La maravillosa vida breve de Óscar Wao, de Junot Díaz

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Desde hace más de diez años todo indicaba que la novela tropical, la famosa novela escrita “por debajo del paralelo 35” examinada por Milan Kundera, se había quedado sin continuadores, y que no volvería a surgir esa rara especie que retoma la fuerza de la literatura oral, un manejo infrecuente del tiempo, una imaginación desbocada, y la mezcla con una extraordinaria percepción de la realidad, tal como ocurre en esa breve lista de obras entre las que destaca Los versos satánicos. Si el lector tiene la impresión de que estas novelas se habían extinguido, se sentirá como un explorador que descubre un nuevo continente al leer La maravillosa vida breve de Óscar Wao.

 

Formalmente, el libro de Junot Díaz (Santo Domingo, 1968) es un archipiélago integrado por novelas cortas, enmarcadas por la voz de un narrador principal, capaz de una irreverencia y un sentido del humor muy gratificantes. La exploración que hizo Salman Rushdie en Vergüenza e Hijos de la medianoche entre pakistanos e hindúes a fin de localizar y explorar las palabras que definen a su tribu, Díaz la acomete con recursos muy personales entre los dominicanos que radican en Nueva York, y entre sus ancestros. Como hizo Rushdie con la palabra vergüenza, Díaz se concentra en el concepto más ominoso que existe en la cultura caribeña: el fukú, la maldición que cualquiera puede lanzar contra aquellos que odia, de manera que los persiga y aniquile sin importar cuántos años le tome. Al igual que ocurre con el Azar, el Destino, las fuerzas de la Historia o lo que llamamos intervención divina, el fukú puede saltar continentes y generaciones pero, a diferencia de semejantes potencias, sólo pretende hacer daño de manera implacable. En esta novela, la maldición es lanzada ni más ni menos que por el dictador Trujillo contra una familia de mujeres bellísimas, a las que amenaza y persigue con toda su fuerza y maldad durante más de cincuenta años y muchas millas marítimas. Desafortunadamente, no son los ancestros más competentes quienes desafiarán la condena, sino Óscar Cabral: un joven gordo, feo y de una timidez enfermiza que busca claves en las novelas más infames de ciencia ficción, convencido de que un dominicano en Nueva York tiene mucho en común con un extraterrestre llegado por accidente a la Tierra.

 

Díaz eligió el inglés como su medio de expresión pero nunca aspiró a crear un spanglish fallido, sino un inglés excepcionalmente inventivo, capaz de asimilar el español que se habla en Nueva York y usarlo para enriquecer su lengua adoptiva. Ninguno de sus narradores se embelesa con este nuevo idioma, ni lo convierte en el asunto principal de la novela, sino que lo utilizan como el vehículo divertido y alucinante que permite exponer sus historias con una libertad admirable. Cada vez que el novelista parece alcanzar el fondo de sus creaturas, la novela sorprende con una serie de recursos que permiten continuar la inmersión hasta un nivel inusual. Gracias a ello el lector podrá advertir que en el centro de esta novela se encuentra una historia que parece dictada por Las mil y una noches: la del dictador fascinado por una adolescente, y las maneras heroicas en que su padre intenta protegerla del tirano.

 

Además del sentido del humor, de la gracia oral, del uso de elementos fantásticos en los momentos más inesperados, La maravillosa vida breve de Óscar Wao goza de un diseño plenamente novelesco de la narración, si entendemos por novelesco no lo irreal e inverosímil, sino las estrategias de un narrador perspicaz que disfruta de revelar la información de manera que incremente el interés del lector: la capacidad, de la que gozan muy pocos autores, de proponer un grupo de personajes fascinantes y una historia adictiva. E, insisto, el sentido del humor. Contra uno de los prejuicios más extendidos, la novela de Díaz demuestra que no sólo la prosa trágica y sufridora puede sondear las profundidades. Con la simpatía y la perfección de un Charles Chaplin o un Marcel Marceau, La maravillosa vida breve de Óscar Wao, traducida titánicamente al español por Achy Obejas, nos lleva de visita al centro de una familia ficticia, cuyo punto de vista refresca y oxigena lo que conocemos como realidad. Para que cada vez que uno necesite recargar baterías pueda frecuentar una tribu compleja, divertida y profunda que, como ocurre con la gran literatura, a veces puede ser imaginaria. ~

 

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