Heimito von Doderer, Relatos breves y microrrelatos. Traducción de Roberto Bravo de la Varga Barcelona, Acantilado, 2013, 216 pp.
En la segunda parte de Los demonios, el cronista de los acontecimientos que precedieron al incendio del Palacio de Justicia de Viena el 15 de julio de 1927 escribe: “[los] pequeños detalles, que denotan un gusto por la vida, no carecen de importancia, aunque la mayor parte del tiempo los ignoramos; sin embargo, en el recuerdo se muestran más perdurables que gran parte de lo que en su momento nos parecía importante, muchas veces constituyen los últimos puntos de luz que nos quedan”. En esa colosal novela, en la que transitan más de un ciento de personajes inolvidables a través de más de mil quinientas páginas y cincuenta años de historia, Heimito von Doderer nos da cuenta de su convicción de que la única manera de aprehender la verdad del género humano y la monumentalidad de los hechos es mediante la observación microscópica de los sucesos que van modelando la vida. Lo aparentemente nimio, lo cotidiano.
A partir de esta certeza von Doderer fue construyendo la totalidad de su obra, en su mayoría compuesta por narraciones de largo aliento –Un asesinato que todos cometemos, Las escaleras de Strudlhof, Los demonios– en las que va entrelazando los pasajes aparentemente más intrascendentes de la vida de sus personajes hasta conformar una amalgama indisoluble que termina por revelarnos el sentido vital de nuestra realidad y de la Historia.
Relatos breves y microrrelatostiene ese mismo corte. Las más de cincuenta historias que lo configuran nos hacen pensar en vivencias del autor –observaciones realizadas durante largas caminatas por el Graben, visitas a los cafés vieneses para espiar conversaciones, su breve paso por las trincheras–, las cuales muchas veces carecen de un final inesperado; se parecen a la vida y por eso a veces podemos tener la sensación de que en ellas no está ocurriendo nada: un estudiante intenta tomar una clase sin estar matriculado en el curso, un pintor roba un dedo de la morgue y planea una travesura, un militar se encuentra con un baúl con cartas de amor en una casa abandonada, un perro pierde a su amo y tiene que pasar varios días en un refugio para animales, una mujer se hace tatuajes en todo el cuerpo y los exhibe para ganar dinero, unos niños que imaginan ser doctores realizan una amputación, un hombre pide prestados mil marcos a su ex cuñado, una señora de buena familia olvida cuál es su apellido, una mujer viaja varios kilómetros para liberar una alondra, un escritor se encuentra con su librero en un tranvía. Son en verdad muchísimos los relatos incluidas en este libro y son muy pocos en los que podemos decir que ha sucedido algo extraordinario, como si el autor buscara apartarse de la acción para internarse en sus reflexiones, a las que, por cierto, parece invitarnos a tomar parte. Autor y lector trabajan en mancuerna para hallar los reductos donde se manifiestan la bondad y la maldad de los seres humanos, su mentalidad y el paulatino cambio de sus ideas.
Von Doderer es uno de los testigos más importantes del cambio que sufrió Europa, principalmente el Imperio Austrohúngaro, después de la Primera Guerra Mundial. Gran parte de su narrativa registra precisamente esa transición en las costumbres, ideales y preferencias de las personas durante el período entreguerras. Cambios mínimos que se fueron desarrollando en la intimidad, pero que terminaron por desembocar en la más despiadada intolerancia e incomprensión por el otro. La mayoría de los relatos de Relatos breves y microrrelatos también nos enfrentan con este movimiento previo, cuyo resultado es bien conocido por todos: la guerra más violenta y destructiva de la humanidad. La Segunda Guerra Mundial.
En esta dirección resulta natural que Relatos breves y microrrelatos, al igual que las narraciones más extensas del autor, posea una prosa densa de metáforas difíciles y humor sarcástico. Von Donder se encuentra a la altura de las circunstancias en las que se ubican sus historias. Para leer sus libros son indispensables el tiempo y la paciencia, ya que resulta complicado entrar al universo de esos relatos y muchas veces no podemos darnos por satisfechos con una primera lectura, pues lo que el autor nos ha querido decir se nos escapa de las manos. Pero vale la pena. El cuidado total que nos reclama es debidamente retribuido. Su obra no es de ninguna manera inferior a la de Hermann Broch, Robert Musil, Robert Walser, Elias Canetti o Joseph Roth, y definitivamente constituye, en compañía de otro puñado de autores, uno de los pilares de la Literatura universal.
Por momentos, la obra de von Doderer puede parecer desconcertante, incluso impenetrable. Y en este sentido es un acierto la decisión tomada por Acantilado de publicar finalmente un libro breve del autor. Relatos breves y microrrelatos ofrece la opción más amable para iniciarse en un mundo en el que todas las minucias cuentan, donde lo trivial resulta definitivo.