#EconomíayDinero Historia del dinero

Del trueque al papel moneda, un breve recorrido por la historia del dinero
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No es coincidencia que cuando pensamos en economía pensemos en dinero. Aunque la economía no se reduce a este medio de cambio, si tiene un papel fundamental.  La serie de textos que preparamos para junio, inspirados en los 130 años de Banamex, se enfocan en el dinero y otros fenómenos que se desprenden de este.

 

 

Hace algunos años, Mademoiselle Zélie, cantante del Théatre Lyryque de París, realizó una gira profesional alrededor del mundo, y dio un concierto en las Society Islands. A cambio de un aria de Norma y de algunas otras canciones, se le ofreció un tercio de los ingresos. Cuando lo contó, encontró que su paga consistía en tres cerdos, veintitrés pavos, cuarenta y cuatro pollos, cinco mil nueces de cacao, y una considerable cantidad de plátano, limones y naranjas. En París esta cantidad de ganado y fruta podría haber producido cuatro mil francos, que habría sido la remuneración de cinco canciones. Sin embargo, en las Society Islands el dinero era escaso y, como Mademoiselle no podía consumir más que una pequeña parte de sus ingresos, fue necesario alimentar entre tanto a los cerdos y a las aves con la fruta[1].

Así comienza el libro Money and the Mechanism of Exchange del economista William Stanley Jevons (1835-1882), uno de los más notables economistas británicos del siglo XIX. Este relato describe las dificultades del trueque como forma de intercambio directo de bienes y servicios entre personas. El dinero, como muchos otros artefactos y herramientas, es una invención del ser humano que busca hacer la vida más sencilla. Surgió para facilitar el intercambio, una función económica extraordinaria, ya que posibilita la especialización: sin este artificio las economías no podrían funcionar.

Puede haber muchas definiciones correctas de dinero, pero como señaló el economista J. K. Galbraith, la mejor definición es la más simple: “lo que se da o recibe generalmente por la compra o venta de artículos, servicios u otras cosas[2]”. El dinero es útil porque facilita el intercambio, el préstamo, el ahorro, la inversión y la comparación del valor de los bienes y servicios. Antes de su existencia, los miembros de una sociedad únicamente podían realizar intercambios mediante el trueque. Si un constructor de sillas necesitaba zapatos y al mismo tiempo el productor de zapatos requería sillas, las dos personas se ponían de acuerdo para hacer un intercambio de sillas y zapatos. Ello implicaba que para que pudiese ocurrir un intercambio debía haber una doble coincidencia de deseos.

El origen del dinero y sus variedades tienen una larga y fascinante historia. El dinero actual, –el que nos han enseñado a contar desde niños– surgió de un proceso evolutivo que llevó siglos: las personas utilizaron previamente el ganado, la seda, la sal, el tabaco, el wampum, las pieles y el aceite. En la Isla de Yap, en el Océano Pacífico, por ejemplo, sus habitantes recurrieron a la piedra labrada como medio de pago, a este le llaman fei, y consistía enunas ruedas de piedra de distintos diámetros.[3]

La asociación entre metal y dinero es muy estrecha; metales como el cobre, el bronce, la plata y el oro también se utilizaron como dinero. Las monedas más antiguas conocidas se remontan al año 600 a.C y fueron descubiertas por los arqueólogos en el templo de Artemisa en Éfeso en Lidia, antiguo país de Asia menor que ahora es Turquía. Se trata de monedas fabricadas de una aleación de oro y plata llamada electrum en las que aparece la cabeza de un león. En tiempos de Alejandro Magno se estableció la costumbre de poner el perfil del soberano reinante en las monedas como garantía del peso y autenticidad del metal; sin embargo, esta medida no evitó la falsificación. Se dice que Polícrates estafó a los espartanos con monedas de oro falsas. La moneda acuñada tuvo un gran desarrollo en las ciudades griegas y también en sus colonias de Silicia y de Italia. En la época romana se acuñaron monedas de oro como el áureo, el denario de plata y el sestercio de bronce, todas con la efigie del soberano. Su uso duró alrededor de cuatro siglos, hasta que ordenó reducir el contenido del metal precioso, fundiéndolo con bronce y latón.

El uso de metales preciosos continuó durante la edad media. Debido a los viajes de exploración del lejano Oriente, al descubrimiento de América y su colonización, los españoles lograron transportar gran cantidad de oro y plata de las minas del Nuevo Mundo al continente europeo. Sus convoyes en ocasiones transportaban hasta 170 toneladas de plata al año a través del Atlántico. Esta situación provocó uno de los acontecimientos más importantes de esos tiempos: el ascenso de los precios, fenómeno conocido en la literatura económica como la Revolución de los Precios.

A partir de este evento monetario surgió la idea básica de la teoría cuantitativa del dinero. Según esta, ante una oferta de bienes fija y cierto volumen de intercambio de estos bienes si hay una mayor cantidad de dinero en circulación, el resultado es un incremento de los precios, y estos varían en proporción directa con la oferta de dinero. Que haya más dinero en circulación no hace más rica a una sociedad; si lo demás se mantiene constante, lo único que logra es subir más los precios.

Otra de las formas que ha adoptado el dinero son los billetes de banco –esos trozos de papel que carecen de valor intrínseco– que tienen su origen en China en el siglo IX. El primer billete bancario del mundo apareció en el siglo XVII, fue emitido por el Banco de Estocolmo en Suecia, fundado en 1661.  Otro precursor de la emisión de billetes bancarios es el Banco de Inglaterra, fundado en 1694. En el caso de México, los billetes aparecieron durante el Primer Imperio Mexicano, por un decreto expedido el 20 de diciembre de 1822 que autorizaba al gobierno de Iturbide para emitir cuatro millones de pesos en papel moneda.  El decreto describe las especificaciones, la forma, el diseño, texto, fecha de emisión y vigencia de los mismos, pues sólo eran de carácter provisional, con vigencia de del 1 de enero al 31 de diciembre de 1823.  Sin embargo, los primeros billetes de banco empezaron a circular en México en el año de 1864, y fueron emitidos por el Banco de Londres, México y Sudamérica[4].

La economía nacional fue bimetalista hasta 1905, sin embargo el oro desapareció de la circulación al principio de la octava década del siglo pasado[5]. Hoy en día, el dinero no tiene respaldo en metales preciosos, sino en la confianza de cada persona de que será aceptado por los demás como medio de pago. Por eso le llamamos dinero fiduciario porque está basado en la confianza; esa fiducia en nuestros medios de pago proviene del orden institucional y la autoridad monetaria representada por el banco central, y de un entramado institucional conocido como banca comercial.

La búsqueda de nuevas y mejores formas de pagar nuestras transacciones nunca se ha detenido. El dinero electrónico es una nueva forma de dinero que se intercambia por medios como computadoras, redes y el Internet. Con este adelanto, el dinero ha dejado la forma física y se ha convertido en datos que circulan a través de las redes computarizadas y le pueden dar la vuelta al mundo en tan solo unos segundos que se depositan o se cargan mediante pagos en Internet.

La pregunta es si necesitamos nuevas formas de dinero. Paul Krugman señala: ”Supongo que podrían apoyar ese argumento si el dinero que tenemos realmente no estuviese funcionando bien. Pero no es así. Tenemos enormes problemas económicos, pero los billetes de papel están funcionando bien, y deberíamos dejarlos en paz”[6]

 


[1]Money and the Mechanism of Exchange, (1875)

[2]Galbraith, J.K., El Dinero (1975)

[3]Henry, William The Island of Stone Money, (1910)

[4]El billete mexicano, Banco de México, México, 1999.

[5]Edwin Walter Kemmrer, “Inflación y revolución. La experiencia mexicana de 1912 a 1917”. (1953)

[6]“The Antisocial Network”, en The New York Times,  14 de abril de 2013.

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Economista por parte de la UNAM. Además es el Economista en jefe del Museo Interactivo de Economía.


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