Foto: ActuaLitté, CC BY-SA 2.0.

“Todos llevamos una historia familiar que ignoramos.” Entrevista a Jean-Baptiste Del Amo

El escritor francés habla sobre la violencia, su origen y su transmisión, un tema central en "El hijo del hombre", su novela más reciente.
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Un hombre vuelve al encuentro de su esposa e hijo después de seis años de ausencia. Les convence de que vayan a las montañas para empezar una nueva vida. Ninguno tiene nombre. Se les conocerá solo así: el padre, el hijo y la madre. Dejan la ciudad con destino a Les Roches, una casa rústica en medio de la nada. Un regreso a ese entorno salvaje que ha sido, al menos en apariencia, escindido de la naturaleza de los hombres. En El hijo del hombre (Seix Barral, 2022), Jean Baptiste del Amo (Toulouse, 1981) desciende a un mundo primordial que es ajeno y a la vez reconocible para todo ser humano: la violencia que, atizada por los ecos del pasado, se convierte en una proteína más en los genes.

“Y la rabia de los padres volverá a vivir en los hijos en cada generación”, anuncia la cita de Séneca con la que Del Amo abre el libro. ¿Cómo romper con esa transmisión de la violencia que acompaña al ser humano desde tiempos inmemoriales? Sobre eso conversé con Del Amo.

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En El hijo del hombre exploras los orígenes de la violencia y sus efectos. ¿Por qué te interesa ese tema?

Me gustaría saber por qué. Desafortunadamente los escritores nos volvemos ciegos cuando se trata de nuestra obra. Pienso que está ligada a mi historia personal, a mi sensibilidad de una forma misteriosa. Es un tema que siempre ha estado, de una u otra forma, presente en mis libros. Por ejemplo la violencia que se transfiere del padre al hijo. De libro en libro hay ciertas cosas que se van resolviendo. En el caso de El hijo del hombre, la transmisión de esa violencia de padre a hijo, siento que he terminado de explorar ese tema.

¿Y cómo te diste cuenta de ello?

Es algo que siento de una manera muy interior. Sobre todo cuando pienso en los libros que están por venir, me doy cuenta que mis deseos e intereses han cambiado. Las ideas son otras. El proceso de haber escrito el libro tiene ese efecto. Es casi a nivel subconsciente. Creo que nunca he escrito un libro eligiendo el tema. No soy en absoluto del tipo de autores que son capaces de predeterminar de una forma consciente lo que van a escribir a priori. A menudo tengo algunas ideas dispersas, sensaciones, imágenes, algún personaje. Pero sin saber al comienzo cuál será el efecto simbólico o el significado del libro. Se descubre al escribir.

El padre ha sido víctima de la violencia, y su padre también. ¿Cómo se acaba con ese ciclo?

Sí, el padre es víctima del abuelo, y el abuelo a su vez también lo fue. Es como una violencia sistémica. El personaje viene de un clase social obrera, que ha pasado toda su vida trabajando en una fábrica, ha perdido a su mujer. Le han quitado todo. Sabemos que la literatura ha explorado este tipo de entornos. La hipótesis que yo escogí para resolver la novela es que el hijo, para terminar con esta transmisión de la violencia, utiliza las mismas herramientas de violencia. No creo que sea la mejor solución pero es la que el personaje está obligado a tomar. No tiene alternativa. No obstante, existe otra más en libro. Era importante para mí que hubiera dos posibilidades. Me refiero al nacimiento de la niña que nace y escapa, de uno modo u otro, a esa transferencia.

¿La violencia se expresa más a menudo en los hombres? ¿Por qué?

Creo que se manifiesta más a menudo en un sistema establecido que es el patriarcado. Es un sistema de dominación que tiene el interés en mantener el status quo, y para ello utiliza cualquier recurso, incluida la violencia.

Creo que también puede existir en las mujeres, pero dentro de ese mismo sistema. Si leemos la novela de una forma un poco más metafórica, el tema sería el patriarcado. Por eso escogí ese prólogo que no tiene nada que ver con el resto de la novela. Es una escena de la transmisión de violencia en una época prehistórica y que muestra la repercusión a lo largo del tiempo. Han sido milenios.

La familia de tu padre llega a Francia luego de la Guerra civil en España.  ¿Cómo te ha marcado tu historia familiar?

Creo que ha llegado a mí de una forma indefinida, inaccesible casi, porque la historia de la familia de mi padre se ha mantenido bastante misteriosa para mí. Él llegó a Francia en un periodo en el cual la política de inmigración en el país dictaba que debías asimilarte. Tenía que renunciar a tu lengua materna. La autoridades modificaban los apellidos para que sonaran más franceses. Por ejemplo, el nombre de mi padre es Pedro, mas en los documentos oficiales ha quedado Pierre. Existía esa campaña del Estado que intentaba de muchas formas asimilar a los inmigrantes.

Estoy convencido que todos llevamos una historia familiar que ignoramos o que se nos escapa. Ha sido transferida de una forma tácita. No tengo los medios, desafortunadamente, para analizar de qué forma la historia familiar de mi padre ha influenciado mi trabajo literario.

¿Qué importancia tiene el estilo, el uso del lenguaje en tu escritura?

Más allá de las historias que cuento, es muy importante para mí descubrir una voz particular. Única. Como lector, es eso lo que me emociona cuando lo descubro en algún autor. El encontrar una voz que no se parece a ninguna otra que haya leído antes. En mis libros, uno tras otro, eso es también lo que busco.

Crecí en el sudoeste de Francia, en la campiña, no muy lejos de Toulouse. No era una familia de grandes lectores. No teníamos un acceso privilegiado a la cultura o los libros. Conocí el mundo más bien a través de la naturaleza que teníamos alrededor, las sensaciones  que ese entorno me daba. Pienso que es justo eso lo que utilizo en mi trabajo, el crear una escritura que sea descriptiva y sensorial, que ofrezca una experiencia física.

Henri Cartier-Bresson dijo que México era el país donde había encontrado la generosidad más grande del mundo combinada con la violencia más extrema. Después de haber escrito este libro, ¿cuál crees que sea el origen de la violencia en esa dicotomía?

No tengo una respuesta precisa. Lo que me interesa más que las particularidades de un país o de una cultura, es la violencia que se puede entender como la violencia común a la humanidad. ¿Por qué el ser humano no cesa de querer controlar, poseer, destruir? Es ese el corazón de mi obra. No creo que sea mi trabajo como novelista encontrar la respuesta. Lo único que hago es presentar ciertas preguntas y provocar la reflexión. No intento ni siquiera presentar la problemática a fondo porque en ese caso sería más bien un ensayista. Lo que intento hacer es contar una historia. Dar una visión del mundo singular que es la mía, en este momento. Es algo muy modesto. Compartir una sensibilidad artística. Nunca me han gustado las novelas que quieren transmitir un mensaje, que son didácticas. No me agradan los libros que piensan por mí. La novela es un lugar de vértigo, donde se hacen preguntas difíciles. Y el lector lo interpretará y sentirá como lo desee. ~

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es periodista y narrador. Ha vivido en Bélgica, Estados Unidos y Noruega. Es autor de las colecciones de cuento Y sin querer te olvido (Felou, 2014) y Silencios al sur (Felou, 2017). Parte de su obra ha sido traducida al francés y al neerlandés.


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