Después de días llenos de cifras contradictorias, mucho ocio y expectativas de catástrofe, parece que la amenaza inminente palidece. No desaparece. Muta. Entramos en los largos días de la convalecencia: hay que recuperarse del encierro. Hay explicaciones que ponderar, conclusiones que ofrecer.
En un artículo en el New York Times, un grupo de virólogos en Hong Kong dan su opinión experta sobre las particularidades del virus de influenza que nos tiene a la expectativa. Según ellos, la combinación de virus de influenza de cerdo, de ave y humana contribuyeron para crearlo. En el mismo periódico, en días pasados ofrecieron una gráfica que ilustra el comportamiento cíclico de la pandemia de 1918: razón suficiente para permanecer en alerta.
La revista alemana Der Spiegel, por su parte, se encargó de compilar las más ridículas de entre todas las reacciones que provocó la epidemia. Desde trabajadores en aeropuertos que se niegan a tocar el equipaje proveniente de México, hasta el protocolo que Nueva Zelanda implementó para pacientes que llegan a los hospitales con síntomas de influenza.
En Laberinto, el suplemento sabatino del periódico Milenio, Armando González Torres mira a la peste de 1665 y se encuentra con la crónica meticulosa de un cortesano. Los diarios de Samuel Pepys lo muestran, nos dice González Torres, al mismo tiempo harto de las restricciones a las que obliga una pandemia, y voluntarioso a la hora de disfrutar de los pasatiempos en medio del encierro.
Mientras que en la capital mexicana comienza a relajarse la actitud en torno a la epidemia de influenza, en Estados Unidos el miedo al contagio sigue provocando reacciones adversas entre la ciudadanía, al grado de que uno puede ser expulsado de un autobús por estornudar sin las debidas precauciones. Jessica Pressler analiza estas actitudes en la New York Magazine.
Y en The New Republic, un inteligente artículo condena los efectos colaterales discriminatorios que ha traído la Influenza; no sólo el rechazo a los mexicanos en el extranjero, sino también algunas declaraciones hechas desde México que buscan ponerle nacionalidad al virus.
Además, la periodista Alma Guillermoprieto publica en The New Yorker un reportaje sobre la contingencia sanitaria en México.
– La redacción
