Anne Sexton
Poesía completa
Traducción, introducción y notas de José Luis Reina Palazón,
prólogo de Maxine Kumin, Ourense, Linteo, 939 pp.
La peripecia vital de algunos poetas resulta tan singular que se hace difícil deslindarla de la recepción de su obra. Si los autores sin biografía, ocultos en la grisura de unas rutinas plebeyas o en una anodinia existencial impuesta por el carácter o las circunstancias –que no es incompatible con el vulcanismo literario, sino a menudo su inductor–, legan una obra que no tiene más remedio que juzgarse por sí misma, otros inundan al público con una sucesión de acontecimientos, ocurrencias y singularidades que empapa, zarandea y, a menudo, hipoteca su trabajo. Anne Sexton (Estados Unidos, 1928-1974) pertenece a este segundo grupo, con una intensidad, además, que pocos poetas de la segunda mitad del siglo XX han alcanzado. En primer lugar, porque, si algunas singularidades atraen con especial fuerza a los lectores, son las que atañen a la enfermedad y la muerte, y Sexton no solo acumuló un dilatado historial de depresiones y estancias en frenopáticos, sino que puso fin a sus días suicidándose. Y, en segundo, porque su poesía ha sido siempre considerada confesional: una expresión metódica, balsámica y, en ocasiones, escandalosa de sus conflictos interiores, en los que lidiaba con una infancia mal resuelta, una familia reacia a mostrar afecto, una sexualidad zigzagueante, una condición femenina sometida todavía a múltiples sojuzgamientos y, en fin, una inadecuación general a la sociedad en la que le tocó vivir, además de sus constantes sobresaltos con los psiquiatras, el alcohol y los fármacos. Nacida en el seno de una familia burguesa de Massachusetts, y dotada de una belleza singular –llegó a trabajar como modelo para una agencia de Boston–, conoció su primera depresión en 1954, tras el nacimiento de su primera hija, Linda Gray –hoy una reputada novelista–, y otra grave crisis de angustia al año siguiente, tras alumbrar a la segunda, Joyce Ladd. En el Hospital Glenside, donde fue internada, conoció al psiquiatra Martin Orne, que la animó a escribir poemas como parte de una psicoterapia que también incluía técnicas tan desacreditadas hoy, pero tan prestigiosas entonces, como la hipnosis y la administración de pentotal sódico. La recomendación del doctor Orne fue el principio de su carrera literaria, en la que conoció, desde su primer poemario, Al manicomio y casi de vuelta (1960), el éxito y también la polémica: recibió críticas de autores consagrados, que deploraban la exposición desembarazada de sus asuntos corporales –y la denuncia de la sociedad hipócrita y exangüe que esa exposición suponía–, pero también, entre otros reconocimientos, el Premio Pulitzer en 1967 por Vive o muere, publicado un año antes. En 1971 vio la luz Transformaciones, uno de sus libros de mayor éxito –aunque su editor no quería publicarlo inicialmente, por su maleducada causticidad–, en el que reelabora los cuentos de los hermanos Grimm, en un intento de alejarse, o, por lo menos, de matizar el confesionalismo que había cultivado hasta entonces. Sus últimos poemarios –El libro de la locura (1972) y Los cuadernos de la muerte (1974)– ahondan en la atracción de la muerte –Sexton intentó suicidarse varias veces, hasta conseguirlo, por fin, inhalando monóxido de carbono en el garaje de su casa– y buscan, simultáneamente, un amparo trascendente, al que le orientó un sacerdote, que le dijo: “Dios es tu máquina de escribir.” Fruto de esta sugerencia es El horrible remar hacia Dios, escrito en el hospital en apenas un mes, arrebatada por el delirio, según confesó la autora, y publicado póstumamente en 1975. Pero la controversia persigue a Sexton aun después de su muerte: los materiales desvelados por Orne y los testimonios de sus hijas, con ocasión de la biografía de la poeta que publicó Diane W. Middlebrook en 1991 (hay versión española: Anne Sexton: una biografía, Circe Editores, 1998), sugieren que abusó sexualmente de su hija Linda Gray y maltrató físicamente tanto a esta como a su hija menor, Joyce, entre otros asuntos viscosos.
(Barcelona, 1962) es poeta, traductor y crítico literario. En 2011 publicó el libro de poemas El desierto verde (El Gato Gris).