Italia se cuela en la fiesta inglesa y le roba la Eurocopa

Los jugadores dirigidos por Roberto Mancini han sido los que mejor fรบtbol han realizado en todo el campeonato
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Llevaban mucho tiempo los hooligans ingleses deseando que llegase la noche del 11 de julio. Todo parecรญa dispuesto para que, por fin, la selecciรณn de los tres leones pudiese levantar su primera Eurocopa: por una parte, la semifinal y la final se jugaba en el mรญtico Wembley y, por otra, se contaba con una selecciรณn de extraordinario nivel, como hacรญa mucho tiempo que no se recuerda en las islas. Para mayor euforia, las sensaciones a lo largo del torneo eran del todo positivas. Italia era el รบltimo obstรกculo para alcanzar la gloria. Ha llovido mucho desde que, 55 aรฑos atrรกs, Inglaterra levantase su รบnico torneo, el Mundial cosechado, precisamente, en el mismo estadio que la final. Ya era hora de regresar, de que el fรบtbol volviese a casa, como han estado cantando los infatigables hinchas desde que arrancase la competiciรณn hace un mes.

En este contexto festivo e histรณrico llegรณ el ansiado 11 de julio, y la cosa no pudo empezar mejor para los jugadores dirigidos por Gareth Southgate: antes de que se cumpliese el segundo minuto de juego, Shaw adelantรณ a los locales y puso el 1-0 en el marcador. Todo era felicidad, cervezas volando por los aires, adolescentes saltando por los balcones de Baleares, y hasta la reconciliaciรณn de Oasis se vislumbraba en el horizonte. Nadie imaginaba la desazรณn en la que acabarรญa desembocando la jornada para la hinchada inglesa tan solo tres horas despuรฉs, pues Italia empatรณ el encuentro en la segunda mitad y le llevรณ el torneo al vencer en la tanda de penaltis.

Las dos selecciones llegaban a la final tras ofrecer una buena imagen en la mayor parte del torneo. Italia ha sido la que mejor juego ha realizado, con tramos de dominio muy vistosos y con altas dosis de elegancia tanto dentro como fuera del terreno del juego. Por su parte, Inglaterra no ha llevado ningรบn traje Armani, pero sรญ ha sido una roca desde el medio del campo hasta su propia porterรญa, y solo Dinamarca fue capaz de hacerle un gol al hiperactivo โ€“con este adjetivo nos quedamos cortosโ€“ Pickford en semifinales. Las apuestas daban como favorita, de forma ligera, a la selecciรณn local, pero todo estaba abierto, y se preveรญa una final bonita.

Lo cierto es que fue un partido vibrante. Inglaterra parecรญa encolerizada desde el inicio, con todos los jugadores mordiendo a unos empequeรฑecidos jugadores italianos, dispuestos a quitarse de en medio ante cualquiera que se interpusiese en su camino, con la vileza y la decisiรณn de un Ricardo III que ansรญa la corona. Chiellini, Insigne, Jorginho y demรกs jugadores transalpinos parecรญan marionetas en manos de la potente selecciรณn inglesa, y solo Chiesa intentaba poner algo de picante en el รกrea contraria.

El paso por los vestuarios del descanso, sin embargo, sentรณ muy bien a los pupilos de Mancini. Italia se hizo con el mando del partido y empezรณ a generar peligro. Los ingleses no sentenciaron a su rival cuando olieron la sangre en la primera mitad, y en la segunda contienda comenzaron las dudas y la paranoia: los jugadores empezaron a ver fantasmas, a la manera de Macbeth con el espectro de Banquo. El miedo de equipo y aficiรณn crecรญa en cada ataque italiano, y el temido empate llegรณ a falta de veinte minutos, cuando el defensor Bonucci empujรณ la pelota a la red. Era un 1-1 merecido, ya que la selecciรณn azzurra llevaba tiempo haciendo mรฉritos para empatar.

Los noventa minutos concluyeron y el รกrbitro mandรณ el encuentro a la enรฉsima prรณrroga del campeonato. Son tantos los minutos extra que se han jugado en esta Eurocopa que Antonio Lรณpez podrรญa haber concluido un retrato de todos los miembros que han formado parte de la Casa de Windsor. El partido entrรณ en un terreno mucho mรกs resbaladizo en donde todo podรญa pasar: se sucedรญan los ataques en ambas รกreas, aunque ninguna selecciรณn lo hacรญa con la decisiรณn suficiente para llevarse el partido. Todo se encaminaba para las penas mรกximas. Hacรญa quince aรฑos que una Eurocopa o un Mundial no se resolvรญa desde los once metros y, precisamente, fue Italia la que venciรณ a Francia en los penaltis del campeonato de 2006, poco despuรฉs de que Zidane le diese las buenas noches a Materazzi.

Se han citado en estas lรญneas dos imperecederas tragedias de Shakespeare, fabulosas por muchos aรฑos que pasen, que tienen como protagonistas a seres despiadados que hacen cualquier cosa por llegar al poder y, luego, conservarlo. Si Macbeth es โ€“con el permiso de Hamletโ€“ la gran obra del Bardo, Ricardo III es, junto a Tito Andrรณnico, la tragedia mรกs sangrienta de todas cuantas se conservan del genio inglรฉs. Sin embargo, en clave futbolรญstica, para la historia de la competiciรณn quedarรก una imagen que precede a la particular tragedia de la selecciรณn inglesa en Wembley: la de Rashford y Sancho, dos jugadores ofensivos de la selecciรณn britรกnica, preparados en la banda para salir al terreno de juego en el minuto 118, con el รบnico objetivo de ser lanzadores en las tandas de penaltis. Entrar al cรฉsped solamente para tirar penaltis es algo que nunca suele salir bien, y en Londres se volviรณ a cumplir el mal augurio por partida doble.

Ambos fallaron sus lanzamientos en la tanda definitiva. El primero, tras bailar un chotis mientras se dirigรญa a golpear la pelota, empotrรณ su disparo en el palo, y al segundo le adivinรณ su intenciรณn Donnarumma. El portero del Milรกn โ€“y futuro guardameta del Parรญs Saint Germain, equipo radicado en la capital gala pero dirigido desde Qatarโ€“ tambiรฉn parรณ el lanzamiento de Bukayo Saka, lo que le sirviรณ para que su paรญs se llevase la Eurocopa y, a la par, ser elegido como mejor jugador del torneo.

Italia consigue su segunda Eurocopa de la historia, tras la cosechada en 1968 contra Yugoslavia. Ha sido un torneo muy vistoso, con partidos trepidantes y un ritmo de competiciรณn muy alto, algo probablemente inesperado tras la gran carga de partidos acumulados que la mayorรญa de los jugadores llevaba a sus espaldas por la pandemia. Sin duda, se trata de una victoria justa, pues la escuadra de Mancini ha desplegado, en lรญneas generales, un fรบtbol vistoso y atractivo. ยกCรณmo no alegrarse del รฉxito de un paรญs que ha compartido con el mundo los cuadros de Rafael de Urbino, la pizza o el cine de Paolo Sorrentino!

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Elios Mendieta es periodista. Es autor de 'Memoria y guerra civil en la obra de Jorge Semprรบn' (Escolar y Mayo).


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