El paso del tiempo deja en la madera una huella que surge, resalta, se cubre, se deforma o ennegrece, segรบn cambia el clima. Pero asรญ como puede consumirse en un instante por el infortunio del fuego, tambiรฉn puede durar siglos.
Camino por las calles de la antigua capital de Japรณn. Veo, respiro y toco la madera vieja, barnizada o nueva en las casas tradicionales o modernas, en la variedad de objetos de uso cotidiano que los artesanos elaboran en talleres familiares, muchos de ellos fundados hace varios siglos, en los mรกs de dos mil templos y santuarios antiguos pero sin cesar renovados, que guardan otras miles de esculturas tambiรฉn talladas en madera de Budas, Bodhisattvas, guardianes, monjes discรญpulos y personajes sagrados.
La madera se escucha aun cuando cambian las estaciones. En el verano, la gente โen kimono, en vestidos de lino o algodรณn o hasta en pantalones de mezclillaโ pasa de los zapatos a las tradicionales sandalias de madera laqueada o al natural, cuyo armonioso tan tan sobre el piso de piedra se mezcla con el canto de las cigarras en medio del calor sofocante.
En el invierno, la madera tambiรฉn puede oรญrse desde las casas cada noche entre nueve y once, cuando los vecinos, en parejas, hacen rondas nocturnas y con dos pequeรฑas tablas de madera โlas mismas que en el teatro tradicional noh o kabuki avisan al espectador que se inicia o finaliza la escenaโ dan dos golpecitos โยกclap clap!โ cada tantos pasos, seguidos de un coro: โยกhi no youjin!โ (โcuidado con el fuegoโ), para alertar a los ancianos de que estรฉn pendientes de sus calentadores o estufas, aun de keroseno, y ayudar asรญ a prevenir los incendios en una รฉpoca de viento y clima seco; el mayor temor que tiene cualquier habitante de Kioto.
Kioto es el corazรณn de las tradiciones japonesas para visitantes y residentes. Aquรญ germinaron y florecieron el budismo zen, el jardรญn de arena, de piedra o de musgo, el arreglo de flores ikebana en jarrones de cerรกmica รบnicos, la caligrafรญa, la poesรญa y la literatura clรกsicas, la arquitectura minimalista, el teatro noh y el kabuki, el consumo ceremonioso del tรฉ, el tofu, el kimono, las geishas yla estรฉtica wabi-sabi, ahora tan de moda entre diseรฑadores. Kioto es el vestigio de una cultura milenaria viva que, en el mundo de la diplomacia y del consumo, se ha convertido en una marca. Se escucha a los kiotenses decir con altanerรญa: โel sushi es orgullo y monopolio de Tokio o de Osaka solo porque estรกn frente al mar.โ
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Se ha cumplido mรกs de un aรฑo desde la รบltima vez que visitรฉ un museo. Fue a principios de febrero de 2020 y lo recuerdo no porque lo haya anotado en un diario o en una agenda, sino porque por fin habรญa que aprovechar el momento de no encontrarse con filas interminables de turistas.
Kioto se fue vaciando entre febrero y marzo. Los visitantes, sobre todo de Asia y concretamente de China, desaparecieron de los templos, los santuarios, los jardines, las callejuelas y las tiendas, y el silencio volviรณ.
En los รบltimos cinco aรฑos la proliferaciรณn de turistas era tema recurrente de los periรณdicos: โViajeros japoneses evitan Kioto porque cada vez hay mรกs visitantes extranjerosโ. โยฟCรณmo escapar del tumulto de turistas dentro de Kioto?โ โTurismo excesivo en Kioto: ยฟse estรก convirtiendo en vรญctima de su propio รฉxito?โ โImpactos negativos del turismo en Kioto: la contaminaciรณn turรญstica y el ruidoโ. โResidentes de Kioto en contra de nuevos hoteles o pensionesโ. โNo a AirB&Bโ. โLas asociaciones vecinales piden mรกs reglas para turistasโ.
La agencia de turismo local anunciaba con sorpresa que aรฑo con aรฑo los visitantes japoneses disminuรญan, mientras que los extranjeros eran cada vez mรกs; solo en 2018 hubo 1 millรณn 300 mil, en una ciudad con una poblaciรณn de millรณn y medio.
Quienes no vivimos de los turistas, comenzรกbamos con cierto remordimiento a disfrutar de los paseos por la ciudad; sobre todo cuando llegรณ, a principios de abril de 2020, el cierre total de fronteras. Era el momento de ir โcon mascarillaโ a los lugares que hace tres o cinco aรฑos evitรกbamos.
((El cierre sigue vigente en octubre de 2021.))
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El bullicio se habรญa apagado en los barrios histรณricos y turรญsticos. Ahora, en las caminatas, escucho conversaciones de algunos vecinos o transeรบntes mientras barren sus banquetas y veo a trabajadores que limpian con mรกs esmero la entrada de sus negocios en espera de que caiga un cliente:
โPobre de Kioto, estรก completamente vacรญa.
โยกMira!, ya no hay quien entre a ese restaurante. Esas porciones solo comen los extranjeros.
Hoteles apenas inaugurados estรกn cerrados. Las flores frescas que se envรญan como buen augurio al negocio desaparecen luego de un par de semanas, lo mismo que los empleados. Los dueรฑos, chinos, no han vuelto. En las paradas de autobuses ya no hay turistas con maletas que desordenan la fila y obstruyan el paso. Una gran tienda de electrรณnicos, dos aรฑos despuรฉs de abrir, cerrรณ y el edificio fue demolido.
Cierto paisaje ha ido imponiรฉndose en las calles: cada vez se ven mรกs letreros de negocios en renta o venta, restaurantes con horarios limitados o mรกs dรญas a la semana cerrados, anuncios de comida a domicilio (algo que hasta entonces muchos restaurantes se prohibรญan: una vez salida la comida, no podรญan responsabilizarse de los gastos mรฉdicos si su consumo provocaba algรบn envenenamiento o enfermedad intestinal, pues tenรญan que haberse comido dentro del lugar).
Las fachadas de casas y templos de madera se pueden apreciar de nuevo sin esas almas disfrazadas con falsos kimonos rentados de poliรฉster y colores estridentes que posaban en cada esquina o puerta para las fotos del recuerdo.
Los letreros con normas de urbanidad para los turistas, que se multiplicaban en los muros en ciertas partes de la ciudad, han dejado de tener sentido: โCuidado, no arrastrar la maletas por estas callesโ. โSilencio, zona residencialโ. โNo tomar fotografรญas a las fachadasโ. โMulta de 300 dรณlares por tomar fotos a casas privadasโ. โNo besarse enfrente de los templos o santuariosโ.
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La mayorรญa de las actividades culturales se han cancelado, pero algunas muy tradicionales han continuado de una manera distinta. A diferencia de las ciudades de occidente, en las que la plaza suele ser el centro de reuniรณn, en Japรณn las plazas no existen, y son los templos budistas o los santuarios sintoรญstas los lugares pรบblicos de reuniรณn de sus habitantes y visitantes.
Una prรกctica comรบn en Kioto es la de acudir a los templos budistas a copiar con pincel un sutra en papel de arroz. Despuรฉs, se lee en grupo, en voz alta, se prende un incienso y se ofrece el manuscrito al altar de Kannon (la diosa de la misericordia) para que sea quemado por los monjes en una ceremonia posterior, de la que la gente comรบn ya no es testigo.
Los sutras son escrituras milenarias que recogen las enseรฑanzas de Buda o sus discรญpulos y que han sobrevivido justamente copiรกndose de mano en mano. La prรกctica de copiarlos y recitarlos, se cree, es una forma de meditaciรณn y una vรญa para alcanzar la iluminaciรณn, la calma, el alivio de las preocupaciones mundanas โincluyendo la enfermedadโ. El mรกs conocido es el Sutra Corazรณn.
Este ejercicio no solo es un ritual comunitario entre ancianos, adultos o jรณvenes para acercarse a los templos y aprender frases budistas, sino tambiรฉn para practicar la escritura a mano y no olvidar los trazos de muchas de las palabras que aprenden desde la niรฑez.
Desde hace poco mรกs de cuatro aรฑos, por invitaciรณn de la maestra de caligrafรญa, los dรญas quince de cada mes asistรญa sin falta a esta prรกctica en un pequeรฑo templo al oeste de Kioto, en la falda de una montaรฑa. Ahรญ, de rodillas en una estera de paja frente a mesitas de madera negra laqueada de menos de medio metro de altura, mirando hacia un jardรญn de musgo con รกrboles y un pequeรฑo estanque que cambiaban con las estaciones, copiรกbamos un sutra, lo recitรกbamos en coro a la una en punto de la tarde, prendรญamos cada quien un incienso, ofrecรญamos el manuscrito al altar y despuรฉs รญbamos en grupos de ocho o diez a un pequeรฑo cuarto de madera para participar de una ceremonia de tรฉ en silencio y con algunos monjes.
Con el distanciamiento social, las ceremonias de tรฉ se cancelaron y la copia del sutra ha sido irregular, segรบn la contingencia. En marzo y abril de 2020 empezaron a enviรกrnoslo a casa para que lo copiรกramos y luego lo devolviรฉramos por correo al templo, donde serรญa incinerado.
En septiembre y octubre volvรญ a la practica en persona y notรฉ a la entrada un letrero que luego he visto repetirse en otros templos. Es un mensaje en forma de haiku:
ๅฟใใใช ใ
Wasureruna
No se te olvide:
ใในใฏๆถๆฏ
masuku shoudoku
la mascarilla estรฉril.
ๆใใใ
Omoiyari
Ten compasiรณn.
Para copiar el sutra ahora hay que guardar dos metros de separaciรณn, no hablar en ningรบn momento, usar mascarilla todo el tiempo y al recitar en coro el sutra hacerlo mentalmente. Solo uno de los tres monjes que suelen dirigir la sesiรณn lo recita en voz muy baja tras la mascarilla, mientras con un mazo da golpes a un pez de madera en forma de bola que se usa para ritmar la respiraciรณn.
Hasta mayo de 2021 no fui a asomarme al templo, habรญa un solo monje en la entrada, con mascarilla desde luego, haciendo la reverencia acostumbrada y ofreciendo disculpas porque seguรญa cancelada la copia de los sutras:
((La copia de los sutras se ha reanudado en octubre.))
โPor favor, llame por telรฉfono, envรญe un fax o visite nuestra pรกgina web para saber cuรกndo reanudamos.
Regresรฉ caminando y pasรฉ por el Kodaiji, un templo zen de los mรกs bonitos y famosos de Kioto, fundado a principios del siglo XVII por Nene, la principal viuda del Shogรบn Toyotomi Hideyoshi, al convertirse en monja. El templo es vecino de casa y querรญa volver desde hacรญa tiempo, algo imposible por el permanente tumulto turรญstico. Ese templo comenzรณ una peculiar atracciรณn en los meses previos a la pandemia: tiene una androide que durante unos veinte minutos da un sermรณn y recita el Sutra Corazรณn. Pensรฉ que era el momento de verla y escucharla sin turistas. Pero me encontrรฉ con otro letrero:
โSe cancelan hasta nuevo aviso los cantos de la androide Kannon Mindar que se habรญan programado para los visitantes durante 2021.โ
Los monjes del templo Kodaiji, en colaboraciรณn con un profesor de robรณtica, Hiroshi Ishiguro, de la Universidad de Osaka, y una empresa de robรณtica en Tokio, crearon un robot de 1.95 metros y 65 kilos hecho de aluminio y silicona, que representa a Kannon, la diosa de la misericordia mรกs famosa en el budismo Mahayana, no solo en Japรณn, sino en todo el sudeste de Asia.
La robot Kannon se llama Mindar, la vigilante. Cuando fui en junio de 2021 solo podรญa verse parte de una grabaciรณn en video de la presentaciรณn que los monjes hicieron antes de la pandemia. La cara, el cuello, la parte superior del pecho y las manos estรกn hechos de silicona, de color y textura similar al de la piel humana. El resto del cuerpo es una estructura de aluminio y cables. De la parte alta de la cabeza hueca sale una manguera transparente en forma circular como si fuera su aura. La cabeza, los ojos, los labios, el torso, los brazos y las manos tienen movimiento. La androide, con la expresiรณn propia de su oficio religioso, da la bienvenida y se presenta:
โSoy Kannon Bodhisattva, puedo transformarme yo misma en lo que sea y puedo incluso viajar a travรฉs del tiempo. Ahora puedes notar que mi cuerpo es de metal puro. Me pregunto si esto te darรก una pista para entender las enseรฑanzas de Buda.
Despuรฉs da un sermรณn sobre el Sutra Corazรณn, el vacรญo, los sentidos y la compasiรณn y antes de recitar el sutra lanza una รบltima frase:
โA travรฉs del diรกlogo con este yo inorgรกnico, desnudo de metal, ยฟquรฉ tipo de conciencia tendrรกn ustedes, los humanos?โ
Luego de unir las dos manos en oraciรณn, durante los รบltimos cinco minutos recita con robรณtica voz femenina, perfectamente clara, los 262 sonidos que conforman el Sutra Corazรณn.
En Japรณn hay, desde la รฉpoca de Edo (siglos XVII al XIX), una tradiciรณn de pequeรฑos muรฑecos autรณmatas conocidos como karakuri. Todos son de madera o de cerรกmica y se utilizaban para entretener reuniones de las clases altas. Ejecutaban una danza, tocaban un instrumento o incluso ofrecรญan con sus manos una copa de tรฉ o de sake a los invitados. Luego se popularizaron tanto que se llegรณ a construirlos mรกs grandes para exhibirlos en festivales en las calles como entretenimiento para la poblaciรณn.
Asรญ que no es inusual ver androides en Japรณn. Se los ve en algunas oficinas de informaciรณn turรญstica, en los aeropuertos, en las entradas de ciertas tiendas u hospitales, dando la bienvenida y ofreciendo orientaciรณn bรกsica. Lo que parecรญa extravagante era que la androide Kannon Mindar en un templo de la capital antigua estuviera hecha solo de silicona y de aluminio, y no de madera.
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Caminando por las calles vacรญas, reflexiono en que hay quienes piensen que se comete un sacrilegio con esta robot porque choca con la representaciรณn clรกsica de una imagen con mรกs de dos mil quinientos aรฑos de historia religiosa. Pero tambiรฉn pienso en que los monjes zen han dado en el clavo: ยฟun androide es inmortal y esta Kannon de metal no puede ser por el destino una reencarnaciรณn de una de madera?
Es la primera vez que un templo de mรกs de 500 aรฑos acoge entre sus esculturas religiosas de madera a una Bodhisattva-robot, pero ยฟacaso no es esto un momento de โnuevas normalidadesโ, donde los monjes musitan sutras debajo del cubrebocas para no esparcir saliva, y le ofrecen el espacio a una robot para que dรฉ el sermรณn y recite sin coro el Sutra Corazรณn?
Kioto, mayo-junio de 2021.