Foto: Kremlin.ru, CC BY 3.0 , via Wikimedia Commons

Admiradores de Putin

La izquierda que permanece insensible al dolor y al heroรญsmo y, por el contrario, admira a Putin, ha abrazado los totalitarismos del siglo XX.
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Una potencia nuclear invade a una naciรณn pequeรฑa y soberana. El mundo es testigo de esa guerra injusta, minuto a minuto, imagen tras imagen: bombardeos implacables contra la poblaciรณn civil, testimonios desgarradores, รฉxodos masivos, escenas de indescriptible dolor. Eso solo deberรญa concitar el repudio unรกnime al agresor y el apoyo irrestricto al agredido. Pero no es asรญ. Una corriente de la izquierda latinoamericana y mexicana ha adoptado la “narrativa” del agresor. ยฟQuรฉ ha pasado con su conciencia moral?

Para calibrar su degradaciรณn presente importa entender su actitud pasada, y compararlas. Hay un testimonio รบtil para hacerlo. Me refiero al libro Un viaje al mundo del porvenir, publicado por Vicente Lombardo Toledano tras su estancia en la URSS en 1935. Basado en fuentes soviรฉticas, Lombardo postulaba la superioridad del sistema comunista sobre Occidente. De esa premisa โ€“muy propia de aquel tiempo cuando la Revoluciรณn rusa conservaba su aura redentoraโ€“ se desprendรญa el contenido: propaganda asumida sinceramente, pero propaganda pura y dura.

En la visiรณn lombardiana, la colectivizaciรณn forzosa habรญa sido difรญcil debido a la mentalidad conservadora de los campesinos: “Llegaron hasta a quemar sus pastos y sus cosechas, a destruir sus arados rudimentarios, a matar su ganado, azuzados por mil ideas y mil procedimientos arteros y habilidosos de los kulaks (propietarios individuales como ellos, pero de mayor dimensiรณn) [โ€ฆ] que se aprovechaban de su ignorancia”โ€ฆ Para colmo, estaba el problema de las “viejas y atrasadรญsimas nacionalidades”, un apego a la lengua, a la tradiciรณn, a las costumbres, particularmente hondo en Ucrania. A esas “naciones antiguamente oprimidas por el zarismo” no se les podรญa dar “la simple libertad para que vivieran la vida que quisieran [โ€ฆ] sin haberles dado una cultura polรญtica, sin haber levantado su espรญritu armรณnico y su nivel”. ยฟQuรฉ hacer para emanciparlas de sรญ mismas?

Por fortuna, Stalin habรญa ideado la soluciรณn: un cambio sรบbito y estructural que Lombardo resume en una lรญnea: “liquidaciรณn del problema de los kulaks” y “รฉxito material”. Y ahora sรญ, “en las poblaciones (ucranianas) como Kharkov, se aplaude y se vive con interรฉs y con convicciรณn la nueva vida [โ€ฆ] una adhesiรณn [โ€ฆ] al comunismo [โ€ฆ] que vibra y se manifiesta a cada instante”.

Eso vio, o pensรณ ver, o quiso ver, o creyรณ ver, o imaginรณ ver, Lombardo Toledano.

La realidad fue otra. La realidad fue la gran hambruna del invierno de 1932 a 1933, que Stalin orquestรณ para secuestrar el grano de Ucrania y someterla. Se llevรณ a cabo con unidades policiales soviรฉticas por diversas vรญas, incluido, por supuesto, el asesinato masivo. Murieron 3.3 millones de personas. Esa hambruna consolidรณ la nacionalidad ucraniana.

Lombardo Toledano legitimรณ con su libro un rรฉgimen criminal. Pero entre รฉl y la realidad mediaba al menos una ideologรญa universalista. Y, como muchos rusos hoy, es probable que desconociera los hechos de Ucrania.

No es el caso de nuestra izquierda. ยฟQuรฉ explica su actitud? Su apego no es ideolรณgico, como el de Lombardo. Saben que Putin es anticomunista y hasta zarista. Tampoco hay en ella desinformaciรณn o ignorancia: los horrores en Ucrania estรกn a la vista de todos. Inventan que el presidente Zelenski (hijo de judรญos exterminados en el Holocausto) es un tรญtere de los nazis: ยฟson crรฉdulos o los corroe la mala fe? Justifican la invasiรณn por respeto a esferas geopolรญticas: ยฟhan olvidado las guerras que Estados Unidos desatรณ en Amรฉrica Latina, inspiradas en el “Destino manifiesto”? ยฟQuรฉ hay entonces?

Lo que hay es la entusiasta aceptaciรณn de una narrativa que exalta al hombre fuerte sobre las leyes, instituciones y libertades de la democracia liberal. Sembrada en parte por las redes rusas, esa postura ha encontrado suelo fรฉrtil en el caudillismo de nuestros paรญses. Y no solo en ellos. Vivir en Occidente subvirtiendo los cimientos de Occidente es la nueva moda.

No importa que esa adhesiรณn implique avalar la vuelta del terror estalinista. No importa que el lรญder a quien ahora se rinde culto tenga semejanzas con el genocida nazi que enardeciรณ a las derechas mexicanas y latinoamericanas, con su bรบsqueda imperialista de un Lebensraum, sus designios de purificaciรณn รฉtnica, su odio al “cosmopolitismo” y su absoluto desprecio por la vida humana.

El sector de la izquierda que permanece insensible al dolor y al heroรญsmo y, por el contrario, admira a Putin, ha traicionado los รบltimos residuos de su legado moral. Ha abrazado las dos ramas totalitarias del siglo XX.

Publicado en Reforma el 20/III/22.

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Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.


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