Este artรญculo forma parte de la serie Fantasmagorรญas del pasado: el humanismo.
En Sin fines de lucro. Por quรฉ la democracia necesita de las humanidades (2010), la filรณsofa estadounidense Martha Nussbaum (1948) describe el retroceso de la educaciรณn de fundamento liberal en Estados Unidos, paรญs pionero en la transversalidad del componente humanรญstico en la educaciรณn superior. Los padres y las autoridades universitarias coinciden en que los esfuerzos escolares de la juventud han de orientarse hacia el desarrollo econรณmico, en favor de carreras que aseguren a las y los futuros profesionales medios de vida y prestigio social. La mejor formaciรณn en el paรญs del norte es costosa; endeudarse estudiando artes, literatura o filosofรญa, con la certeza de un futuro de empleos subpagados, no parece el colmo de la sensatez. Detrรกs de este dilema subyace un problema mayor, segรบn la autora: hemos perdido el rumbo y el sentido mismo de educar para la vida en democracia.
El tema del prestigio es central para entender la administraciรณn del conocimiento en la era de la biopolรญtica y de la cuarta revoluciรณn cientรญfico-tรฉcnica. Se trata de que la juventud maneje las claves del poder en esta รฉpoca y sepa vincularse adecuadamente con su ejercicio. Tal ejercicio no requiere de la democracia liberal: Nussbaum afirma que dos grandes naciones democrรกticas, India y Estados Unidos, podrรญan eventualmente hermanarse en la cruzada antiliberal, enmarcada en el nacionalismo y el fundamentalismo religioso, como efectivamente ocurriรณ aรฑos despuรฉs de la escritura de Sin fines de lucro con el advenimiento de la era Trump.
India cuenta con nรบcleos de elevado desarrollo tecnolรณgico, de espaldas a las falencias polรญticas de regรญmenes al estilo de Narendra Modi. Nussbaum registra cรณmo en esta naciรณn, nacida de un proceso de independencia marcado por valores democrรกticos, han ganado terreno concepciones fascistoides e histรณricamente espurias sobre una identidad nacional sin contaminaciones forรกneas, causadas y acompaรฑadas por una educaciรณn formal vertical y autoritaria que no acepta cuestionamientos de la versiรณn oficial de la historia del paรญs. Estas fantasรญas, como bien indica la autora, no son privativas de ningรบn continente ni sociedad, pero cuando toman terreno es muy difรญcil que retrocedan, al estar alineadas con tentaciones autoritarias, propias de nuestra especie ante peligros reales o imaginarios.
ยฟLa democracia necesita, entonces, de las humanidades? Una partidaria de la educaciรณn liberal como Nussbaum no lo duda, porque parte de una concepciรณn de lo humano seรฑalada por la razรณn, capaz de manejar las pasiones inherentes a nuestra psicologรญa, mismas que nos llevan al ejercicio del poder sobre otros en tรฉrminos jerรกrquicos, a despecho de nuestras tendencias, igualmente presentes, a la cooperaciรณn y el entendimiento. No es fรกcil abordar nuestros vรญnculos con los demรกs allende nuestro inmediato entorno familiar, comunitario y nacional: tal abordaje, indica Nussbaum, debe hacerse absteniรฉndose de ejercer las divisiones violentas entre los otros y el nos(otros), presentes en las mรกs diversas รฉpocas y sociedades.
Una sociedad realmente abierta, como dirรญa Karl Popper, requiere de una serie de aptitudes, relacionadas con la comprensiรณn de los derechos fundamentales y el reconocimiento de la condiciรณn humana de aquellos y aquellas distintas a causa de la religiรณn, raza, ideologรญa, religiรณn, gรฉnero y naciรณn. Las artes, la literatura y el pensamiento, reza Sin fines de lucro, estรกn llamadas a ejercer el papel de mediadoras entre las distintas formas de organizaciรณn humana, con el fin de cultivar la comprensiรณn de las diferencias y la consciencia de los dilemas comunes del planeta: economรญa, cambio climรกtico, migraciones.
Hasta quรฉ punto los departamentos de humanidades actuales, marcados por la polรญtica identitaria y no por una visiรณn cosmopolita de la agencia, son capaces de ejercer esta labor no es tema del texto comentado. Lo es en cambio la preocupaciรณn reiterada por el valor en alza de polรญticas regresivas respecto a los valores democrรกticos y la definiciรณn de las aptitudes necesarias para contrarrestarlas:
Si el verdadero choque de las civilizaciones reside, como pienso, en el alma de cada individuo, donde la codicia y el narcisismo combaten contra el respeto y el amor, todas las sociedades modernas estรกn perdiendo la batalla a ritmo acelerado, pues estรกn alimentando las fuerzas que impulsan la violencia y la deshumanizaciรณn, en lugar de alimentar las fuerzas que impulsan la cultura de la igualdad y el respeto. Si no insistimos en la importancia fundamental de las artes y las humanidades, estas desaparecerรกn, porque no sirven para ganar dinero. Solo sirven para algo mucho mรกs valioso: para formar un mundo en el que valga la pena vivir, con personas capaces de ver a los otros seres humanos como entidades en sรญ mismas, merecedoras de respeto y empatรญa, que tienen sus propios pensamientos y sentimientos, y tambiรฉn con naciones capaces de superar el miedo y la desconfianza en pro de un debate signado por la razรณn y la compasiรณn.
El humanismo para el siglo XXI y las llamadas humanidades no remiten, en conclusiรณn, a un conjunto de obras consagradas que conforman valores trascendentes, sino a un ejercicio de la razรณn, orientado a contemplar crรญticamente nuestra mundanidad, ese ser y estar en el mundo con y por los demรกs. La universalidad no es una condiciรณn sino un resultado, una construcciรณn y no una esencia a identificar. Si en Las palabras y las cosas Michel Foucault seรฑalรณ el fin de unos saberes que propiciaron la invenciรณn del hombre en los tรฉrminos de un humanismo superado por y en la contemporaneidad, Martha Nussbaum en Sin fines de lucro postula un humanismo sangre y carne de las prรกcticas democrรกticas, una tecnologรญa del yo, recordando al pensador francรฉs, que propiciarรญa un mundo mรกs รฉtico y vivible.
Como agenda y agencia polรญtica significa una postura digna de tomarse en cuenta. Sin embargo, los vientos de las humanidades no soplan en esta direcciรณn, sino en aquella que interpreta la contingencia histรณrica en tรฉrminos de la opresiรณn de los sujetos y de sus identidades. En todo caso, vale la pena abordar el devenir del humanismo y las humanidades desde Nussbaum, una cabeza lรบcida y singular en medio de la uniformidad de las modas acadรฉmicas.
Escritora y profesora universitaria venezolana. Su รบltimo libro es Casa Ciudad (cuentos). Reside en la Ciudad de Mรฉxico.