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La amenaza de los spoilers

Los spoilers son el monstruo de nuestro tiempo. El bombardeo de información al que estamos expuestos provoca que vivamos con la angustia de que una nota, meme o video nos arruine la película que se acaba de estrenar. Estos adelantos podrían echar a perder el gozo, aunque, para algunos, satanizarlos es una exageración.
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Aún no se estrenaba la nueva película de Star Wars, pero los aficionados estaban preocupados por escapar de los comentarios que podrían contener información esencial sobre el destino de los personajes y así echar a perder una espera de años. Los spoilers son el monstruo de nuestro tiempo. El bombardeo de información al que estamos expuestos provoca que vivamos con la angustia de que una nota, meme o video nos arruine la película que se acaba de estrenar, al predisponernos sobre qué va a pasar y cómo.

La palabra spoiler tiene diferentes significados en inglés. Se puede referir a alguien que arruina algo (es decir, un aguafiestas) o a la descripción de la parte crucial de la trama de una película, serie de televisión o libro.  Aunque ya era común en el habla coloquial, apareció en un medio impreso hasta 1971, en un artículo de la revista National Lampoon. En español, existe el vocablo «destripe», cuyo uso promueven la Fundéu BBVA y la Real Academia Española, para referirse a la revelación del clímax o del desenlace de una historia.

El miedo a los spoilers se ha acendrado como consecuencia de la inmediatez con que nos comunicamos. Hace unos años nuestros padres y abuelos debían conformarse con la programación televisiva que dictaba el día y la hora en el que se transmitía la serie de moda. La tía que se perdía un episodio de la telenovela le preguntaba a su vecina qué era lo que había pasado para ponerse al corriente y no estaba mal visto que los periódicos publicaran reseñas sin incluir en su encabezado un spoiler alert. Ahora, la oferta audiovisual es tan amplia y variada que se puede acceder a diferentes contenidos en cualquier momento y lugar. Una persona puede ver la temporada completa de una serie el mismo día de su estreno, o descargar una película aunque todavía no se estrene en su país. Con el auge de las redes sociales, la sociedad se ha dividido en dos: quienes han consumido el contenido, pero no deben hablar de más para no estropear la experiencia de los otros y quienes aún no lo han hecho, pero deben navegar por internet con cuidado o instalar algún plugin para bloquear cualquier información indeseada.

¿Cuánto tiempo es válido dejar correr antes de llenar de spoilers nuestros timelines? En el 2008, Vulture publicó su política de spoilers: Si se trata de una película, habría que esperar hasta el siguiente lunes de su estreno para revelar información esencial. En cambio, si es el episodio de una serie de televisión hay un margen de tres días después de su transmisión. Otros medios han adquirido posturas más radicales y señalan que una vez que el contenido se estrena no hay que esperar para comentarlo, lo que ha despertado la furia de muchos espectadores. Una encuesta rápida en las oficinas de Letras Libres reveló que, para el común de los consumidores culturales, un periodo de una a dos semanas después del estreno es más que suficiente, después de esto los reclamos por spoilers ya no son válidos.  

Hace unos meses, la edición en francés de la revista Slate consideró a los spoilers como el mal de este siglo y propuso exigir el pago de boletos al cine a quienes arruinaran las películas, así como vetar la entrada a aquellos que se dejan llevar por el macabro sentimiento de dar demasiados detalles de la trama. Este debate se ha movido a otros terrenos y ahora parece más una defensa de la libertad de expresión que un fenómeno cultural.

Pero existe un grupo de personas para quienes la satanización de los spoilers es exagerada e injustificada. De acuerdo con un estudio del 2011 del profesor Nicholas Christenfeld de la Universidad de California San Diego, los spoilers no arruinan las historias sino que hacen que las disfrutemos más. Los spoilers funcionan para tener una idea de lo que podemos esperar de una cinta y nos hacen apreciar más otros detalles, lo cual hace que en general la experiencia sea más placentera. No vemos una película o leemos un libro solamente por su final, sino por todo lo que implica: el desarrollo de los personajes,  las descripciones espaciales, los símbolos, la estructura. Lo que los spoilers permiten, según Christenfeld, es realzar estos elementos sin demeritar la trama: “La trama es en cierto modo como un perchero mostrando una prenda. Si solo se trata de un montón de tela arrugada en el piso, no podrías admirar la prenda. La trama es una estructura que permite hacer interesantes los componentes narrativos; conocer el final es útil porque permite enfocarse en estas otras partes y comprender cómo se están desarrollando”.

Aunque los spoilers nos arrebatan la oportunidad de experimentar la incertidumbre y la sorpresa por primera vez, no podemos culparlos cuando una película o libro no resulta lo que esperábamos. Desentrañar los misterios de las historias es uno de los tantos placeres que brinda la ficción, como lo es el comentar nuestras impresiones con los demás. No hay regla para la transmisión de spoilers, aunque un spoiler alert puede hacer la diferencia entre un espectador satisfecho y uno insatisfecho.

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estudió literatura latinoamericana en la Universidad Iberoamericana, es editora y swiftie.


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