A fines de los aรฑos ochenta recorrรญ con el eminente historiador inglรฉs Hugh Thomas las estrechas veredas acuรกticas de Xochimilco, รบnico vestigio de la ciudad lacustre que Hernรกn Cortรฉs conquistรณ el 13 de agosto de 1521. Nos acompaรฑaba la hija de Hugh, Isabella, presumiblemente llamada asรญ en recuerdo de la reina espaรฑola. รbamos en una pequeรฑa embarcaciรณn de madera, de esas que en Mรฉxico llamamos “trajineras”. Cada trajinera tiene un nombre de mujer como un tocado floral que enmarca su proa. Avanzรกbamos lentamente contemplando el vuelo de las garzas entre las “chinampas”, manchones de tierra firme donde los lugareรฑos plantan legumbres y cultivan flores. Hugh observaba en silencio, transportado en el tiempo. Iba, como siempre, impecablemente vestido de traje, esta vez de lino claro, con su inconfundible paรฑuelo de seda (y sus excรฉntricos calcetines rojos). De pronto, otras trajineras se cruzaron en nuestro camino. Nos contagiรณ el regocijo de las familias que circulaban sobre aquellas casas flotantes, fiestas con mรบsica de mariachis, mole, tortillas y tequilas. Pienso que fue entonces, navegando los canales de Xochimilco, ensoรฑando con la era de los mexicas, cuando concibiรณ la idea de escribir La conquista de Mรฉxico.
Le encantaban los grandes desafรญos. Para entonces habรญa escrito al menos dos historias monumentales referidas al orbe hispano: La Guerra Civil espaรฑola y Cuba. La lucha por la libertad. Clรกsicas del gรฉnero y el tema, las caracterizan la solidez y profusiรณn documental y el equilibrio del juicio. Necesitรณ de ambas virtudes para despejar esa selva de ideas e ideologรญas encontradas que fue la Guerra Civil espaรฑola. Su aporte mayor, inmensamente educativo para el pรบblico espaรฑol que sigue leyendo la obra, fue mostrar que la historia no es blanca ni negra. Por lo que hace a Cuba, el dรญa que los cubanos puedan leer con libertad, la obra de Thomas (cuya consulta en la Biblioteca Nacional de Cuba requiere permiso oficial) introducirรก una sana perspectiva de esa historia tan apasionante como trรกgica. Pero faltaba la siguiente estaciรณn:
De tiempo atrรกs, sabรญa por mis lecturas y por mis visitas ocasionales que Mรฉxico posee una riqueza inagotable de historia, de imaginaciรณn literaria, de variedad geogrรกfica. Pensรฉ que, si iba a escribir de nueva cuenta sobre Latinoamรฉrica, debรญa estudiar la mรกs antigua, la mรกs compleja, la mรกs interesante de sus culturas
Su mรฉrito fue escoger el momento mรกs interesante y mรกs complejo de esa cultura, ver la oportunidad de abordar el “drama memorable” โcomo lo habรญa calificado William Prescottโ de la conquista de Mรฉxico.
Su aventura intelectual como historiador del mundo hispรกnico no era muy distinta a la que ciento cincuenta aรฑos atrรกs habรญa seguido aquel gran hispanista del siglo XIX al escribir su Historia de la conquista de Mรฉxico. Vรญctima de una enfermedad de los ojos, Prescott solo viajรณ por las tierras mexicanas a travรฉs de libros, documentos y todos los medios visuales a su alcance. Su interlocutor principal fue Lucas Alamรกn, รฉl mismo gran historiador y custodio del legado material y espiritual del conquistador. Otra colaboradora invaluable fue la esposa del embajador de Espaรฑa en Mรฉxico, Frances Erskine Inglis, marquesa Calderรณn de la Barca, cรฉlebre autora de La vida en Mรฉxico (1843), cuya publicaciรณn impulsarรญa Prescott. A ella le enviรณ un daguerrotipo para obtener placas con los paisajes mexicanos.
Tambiรฉn Thomas hizo grandes amigos en Mรฉxico. Cuando trabajaba en su investigaciรณn sobre la Conquista, se hospedaba en el centro de la ciudad de Mรฉxico, recorrรญa las antiguas calles y edificios coloniales. Supe de sus riesgosas exploraciones en la plaza Garibaldi (donde abundan los cuchillos y las balaceras), me enterรฉ de sus comilonas en las humildรญsimas loncherรญas del centro histรณrico y de sus caminatas por la Alameda.
ยฟCรณmo calibrar el valor del libro clรกsico de Thomas sobre la Conquista? Desde su apariciรณn procedรญ a leerlo y a escribir sobre รฉl en paralelo con el de Prescott. Ambas obras son producto de su tiempo y sensibilidad. Sub specie aeternitatis, la de Prescott ha quedado como un gran monumento literario. La de Hugh Thomas, en cambio, ha resistido y seguramente resistirรก la prueba del tiempo. Escrita con brรญo narrativo y sobria elegancia literaria, es una obra suprema y hasta ahora insuperada de conocimiento histรณrico. Un libro para todas las รฉpocas.
Fragmento del prรณlogo a La conquista de Mรฉxico (Planeta, 2021), ediciรณn conmemorativa del Quinto Centenario.
Publicado en Reforma el 8/VIII/21.
Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.