Sobre las íes es la segunda antología personal de Gerardo Deniz. La primera fue Mansalva, publicada en 1987, en la que trenzó poemas de sus primeros libros: Adrede, Gatuperio, Enroque. A manera de epílogo publicó “algunas prosas pertinentes”, en las que guía al lector en el complejo de su composición y escribe un listado de “ingredientes” y no explicaciones. En la reunión de su obra completa, Erdera (2005), Deniz sumó de forma cronológica e íntegra los quince libros de su poesía –además de algunos poemas que no fueron incluidos en su primer libro.
En Sobre las íes Deniz –seudónimo de Juan Almela (Madrid, 1934)– revuelve poemas tomados de todos sus libros y los reparte en cuatro secciones: “Amor y oxidente”, “Picos pardos”, “Mundonuevos” y “Además”. El resultado es un libro de “deseos” porque habla de amores, de hazañas de antihéroes que desean y de heroínas que son deseadas. Sobre las íes es un libro en el que impera el tema del amor, las “cosas verdades” que Deniz dice sobre el arquetipo sentimental por antonomasia.
Deniz construye en sus poemas una escenografía intelectual y literaria, lúdica e irónica, capaz de expresar en tono lírico sentimientos de forma novedosa. Su poética es auténticamente imaginativa. Valiéndose de la parodia y de recursos narrativos, situado en un cruce único de referentes, estimula lo que critica: la concepción actual de la poesía y el papel cultural de los poetas. Sus lectores no dejamos de señalar que eso es un paradigma de su particularidad, entre otros muchos aspectos de su obra como la zoología y la química, la geografía y la música.
Después de convivir tres décadas con la poesía de Deniz, en México su tono ya no resulta raro sino antisolemne, simpático aunque incómodo, sarcástico pero necesario, neobarroco y posmoderno. Es innegable la importancia de su obra. Hay poemas suyos –“Posible”, “Edipo al cubo”, “Indignidad”, etc.– que son inolvidables. Deniz modifica, al tiempo que amplía, el horizonte de goce en el lector de poesía mediante –entre otras cosas– una crítica a la taxonomía poética de nuestro tiempo, la que se inicia pasada la primera mitad del siglo XX. Hay que decir que, en este sentido, a diferencia de la antipoesía de Nicanor Parra, la de Deniz no explota ni el tono intimista ni los recursos simbolistas, pero ambos recurren a la canción popular para acentuar el humor y la levedad. Las similitudes sin embargo no son léxicas ni estéticas sino éticas: su lugar es el del iconoclasta.
Como dice José María Espinasa, Deniz es un caso “único” en México. Sin embargo, no está solo en el orbe poético. Su ascendencia encuentra similitudes con Ezra Pound, principalmente con los Cantos en sus modos de composición. Desde luego hay que ver a ambos poetas en su dimensión; al igual que Pound, Deniz entrecruza conocimientos provenientes de diversas disciplinas e idiomas, y lo hace siempre con realismo y desde una destreza anecdótica plural que refuerza la tensión narrativa con el canto. La diferencia está en que mientras Pound es lector de Nietzsche, Deniz lo es de Wittgenstein. Pound vuelve la vista a China, Deniz lo hace a la India. En ambos hay ironía, humor y parodia, estructuras narrativas y diálogos teatrales, collage, ready made, ensamblajes y pastiches. Asimismo, en la capacidad de cantar contando, Deniz tiene mayores parentescos y similitudes con T.S. Eliot y Saint-John Perse. La afinidad de Deniz con Eliot es mayor que con ningún otro poeta. Y es a partir de su lectura de Eliot que llega a otro poeta presente en su obra como influencia constante, sin reflejar angustia alguna por ello: Dante. En español la ascendencia en la poesía de Deniz está principalmente en Góngora y, aun con el gran salto que esto significa, Ramón López Velarde.
A pesar de lo complejo que es describir el contexto de su poesía, la poesía de Deniz es original. Deniz se origina en sí mismo. Lo cual no lo convierte en un autor sin ascendencia ni difícil u oscuro, ni raro o extraño; más que difícil resulta intrincado; más que oscuro, dueño de un marco referencial fuera de lo común, exquisito y sofisticado. Lo que reafirma, entonces, Sobre las íes es el carácter políglota de su autor, su temperamento alegre y cómo, en cuestiones de amor, no todo se ha dicho; se trata de reconocer el poema como el espacio donde el amor se acompaña de distintos sentimientos en circunstancias diversas e identificables y no tiene por fuerza que ser neocursi.
Sobre la íes es, en resumen, una manifestación del malestar de Deniz frente a la cultura occidental y su concepto del amor, sobre todo en cuanto que este es, temáticamente hablando, el punto medular de toda expresión poética. Así, Deniz nos incita a reír con él ante tanta barrabasada sentimental, machismos ocultos y cursilerías femeninas, hipocresías que se interponen entre el gozo de un cuerpo y su recuerdo. Al releer sus poemas en este volumen, encuentro en la obra de Deniz a un héroe cómico que se sabe reír de sí mismo, que conoce y sabe muy bien su cuento y desmiente el cuento y las mafufadas de sus iguales, sus tíos y tías contemporáneos. ~