Querida hija: Madame de Sévigné escribe a su hija

Cartas a la hija

Madame de Sévigné

Traducción por Laura Freixas

Periférica

Cáceres, 2022, 216 pp.

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Marie de Rabutin-Chantal, madame de Sévigné (1626 – 1696). Era una aristócrata borgoñesa que perdió a su madre de pequeña, se casó con Henri de Sévigné, de quien tomó el apellido y de quien enviudó cuando este murió en un duelo por su amante. Su correspondencia es una muestra valiosísima para historiadores y filólogos porque da cuenta de la época, de las costumbres de la corte de Luis XIV –en la ella apenas estuvo aunque estaba al tanto de todo–. En sus cartas hay crítica literaria, comentario de costumbres y se habla de estrenos teatrales. En el prólogo a la edición de Periférica, que, como la selección y traducción, es de Laura Freixas, se dice que “la mayor originalidad y el principal valor de las cartas de madame de Sévigné radica en la expresión literaria de una gran pasión: el amor por su hija”. Madame de Sévigné tenía dos hijos, Françoise-Marguerite, condesa de Grignan, y Charles, que no seguía el plan que su madre había trazado para él. La selección para Periférica cubre de 1664 a 1695; la hija no es la única correspondiente pero sí la favorita, por eso, las separaciones de madre e hija son las que marcan la frecuencia de las cartas. 

La edición. Hay algunas decisiones arriesgadas en la edición: no hay notas al pie ni al final. Las aclaraciones, relativas al contexto y a información que no aparece en las cartas, se aportan entre corchetes y en cursiva si es en medio de las cartas, solo en cursiva si va entre cartas. Por un lado, da cercanía y le resta seriedad; por otro, a veces uno siente que le están dirigiendo la lectura. Pero las más de las veces se limitan a dar información del contexto. 

Chocolate, ceremonia y placeres culpables. Las Cartas a la hija de Madame de Sévigné recogen una escritura ínitma pero dan cuenta de cosas colectivas. Por ejemplo, se habla del chocolate, “ya no es lo que era para mí”, escribe Madame. Y muestra que las modas alimenticias no son de ahora: “Los que antes me hablaban bien de ese remedio, ahora me hablan mal: lo maldicen, lo acusan de todos los males.” También recoge ejemplos de la excesiva ceremoniosidad de las costumbres de la corte de Luis XIV, que hacen pensar en algunas escenas de Maria Antonieta, la película de Sofia Coppola. Cuando la reina adolescente se queja del exceso de protocolo –”esto es ridículo”– recibe una respuesta contundente: esto es Versalles. Madame de Sévigné hace sin querer crítica literaria, comenta obras de Pascal, piezas de Corneille y de Racine, del estilo de La Calprenède dice que “es detestable y, sin embargo, me atrapa igual que una mosca se queda atrapada en la miel. La belleza de los sentimientos, la violencia de las pasiones, la grandeza de los acontecimientos y el éxito milagroso de su temible espada, todo eso me transporta como a una niña pequeña”. 

Histoire amoureuse des Gaules, novela paródica. Roger de Bussy-Rabutin, primo de Madame de Sévigné, escribió una novela paródica sobre los amoríos en la corte, Histoire amoureuse des Gaules. La novela salió del círculo íntimo y llegó hasta el rey, a quien no le gustó nada: desterró a Bussy-Rabutin y acabó con su brillante carrera. Uno de los personajes es una caricatura poco favorecedora de Madame de Sévigné: “Leí y releí ese cruel retrato; lo habría encontrado muy bonito si hubiera sido de otra que no fuera yo, y de otro que no fuerais vos. Se me antojó incluso tan bien engastado, ocupa tan perfectamente su lugar en el libro, que no tuve el consuelo de poder convencerme de que lo había puesto allí otra persona”. Bussy-Rabutin incluyó algunas de las cartas de su prima en sus Memorias y despertaron el interés por esa correspondencia. 

Las cartas de una madre. News from home es una película de Chantal Akerman en la que una voz en off lee las cartas que le envía su madre desde Bruselas mientras en la pantalla se ven planos de Nueva York, el metro, las calles, cruces, etc. Akerman estaba en Nueva York y su madre le escribía, le pide que le responda, que le escriba más; Madame de Sévigné le escribe a su hija “Escribid un poco mejor: me cuesta leer vuestras cartas y me muero de ganas de leerlas”. 

Consejo de madre. “Hija mía, todo cuidado es poco cuando una está encinta o recién parida, y toda precaución es poca para evitar hallarse en esos dos estados; no lo digo por nadie”; “Os lo ruego, hija, que no os fieis de las camas separadas: son una tentación. Haced que alguien duerma en vuestra habitación; en serio, tened piedad de vos, de vuestra salud y de la mía”; “Adiós, hijita querida. Nada puede distraerme de pensar en vos. Todo me remite a vos, y, si sintieras por mí el mismo afecto, estaríais aún más atenta a vuestra salud de lo que lo estáis”. A su primo, Bussy-Rabutin le escribe: “Pero lo que me enoja es que, no haciendo nada, pasan los días, y nuestra pobre vida se compone de esos días, y envejecemos, y morimos. Todo eso no me hace ninguna gracia. La vida es demasiado corta; apenas hemos pasado la juventud y ya nos encontramos en la vejez. Yo querría que tuviésemos cien años asegurados y el resto en la incertidumbre”. 

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