Cámara no se pronunció en medios porque se decidió que “el vehículo” fuera una reunión. No obstante, expuso las divergencias de la cámara con claridad. Para empezar, compartió que en 2021 había gran expectativa en torno al Protrad por parte de la pequeña y mediana industria editorial, que representa el 98% del sector. La Feria Internacional del Libro de Guadalajara retomaba ese año su formato presencial y si la convocatoria estaba abierta para esas fechas, como había sucedido en el pasado, sería una “herramienta de trabajo” clave para reunirse con los editores extranjeros.

Lamentablemente, el anuncio fue posponiéndose hasta el verano de 2022.

Y nuevamente, la “reciprocidad” fue puesta en cuestión, ahora desde la lógica de una editorial mexicana. Delgado Jordá apuntó que los derechos de un libro premio Hans Christian Andersen (considerado el Nobel de Literatura Infantil), por el cual está interesada, los tiene una editorial alemana y, naturalmente, no podía pedirle a cambio al sello alemán que le comprasen los derechos de un libro de su catálogo. “Los pequeños editores […] que buscamos desarrollar un catálogo con ciertas características no podemos […] entablar la modalidad recíproca”.

Cortés contestó como lo había hecho antes: con un lacónico “okey”.

El antiguo Protrad contaba con un comité integrado por la CANIEM, la UNAM, y la Dirección de Publicaciones [participaba también la SRE], recordó Delgado Jordá. Cortés aceptó que lo desconocía, pero justificó su inexistencia pues el programa, con la desaparición de los fideicomisos, había dejado de ser un mandato y se había vuelto una unidad administrativa. La editora exhortó a la funcionaria para que se creara un comité técnico, de manera que se escucharan diferentes puntos de vista para modificar la convocatoria. Le propuso asimismo que se tomaran en cuenta convocatorias como las de Francia, Alemania, Noruega, Corea y Taiwán, entre otras, que se ajustan a criterios internacionales.

Cortés respondió que, como unidad administrativa, no se regían por comités sino por leyes y reglamentos y, en la actualidad, por una comisión de artes, “que es la que aprueba o desaprueba”.  

Sin argumentos para defender su convocatoria, apeló a las demoras burocráticas que implicarían los cambios:

– [Habría que] llamarla a sesión [y] ustedes ya conocen los procedimientos del FONCA (sic) […] Tenemos que ejercer el recurso antes de que termine el año. En el momento en el que ya se cierra el sistema, nosotros tenemos un trabajo enorme, la revisión administrativa, juntar al jurado para que evalúe [y decida], la elaboración y la formalización de los contratos antes de que termine diciembre, y sí es posible en la última semana del mes hacer el primer pago.

Es decir, tal como anticipamos en un texto anterior, el ejercicio del presupuesto del Protrad 2022 tampoco está garantizado para el 15 diciembre.

Y salvo la convocatoria de Francia, que aseguró le había dado un vistazo, Cortés aceptó que desconocía las demás.

IV

Solo que el cambio no es tan complicado.

Las limitaciones impuestas por la arbitraria disposición de las secretarías de Hacienda y de la Función Pública pueden resolverse de un modo más sencillo. Se retoma el concepto del Protrad vigente desde 2013: un programa con dos convocatorias. Una de ellas sigue tal cual: el apoyo directo a la editorial mexicana para traducir a un autor extranjero y publicarlo en México.

La otra, se ajusta.

El apoyo a una editorial de otro país se realiza a través de un convenio con un sello mexicano que recibe el presupuesto y financia la traducción: justo lo que propone el Protrad 2022, pero sin la obtusa condición de la reciprocidad. La editorial mexicana figuraría así como coeditora de la editorial extranjera. Es decir, basta con deshacerse del “me publicas y te publico”.

Pero Cortés no tolera las críticas.

Desde el inicio de la reunión, la responsable del Protrad no había podido disimular su molestia ante los señalamientos hechos en los medios. Para empezar, se refirió “a algunos, cómo se les puede llamar, articulistas, que han estado protestando contra la nueva modalidad de la convocatoria”. Insistió al respecto más adelante. La “posibilidad de modificar la convocatoria” para 2023 será consecuencia de la “interacción que haya entre editores y nosotros. No tiene que ver con los comentarios que han hecho en la prensa”.

Tampoco le gustó la carta abierta de la Ametli, difundida el 29 de junio en redes: “Yo hablé con ellos y mi primera pregunta fue ‘¿ustedes participan o están participando?, porque está claro que [la convocatoria] está dirigida a los editores’ [y no a los traductores]”.

Luego, matizó: “Tuvimos una plática muy interesante (…) seguiremos trabajando también con ellos para hacer como un equipo y esto se vaya perfeccionando pero [esta reunión] nada tiene que ver con los periodicazos que han estado saliendo sobre el tema”.

Sendos encuentros con la CANIEM y la Ametli, la cláusula de la reciprocidad hecha añicos, un rotundo no a eliminarla, y la promesa de más reuniones. Por la obcecación de una funcionaria que desconoce el tema, el Protrad, de honorable trayectoria, está cerca de su extinción.

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Es autor del libro digital 80 años: las batallas culturales del Fondo (México, Nieve de Chamoy, 2014), de Política cultural, ¿qué hacer? (México, Raya en el Agua, 2001, y de La palabra dicha. Entrevistas con escritores mexicanos (Conaculta, 2000), entre otros. Ha sido agregado cultural en las embajadas de México en la República Checa y Perú y en el Consulado General de México en Toronto.


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