Lenin y la flama de la posesión

Algunas reflexiones en torno al líder bolchevique en el centenario de su muerte, tomadas del libro "Spinoza en el Parque México".
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¿Cuál fue el vínculo de Kropotkin con Lenin?

De eso me enteré en otra conversación «anarquista». Zaid me prestó un libro sobre un encuentro entre ambos que ocurrió en mayo de 1919. Después del fraternal abrazo entre revolucionarios, Piotr Alekséyevich (así se llamaba en ruso Kropotkin) comenzó a relatar a Vladímir Ilich Lenin las maravillosas experiencias cooperativas que se estaban organizando en Inglaterra, las federaciones que nacían en España, los sindicatos en Francia… hasta que Lenin, exasperado, lo interrumpió. ¿Cómo podía Kropotkin perder su tiempo (y el suyo) en semejantes pequeñeces que en el fondo no eran sino distracciones de la clase obrera en el cumplimiento de su misión histórica?:

Sin la acción revolucionaria de las masas […] todo lo demás es juego de niños, charla inútil […] una lucha abierta y directa, es lo que necesitamos […] una guerra civil generalizada […] se derramará mucha sangre […] Europa, estoy convencido, vivirá horrores más grandes que los nuestros […] todos los otros métodos –incluidos los anarquistas– han sido superados por la historia […] a nadie le interesan.

Prudentemente, Kropotkin lo reconvino: «si los bolcheviques no se intoxicaban con el poder», la revolución estaba en buenas manos, pero era opinión generalizada «que en su partido hay miembros que no son obreros y este elemento está corrompiendo al obrero. Se necesita lo contrario: que el elemento no obrero esté al servicio educativo del obrero». Lenin cambió de tema. Ahí tienes, perfectamente delineadas, las dos actitudes: el bolchevique fanático e historicista, el anarquista social.

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Lenin ¿era un poseído?

Bueno, Lenin fue muchas cosas. Pero su hermano, el revolucionario Aleksandr Uliánov, que participó en un atentado contra el zar, fue sin duda alguna un poseído. Y Lenin mantuvo viva la flama de esa posesión. Déjame leerte este documento que tomé de una reseña biográfica. Es una instrucción sobre cómo tratar a los kulaks.

1) Cuélguenlos (y asegúrense de que el ahorcamiento se lleva a cabo a la plena vista de la gente), a no menos de cien kulaks conocidos, ricos, chupasangres.

2) Publiquen sus nombres.

3) Confisquen todo su grano.

4) Tomen rehenes. Háganlo de tal modo que a cientos de kilómetros a la redonda la gente pueda ver, temblar, saber, gritar: están estrangulando y estrangularán a muerte a los kulaks chupasangres.

Lenin no quería a Dostoyevski quizá porque sabía que lo había retratado, a él y a todos ellos. Mesiánicos, milenaristas, marxistas, poseídos de una idea absoluta, dueños de la verdad, la historia, el futuro, y el poder para imponerse. Los cerdos se ahogaron en el Evangelio, los poseídos murieron o se suicidaron en la novela, los endemoniados triunfaron en la Revolución rusa, y –como temía Dostoyevski– transmitieron la posesión a la humanidad. Ahí terminó mi viaje al siglo XIX ruso. Pero la posesión sigue. ~

Fragmentos de Spinoza en el Parque México, Tusquets, 2022, p.p. 650, 673-674.

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Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clío.


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