La Universidad Desconocida

Maiakovski punk y otras figuras del siglo XXI

Christopher Domรญnguez Michael

Taurus

Ciudad de Mรฉxico, 2022, 648 pp.

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Veo a Christopher Domรญnguez Michael como el penรบltimo de los herederos de una familia casi extinta de hombres de letras. Esto no quiere decir que estรฉ de acuerdo con รฉl polรญticamente โ€“las mรกs de las veces no lo estoy, aunque ambos hayamos tenido padres que soรฑaban con una suerte de Cortina de Hierro รฉpica y anacrรณnica, a la latinoamericanaโ€“. Sรญ pretendo que esto explique, en cambio, que su labor solitaria, impar y a contracorriente, como crรญtico literario e historiador, remonta cualquier desavenencia polรญtica e invita a rescatar ese bien que poco a poco nos ha sido mezquinado a cambio de plazas comerciales y, mal de males, tuitazos: el espacio pรบblico como metรกfora de deliberaciรณn, desacuerdo e intercambio de pensamiento crรญtico. La densidad de ideas requiere de las alusiones perdidas de las que hablaba Monsivรกis y aparece con un mรญnimo dominio del lenguaje, el mismo que, aprendo hoy despuรฉs de aรฑos de leerlo, lo ha vuelto menos cรกustico y muy dueรฑo y seรฑor de un sentido del humor felizmente judรญo, discreto, melancรณlico y que se activa las mรกs de las veces con el autogol. Vean las pรกginas sobre El Aleph engordado. Son desternillantes.

Si algo nos enriqueciรณ a quienes crecimos buscando los nรบmeros de Letras Libres por las librerรญas y kioscos de Amรฉrica Latina, fue la excitaciรณn de esperar las รบltimas reseรฑas que allรญ aparecรญan, o los comentarios polรญticos de un seรฑor que parecรญa intransigente con la mรกs reciente moda editorial. Esa gravedad sobre los lectores, nobleza obliga, lo engrandeciรณ a รฉl mismo, que se volviรณ el crรญtico literario de cabecera de mรกs de una generaciรณn que hacรญa sus pinitos pensando en cรณmo refutar o quรฉ agregar a lo que acababa de leer, o guardando, como hice durante aรฑos, las impresiones que se podรญan descargar de la pรกgina web de Letras Libres. Cรฉlebre es, por ejemplo, la reseรฑa de 2666, que apareciรณ unos meses despuรฉs de que muriera Bolaรฑo.Por todo ello, me produce un poco de vergรผenza ajena cuando a Domรญnguez Michael se lo tacha de escritor conservador. Esta afirmaciรณn es inexacta y temeraria. Domรญnguez Michael es un antimoderno, como lo pensarรญa su admirado Antoine Compagnon, en el sentido de que la modernidad llegรณ, pasรณ, permeรณ y dejรณ una estela de desencanto en quienes vivieron su promesa de ardor y revoluciรณn. Es posible que รฉl no haya reparado en ello, pero de Domรญnguez Michael salen mรกs especulaciones nostรกlgicas por el paraรญso polรญtico perdido, que ideas reales de un proyecto de centro-derecha, por ponerle en un lugar mรกs o menos arbitrario en el espectro polรญtico. Su antimarxismo no son las ideas candorosas pasadas por el fuego de la imposibilidad del final de los deseos humanos. Es la evidencia afligida, iracunda y tristรญsima de su inaplicabilidad, gulags incluidos.

El libro mรกs reciente de Domรญnguez Michael es un compendio aumentado de Ateos, esnobs y otras ruinas, publicado en Chile hace ya mรกs de dos aรฑos. Consta de crรญtica, reseรฑas y pequeรฑas semblanzas biogrรกficas de autores que escribiรณ en el periรณdico El Universal y en Letras Libres. En el libro, y como es costumbre en la obra del crรญtico, muy pocas veces asoma la indulgencia con los sentimientos, propios o ajenos. Sin embargo, el artรญculo que abre las mรกs de seiscientas pรกginas que vendrรกn, โ€œLas ruinas de Palmiraโ€, cuenta como uno de esos pequeรฑos grandes homenajes a la literatura y el conocimiento. Consumada ya la teletransmisiรณn de lo que sea, acabada la tangibilidad de las cosas, conmueve la pequeรฑa historia, casi artesanal, casi borgiana, de un crรญtico que, al enterarse de la destrucciรณn de la ciudad donde reinรณ Zenobia a principios de la cristiandad, recuerda la pertinencia de un libro escrito en los aรฑos de la Revoluciรณn francesa, no รบnicamente por su tรญtulo, Las ruinas de Palmira, sino porque su autor, el conde de Volney, se dio a la delicada empresa de convencer a cualquiera de sus lectores de la iniquidad de las religiones y los despotismos.

Escribe Domรญnguez Michael: โ€œLas tiranรญas, concluyen Volney y su invocado guรญa, son hijas de la ignorancia y solo la sensibilidad inteligente, garantizada por las constituciones republicanas, desenmascararรก a los curas y a los pastores, a los bonzos y a los brahmanes, a los rabinos y a los doctores islรกmicos, desterrando del mundo a la religiรณn.โ€ No creo que cristalice muy pronto esta desesperanza iluminada, el agnosticismo pesimista del crรญtico mexicano, pero sรญ alcanzo a intuir en esa decepciรณn una muy humana derrota, la misma que aparece cuando el pensamiento trascendente se rinde ante la sinrazรณn.

Si hay algรบn tรญtulo que no le hace favor a un libro, es el de Maiakovski punk y otras figuras del siglo XXI. Me parece que ni Maiakovski da para ser muy Sex Pistol ni todas las cabezas que analiza son figuras paradigmรกticas de este nuevo siglo. Le hubiera venido mejor para su vasta compilaciรณn el muy discreto โ€œQuรฉ hacer con Cรฉsar Airaโ€, donde busca saldar cuentas con ese escritor que publica libros como se hornean pizzas. Domรญnguez Michael es mรกs optimista que yo respecto del valor de Aira en la Repรบblica Mundial de las Letras โ€“โ€œes uno de los ingenios mayores de nuestra prosaโ€, escribeโ€“, pero confieso no haber leรญdo un texto mรกs convincente que el suyo, y esto, aunque no lo cuenta, tiene una razรณn clarรญsima: el crรญtico se lanzรณ a leer al menos una docena de novelitas aireanas antes de escribir sus reseรฑas, y quedรณ en poder del conocimiento para hablar sobre el autor. Lo destilado, esa mezcla de check โ€“โ€œok, no estรก malโ€โ€“ con โ€œtodavรญa no cantan las sirenas en estos maresโ€, produjo un compendio de pequeรฑos ensayos persuasivo y clarividente sobre el novelista de Coronel Pringles. Domรญnguez Michael recuerda las deudas del argentino con Roussel y la necesidad de acoplar el discurso de las vanguardias con su obra predecible de tan impredecible. Afrancesado como es โ€“ยฟcomo deberรญa serlo, al menos en parte, todo crรญtico literario?โ€“, su baรบl de referencias procede de la capital misma de la ya mencionada Repรบblica, de donde obtiene su caja de herramientas, y a la que le sigue otra caja, mรกs pequeรฑa, ajada y barnizada, de gustos y lecturas inglesas, de donde saca el resto de sus credenciales.

Especial atenciรณn presta el crรญtico a lo que hoy llama โ€œguerras culturalesโ€ o al vocabulario inocuo que se inventรณ la academia gringa para no ofender a nadie e incluir a todos, algo que, a la larga, da como resultado que todo siga igual salvo el lavado de conciencia de la blanquitud frente a lo que le pesa cuando va a lloriquear a sus divanes. Sus revisiones de textos universitarios o de autores que proceden del mundo anglosajรณn, y discuten la cancelaciรณn, las polรญticas del deseo, las microrresistencias, decolonialidades o cualquier deslactosado procedente de la French Theory postestructuralista son iluminaciones inesperadas, viniendo de alguien no precisamente afecto ni interesado en las รบltimas tendencias del salรณn de clase o a los barrotes de la correcciรณn polรญtica. Tengo para mรญ que Domรญnguez Michael serรญa un excelente profesor de La Universidad Desconocida, donde el ensueรฑo del humanismo โ€“lo idealiza demasiado hacia la derecha, debo decirloโ€“ no tenga que ver necesariamente con las defensas reaccionarias de Allan Bloom o Saul Bellow, sino con la valoraciรณn del mejor y mรกs fino pensamiento crรญtico, venga de donde venga. No lo serรก, bien sรฉ que esta universidad originaria de la fantasรญa de Bolaรฑo no existirรก o existirรก solamente en obras como las de Domรญnguez Michael, porque lo que ha ganado la academia con una pรกtina de falsa democracia lo ha perdido con la muerte de las discusiones sobre el canon โ€“costoso precio que se paga en nombre de una representatividad cosmรฉtica y deslavazadaโ€“ y el encumbramiento del relativismo cultural.

Lo que se desperdicia en la sequรญa mental de tachar autores, quemar libros, prohibir opiniones, cancelar carreras acadรฉmicas enteras o desprestigiar y mandar al cadalso tradiciones literarias enteras es bastante mayor que lo que se obtiene como premio: una policรญa especializada en detectar cualquier indicio de las maldiciones histรณricas que persiguen al primer mundo, todavรญa incapaz de subsanarlas. El nuevo colonialismo โ€“palabra que jamรกs usarรญa Domรญnguez Michaelโ€“ viene con lo que nos enseรฑan que estรก permitido decir y lo que es deber callar o, incluso, apoyar y leer. Allรก ellos, como dice el crรญtico, que para mรญ quedan George Steiner y Harold Bloom, Martha Nussbaum y Edward Said, descansando con los mismos maestros latinoamericanos que mรกs al norte son leรญdos como anรฉcdotas perspicaces o aventurados cerebros tropicales.

Es un alivio: Maiakovski punk y otras figuras del siglo XXI no sufre de estos males. Aquรญ se encuentran los ya citados mรกs los escritores contemporรกneos que, segรบn el crรญtico, deben o merecen ser diseccionados. La universidad a la que asistimos sus lectores podrรญa, bien visto, ser el recinto imaginario del pensamiento crรญtico, del espacio pรบblico y de la tozudez para que las ideas complejas, la erudiciรณn y la polรญtica no desaparezcan. ~

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es crรญtico literario en Letras Libres e investigador posdoctoral.


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