Cuando viajas desde un paรญs menos ordenado (que es prรกcticamente cualquier paรญs en el mundo menos Singapur y Noruega) a Suiza te das cuenta de de todas las cosas con las que se asocia Suiza: el orden, la limpieza, la omnipresencia de reglas, los trenes que llegan a tiempo, etc. Esto es tan conocido -y lo ha sido durante al menos tres siglos- que ya no merece la pena seรฑalarlo. (Incluso Astรฉrix tiene un par de cรณmics sobre ello.)
Pero uno deberรญa tener en cuenta que todas las cosas que aparentemente son fuentes de desorden en otros paรญses existen en Suiza tambiรฉn: la gente bebe, hay abundantes drogas, la prostituciรณn es fรกcilmente visible, hay casinos casi por todas partes, el robo de dinero (siempre y cuando venga de otro sitio) es aceptable. Ocurre mรกs o menos lo mismo en los paรญses nรณrdicos, e incluso en Singapur.
Asรญ que, ยฟpor quรฉ estos paรญses funcionan, a pesar de la presencia de todos estos vicios, y otros no?
Creo que es รบtil dividir los gobiernos en tres categorรญas: gobiernos de vicio abierto, gobiernos con vicio limitado y gobiernos virtuosos.
Los gobiernos virtuosos consideran que la naturaleza humana es maleable y fundamentalmente (si se le da un โmasajeโ) virtuosa. Intentan imponer ese comportamiento virtuoso a los ciudadanos, pero como malinterpretan la naturaleza humana, acaban produciendo una enorme hipocresรญa generalizada en la que todo el mundo afirma que se comporta siguiendo los principios virtuosos pero en realidad actรบa de manera opuesta. Estos gobiernos prohรญben el alcohol, el sexo previo al matrimonio o creen que la gente deberรญa trabajar a pesar a pesar de no tener incentivos materiales, por el beneficio de la โcomunidadโ. Estos gobiernos suelen fracasar. Pasรณ con Savonarola en Florencia, Robespierre en Francia, la prohibiciรณn del alcohol en los Estados Unidos, el movimiento estajanovista en la URSS, la revoluciรณn cultural en China, la zafra de Cuba en 1972, la prohibiciรณn de alcohol y sexo libre en Irรกn y en todo el mundo islรกmico. Mรกs allรก de que promueven la hipocresรญa, consiguen crear una falta de confianza entre los ciudadanos que dificulta la colaboraciรณn necesaria para el desarrollo. Fracasan porque su idea de naturaleza humana es incorrecta: no queremos que nos gobierne la virtud.
En el otro extremo estรกn los gobiernos de vicio abierto. Aceptan la naturaleza humana tal y como es y no ponen casi restricciones. Permiten que florezcan la corrupciรณn, las drogas, la prostituciรณn. Los ejemplos son abundantes y similares. Piensa en China en los aรฑos treinta, Cuba en los cincuenta (ยฟu hoy?), Rusia en los noventa, la Colombia de los narcotraficantes o el Congo hoy.
Los paรญses exitosos tienen regรญmenes que tambiรฉn empiezan con la premisa de que la naturaleza humana no es virtuosa (o al menos no es virtuosa todo el tiempo). Permiten que el vicio florezca pero limitan su impacto, tanto fรญsicamente (รกreas donde puede ejercerse) como โidealmenteโ (actividades que pueden realizarse). Permiten la corrupciรณn pero la llaman โhacer lobbyโ y te piden que te registres. Permiten las apuestas y el juego pero exigen que los casinos sean unos enormes edificios donde todo el mundo debe vestir impecablemente y estar sobrio. Permiten la prostituciรณn pero piden a las prostitutas que hagan facturas y paguen impuestos. Permiten el robo siempre y cuando se haga discretamente.
Pero cuando estos vicios se salen de su รกrea confinada, los gobiernos de vicio limitado los reprimen con dureza. El vicio por lo tanto nunca amenaza con extenderse mรกs allรก de unos lรญmites aceptados. Las personas siguen comportรกndose dรญa a dรญa como miembros รญntegros de la comunidad. La virtud aparente se proyecta a lo largo y ancho. Pero sus actividades en el trabajo, en la familia, o por la noche permanecen limitadas a las รกreas de vicio โaceptablesโ y nunca se mencionan. No se les permite por lo tanto โcontaminarโ al resto.
Los gobiernos de vicio limitado no pretenden imponer la virtud, excepto alguna vez en las festividades nacionales, cuando la defienden de boquilla. Pero, puesto que esa palabrerรญa no es tan absolutamente contradictoria con la realidad como en el caso de los gobiernos virtuosos, la gente -que se beneficia del contrato implรญcito- estรก dispuesta a participar en el fingimiento.
Esos gobiernos son estables. Todos siguen el Camino, aun sabiendo que es solo una verdad parcial.
Traducciรณn del inglรฉs de Ricardo Dudda.
Publicado originalmente en el blog del autor.
Branko Milanovic es economista. Su libro mรกs reciente en espaรฑol es "Miradas sobre la desigualdad. De la Revoluciรณn francesa al final de la guerra frรญa" (Taurus, 2024).