Los perros nos han acompaรฑado durante miles de aรฑos. Cruzaron con nosotros el estrecho de Bering y se nos adelantaron en orbitar la Tierra en una nave. Al contemplar la historia del perro vemos con claridad la historia del hombre: su tamaรฑo y carรกcter variados hablan de nuestras costumbres, hรกbitos e intereses estรฉticos. Sus restos estรกn en la ciudad de Pompeya; sus estรณmagos carnรญvoros aprendieron a digerir granos junto con nosotros y en la actualidad, incluso se mueven por el metro de Moscรบ. Ahรญ, donde ha estado el hombre, lo siguiรณ de cerca un perro.
Cuando el hombre decidiรณ dejar de ser un animal errante para volverse sedentario, Canis lupus tambiรฉn firmรณ el contrato: dejarรญa de ser compaรฑero de caza y comenzarรญa a hacer otro tipo de trabajos, esta vez como guardianes, para conseguir alimento. Fue entonces cuando el โfamiliarisโ de su nombre quedรณ fijado para siempre: si bien este apellido nos habla de lo cercano, no deja de estar etimolรณgicamente emparentado con โfamulusโ, esclavo.
Generaciones de reproducciรณn controlada originaron razas que se acoplan a nuestras necesidades, gustos y parรกmetros estรฉticos: ojos grandes, de cachorros eternos; hocicos que se van achatando mรกs en cada generaciรณn (al grado de ocasionar narices atrofiadas que no permiten a los perros respirar correctamente) o que son capaces de ayudarnos a buscar drogas y explosivos; colas que se menean de emociรณn al vernos o que se quedan muy quietas al seรฑalar una pieza de caza; una mansedumbre que los vuelve ideales para cuidar enfermos o convivir con niรฑos, y una fuerza y obediencia que hace que algunos de ellos sean considerados armas blancas: mastines, sabuesos, pastores, falderos. Hay un perro para cada eventualidad y estรกn dispuestos a todo: cuidar el ganado, proteger la casa, jalar trineos, lamernos la cara, ir a la guerra, asistir enfermos, buscar entre escombros, ir por la pelota, hacer el muertito, probar medicamentos, volar al espacio, todo por comida y un sitio, el que sea, para dormir.
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Un perro, frente a un equipo de grabaciรณn, se rehรบsa a entrar a un rรญo. Se jalonea, rasca el suelo, chilla desesperado. No es el pastor alemรกn que aparece en el video viralizado de la grabaciรณn de A Dogโs Purpose, aunque la situaciรณn es casi idรฉntica; se trata de una border collie que encarnaba a la estrella de la pelรญcula Lassie Come Home, en 1943. Como no se logrรณ que la perra filmara la escena, se recurriรณ a un doble canino, Pal, que se volverรญa el actor definitivo de Lassie,
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Al igual que los humanos, los perros tienen trabajos que van de lo infame a lo tolerable. Lo mismo ocurre con la paga: hay perros mejor pagados que otros. Un perro de asistencia, por ejemplo, tiene acceso a una vida mรกs o menos cรณmoda a cambio de un trabajo de tiempo completo que resulta, sรญ, demandante, pero relativamente seguro[1].
Muchos de los perros que trabajan lo hacen en condiciones menos afortunadas: los perros de pelea, que se ganan la vida aprendiendo a mostrar los colmillos e ir a la yugular de sus pares no suelen recibir mayor pago que una jaula dรณnde vivir y alimento. Lo mismo ocurre con los perros de laboratorio que son recogidos de la calle o criados especรญficamente para que se realicen pruebas en ellos. En ambos casos, no es raro que estos animales mueran a consecuencia de su trabajo. De igual modo, no son raros los casos de perros que se enfrentan a la eutanasia despuรฉs de terminar su llamada โvida รบtilโ. En el momento en que comenzamos a darle un valor utilitario a nuestro mejor amigo, tambiรฉn empezamos a verlo ya no tanto como un compaรฑero sino como una herramienta. Pienso en dos de los trabajos mรกs terribles que han desempeรฑado los perros en la historia: uno en la cocina, otro en la guerra.
El turnspit o, como lo llamรณ Linneo, Canis vertigus, fue una herramienta para ayudar a rostizar carne desde el siglo XVI hasta el XIX. Su trabajo consistรญa en correr sin pausa y durante horas en una rueda que, ayudada por poleas, hacรญa girar trozos de carne frente al fuego, asegurando que el rostizado fuera parejo. Si el turnspit se cansaba o aminoraba la marcha, no era raro que le arrojaran alguna brasa para que retomara el ritmo. Cuando surgiรณ tecnologรญa que hacรญa mejor el trabajo que el turnspit, esta raza, cuyas caracterรญsticas fรญsicas (las patas cortas, el cuerpo largo, tamaรฑo pequeรฑo) resultaban ideales para el trabajo, dejรณ de existir. Se habรญa acabado su vida รบtil.
Los perros antitanques, por su parte, fueron utilizados por el ejรฉrcito soviรฉtico durante la Segunda Guerra Mundial. Si el trabajo de un animal en la guerra resulta terrible en sรญ mismo, el del escuadrรณn antitanques era una pesadilla: los perros eran entrenados para buscar alimentos bajo los tanques, para que, cuando se encontraran en el campo de batalla, despuรฉs de varios dรญas sin comer, se escurrieran bajo los tanques alemanes y la carga de explosivos que llevaban encima detonara arruinando al tanque y matando al perro: fin de su vida รบtil.
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El pastor alemรกn de A Dogโs Purpose, no tuvo tanta suerte como la collie de Lassie: su entrenador lo obligรณ a entrar al agua y, hacia el final del video que circula en internet, podemos ver cรณmo se hunde. Estรก representando a Ellie, una perra policรญa que ayuda a frustrar un secuestro.
Segรบn la American Humane Association, organizaciรณn que, entre otras cosas, proporciona la leyenda โNo Animals Were Harmedโ en los tรญtulos de las pelรญculas y que ratificรณ que A Dogโs Purpouse cumpliรณ con todos sus lineamientos, el video del pastor alemรกn estรก editado y no refleja lo que ocurriรณ en realidad. Sin embargo, el miedo del perro es evidente hasta para quienes no somos expertos en comportamiento animal. Dentro de la guรญa del programa โNo Animals Where Harmedโ se define lo inhumano como la falta de piedad o compasiรณn hacia otro ser vivo. En el video podemos ver cรณmo un hombre pasa mรกs de cuarenta segundos tratando de forzar a un perro a entrar al agua sin sentir compasiรณn por el estado del animal.
Fui a ver A Dogยดs Purpose para tener una visiรณn mรกs completa en torno al supuesto abuso. Tengo tres perros y una relaciรณn muy cercana con ellos: duermen en mi cama, se arremolinan bajo mi escritorio, ponen sus hocicos sobre mi rodilla. Ir a ver la pelรญcula me resultรณ particularmente complicado porque sabรญa que un animal, de la misma especie que estos que rascan mi patio y me reciben brincando, habรญa pasado por condiciones de estrรฉs para que nosotros, los humanos, nos pudiรฉramos sentar en el cine a conmovernos de situaciones, esas sรญ, falsas.
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Los perros que trabajan como actores se someten a un entrenamiento. Volvamos al personaje de Ellie, la perra policรญa de A Dogโs Purpose: en pantalla la vemos sortear obstรกculos, atacar bajo รณrdenes y rastrear. La pastor alemรกn que filmรณ esas escenas tuvo que aprender a fingir atacar pero sin lastimar, rastrear mientras recorre el camino que su entrenador le marca, pretender una valentรญa que podrรญa o no poseer. Sin embargo, en el momento en que su papel le exige enfrentarse al peligro (siendo el peligro, en este caso, una corriente de agua) no puede saber que eso tampoco es real. Para ella es un rรญo caudaloso al que no quiere saltar: nada sabe del equipo que estarรก ahรญ para vigilarla ni de los lineamientos de la Animal Humane que exigen puentes subacuรกticos entre otras medidas para mantener controlada la situaciรณn. Asรญ que su miedo, a diferencia del valor que muestra en pantalla y de la cercana y cariรฑosa relaciรณn con su humano, es real.
ยฟPodemos hablar de maltrato animal en estas circunstancias?, ยฟsi no hay un peligro real o un daรฑo permanente para los animales sus condiciones de trabajo son โรฉticasโ?, ยฟsometer a un animal a una situaciรณn de estrรฉs contra su voluntad es un abuso? Pensemos, por ejemplo en Laika y sus camaradas, los perros del programa espacial soviรฉtico. Incluso los que lograron volver a la tierra y jubilarse como perros de casa, tuvieron que enfrentarse al miedo que provoca lo desconocido y lo incomprensible. Y es que, ยฟcรณmo se explica un perro un descenso en paracaรญdas?, ยฟcรณmo un set de filmaciรณn? Imposible.
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Bailey, el personaje principal de A Dogโs Purpose, se pregunta a lo largo de sus varias reencarnaciones caninas acerca del motivo de su existencia. Durante sus cuatro vidas juega con niรฑos, aprende trucos, trabaja con la policรญa y ayuda a parejas a enamorarse. Su razรณn de ser es siempre dictada por deseos y necesidades humanas. El รบnico perro de la pelรญcula que se libra de la influencia del hombre termina muriendo por esto mismo: es un cachorro callejero (quizรก no es una coincidencia que tambiรฉn sea el รบnico perro mestizo de A Dogโs Purpose) que atrapan y duermen durante los primeros cinco minutos. Queda claro que, tanto en la ficciรณn como en la realidad, parece que el propรณsito central del perro es servir a nuestros caprichos.
[1] Al respecto, Jason Hribal, historiador especializado en las relaciones humano-animal y ferviente creyente de la condiciรณn proletaria de los animales (uno de sus trabajos mรกs conocidos se titula โLos animales son parte de la clase trabajadoraโ), dice en su ensayo โJessie, a Working Dogโ que los perros de asistencia deberรญan tener derechos laborales. Para Hribal, el acceso a la vida familiar no es suficiente, ya que estos perros trabajan de manera continua por varios aรฑos, sin ningรบn tipo de descanso (incluso dormidos estรกn alerta) y sin que se les permita convivir con otros perros o humanos. La propuesta no es del todo descabellada: dar a estos fieles trabajadores un par de semanas de vacaciones al aรฑo para que puedan convivir libremente con otros perros y que se les remunere econรณmicamente a travรฉs de una asociaciรณn que pueda ver por ellos en caso de lesionarse en el trabajo o cuando se enfrenten al fin de su vida รบtil.
(Estado de Mรฉxico, 1987) Traduce, corrige, edita y a veces escribe. Tambiรฉn pasea a menudo a sus perros.
