Quien conoce a Luis Felipe Fabre (MĆ©xico, 1974) distingue en Ć©l la marca de la casa: la inclinaciĆ³n por poĆ©ticas contenidas en que el sonido es significado, el rigor en las estructuras, ciertas lecturas canĆ³nicas. Todos los indicios apuntan al magisterio de Hugo Gola que, junto con Eduardo MilĆ”n y los grandes maestros norteamericanos, Fabre y sus contemporĆ”neos estrictos llevan no en la cabeza, sino en la sangre.
Ahora bien, pocas veces se lee a un escritor joven que haya asimilado tan bien tantas corrientes y autores y sea capaz de traducirlos en su propio lenguaje: situarlos en un espacio nuevo para otra vez torcerles el cuello y sorprender. El efecto de espontaneidad, resultado del dominio de la tĆ©cnica, el trabajo minucioso de editor-escultor sobre sus textos, asĆ como el zurcido invisible entre unos y otros, dan al lector la sensaciĆ³n de estar frente a una suerte de sumi-e: un dibujo hecho de un solo trazo. Y sin embargo nada mĆ”s falso, porque si bien Cabaret Provenza es un solo volumen, comprende una serie de libros escritos entre 1998 y 2005. El resultado, paradĆ³jico ācomo su autorā, son varios libros que conforman una unidad recorrida de principio a fin por el aliento de la transgresiĆ³n.
Acostumbrado a la cita y al homenaje, nada mĆ”s desconcertante para el lector que un libro lleno de epĆgrafes sin referencia. En el lĆmite y siempre ahĆ āal bordeā, todo en Cabaret Provenza apunta, parodia, transforma. El propio tĆtulo hĆbrido hiperbĆ³lico construye en el imaginario un foro iluminado artificialmente, donde el poeta, a partir de cantos populares y cultos, alza su propia voz. QuizĆ” el poema que mejor encarna esta imagen es āLa Peteneraā:
Barco de piedra, buque de plomo: canta la Petenera:
sirena de cabaret: perdiciĆ³n
de los marineros
travestida de escamas finas: lentejuelas
De piedra, de plomo, de escamas finas, la Petenera es al fin esta mujer-hombre, hermafrodita, origen y puerto de todos los deseos: āel mar o la marā.
El libro coquetea de principio a fin con la ambigĆ¼edad y desarrolla desde ella significados que se multiplican.
El epĆgrafe de la primera parte reza:
CĆrculos concĆ©ntricos: arrojando
una piedra al agua se pierde una piedra
pero se obtiene un mandala
AsĆ como la piedra que se transforma sucesivamente en su caĆda, todos los versos se abren y, encabalgados, uno tras otro tras otro, llenan el espacio de una mĆŗsica entre el mantra y el corrido, pero siempre mĆ”s cerca de lo religioso, tal y como Eliade lo definĆa: la ruptura del tiempo que establece un antes y un despuĆ©s y le da un nuevo significado a las cosas. El poeta nombra el paisaje sin paralizarlo, permite que conserve su carĆ”cter vital de cambio:
Una piedra sobre otra piedra: asĆ
/ comienza
una montaƱa.
Las piedras, hilo conductor de los textos, son elementos sagrados, portadoras de un mensaje divino:
las piedras nunca han estado vivas:
las piedras son
algo por nacer.
En correspondencia con el cielo, construyen templos, guardan los mensajes de los dioses.
Todo cabe: de la sabidurĆa oriental a la vida iluminada o āquietaā, que por supuesto es todo menos eso:
Es seminarista: lo ostenta en la
/ sotana: lo delatan
los zapatos feos y bien boleados.
Irreverente, el poeta pasa de la meditaciĆ³n a la ironĆa para desnudar al mundo y sonrojar a las buenas conciencias āsiempre con humor. Pone en evidencia āo en escenaā a distintos personajes. Alternan el monje, el sacerdote, el chupacabras o āJack Mendoza, vendedor de biblias, soltero, 57 aƱosā, representados en pequeƱos sketches. El cabaret es, finalmente, el foro donde el artista se maquilla, imita, transgrede. Juega a ser otro y representa: protesta. Y sobre todas las cosas seduce y conmueve a travĆ©s de la risa.
Contra la verborrea poĆ©tica, Fabre propone una poesĆa mĆnima donde combina los mismos elementos de distintas formas, y deja espacios vacĆos o silencios que permiten que lector y autor interactĆŗen, imaginen, gocen.
Cabaret Provenza enarbola las poĆ©ticas de ruptura (breve y valioso homenaje a la literatura provenzal, al Siglo de Oro espaƱol) en temas que se identifican siempre con personajes marginales, dĆ©biles o corruptos, y en su riguroso sentido del ritmo; no cede ni a la pretensiĆ³n ni al exceso. Apuesta por ser una nueva provincia, un manifiesto de cĆ³mo debe ser la poesĆa hoy en dĆa. ~
es acadeĢmica y criĢtica literaria, autora de Les eĢmigrants / Los emigrantes (UAM-EĢcrits des Forges, 2015).