El largo viaje de Gabriel Rufián 

El diputado de ERC escribió un relato de amor de verano. Este es un intento de descifrar lo indescifrable.
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Cerró los ojos y por los tapices húmedos de sus párpados circularon recuerdos [Empieza muy fuerte. Cerró los ojos y recordó. Y así ahorramos papel.] En el río. Ella con el pelo suelto, mojado y pegado a la espalda. Tan largo que se mece en un agua estancada como el plomo [No sé qué hacer con esta frase. Me gustaría preguntarle directamente al autor. Le he preguntado a ChatGPT y me ha dicho que “el plomo es venenoso, mortal” y que quizá el autor quiere mostrar “una atmósfera de peligro latente, muerte o corrupción”] Sale, se lo recoge y lo retuerce entre sus manos dejando una espiral de gotas a su alrededor. [¡Esto pasa en Avatar también!] Omoplatos afilados como alas [Esto, en cambio, debería mirárselo, no vaya a ser grave]. Se estira con los ojos cerrados y el sol traza lingotes de luz en ella y la poza [Haré como si no hubiera leído “lingotes de luz”]. A poniente, una docena de garzas surcan el cielo como bengalas disparadas contra montañas peladas [Se están perdiendo muchas expresiones del refranero popular y es una pena, por ejemplo: “Como bengalas disparadas contra montañas peladas”, que significa “Para ser surrealista también hay que saber”]. Firmamento mellado [Firmamento Mellado es nombre de comisario de policía]. Hay tanto silencio que él oye su corazón bombear sangre por todos los pasadizos de su cuerpo mientras la mira. [¡Hasta por los intestinos!]

En el prado [¡Bien!]. Ellos sentados con las piernas formando tijeras. Agujas de pino en la tierra. Comen higos en cuencos de hojalata, chupándose los dedos y secándoselos en las piernas. Sobre sus cabezas el cielo cambia de violeta a ébano mientras esparce estrellas ya muertas como agujeros en un dibujo punzado [Segundo 38: https://www.youtube.com/watch?v=FunoDTsdr2E]. A lo lejos, una tormenta azul enciende y apaga relámpagos retorcidos en la orilla del mundo [Esto parece un cuadro de Turner pero quizá la historia transcurre en Banyeres de Mariola]. El viento remueve su pelo y su ropa. Ella le habla de la Vía Láctea, de Casiopea y de la Osa Mayor como un día su abuelo le habló. Un trueno suena como la tos de un Dios. Él se sopla las manos. Ella extiende sus brazos al frente como si sostuviera una caja con un regalo invisible [¡Qué difícil es ser humano!] Se abrazan. Se besan. Quietos como dos flores en una campana de cristal. Una cortina de lluvia cae sobre ellos. Embestidas de calor les percuten por dentro. [Seguro que si le preguntas a ella te contará algo como “bueno, sí, nos metimos mano un rato y estuvo bien”,]

En el pueblo [¡Bien!]. Un llano interminable repleto de casas con rejas y huertas hechas a golpes [???] alrededor de una Iglesia blanca y un castillo roto. [Es un llano interminable que está alrededor de una iglesia y un castillo roto, como si fuera de Lego]. Arcilla, sillas de esparto y polvo al sol del verano. Cepas muertas y olivos vivos. Franjas y franjas de olivos en fila como cristos colgados. Madera retorcida que sale de la tierra como las venas de un gigante viejo [Gabriel, ¿dónde estás? ¿Estás bien? Tío, creo que a Gabriel le pasa algo. ¿Por? No sé, me está mandando unas cosas rarísimas. ¿Qué tomasteis? Pues lo de siempre, un cuartito, nada más. Pero yo me volví a casa y él se quedó. ¿Cómo que se quedó? ¿Él solo? Sí sí, me dijo que iba bien, que no le apetecía volver a casa. ¿Pero cuáles pillasteis, las rosas o las otras? Ya ni me acuerdo, creo que las rosas. Uff, esas pegan bien.]

Ellos pasean de la mano sin saber a quién le suda más [Pues es importante saberlo] La tarde se sacude el sufrimiento del sol de mediodía y huele a tierra seca. Para entonces ya saben cuántos besos miden sus cuerpos. Se oyen liebres pataleando y perdices embuchando. Ella mira hacia el cielo limpio y él repasa su cara de lado a lado. Se paran frente a la iglesia. La luz del crepúsculo hace que parezca un horno encendido [¡Todo se parece a otra cosa! Nada es algo en sí mismo, solo existe en comparación con otra cosa] Ella le pregunta que si ha leído la Biblia. Él le dice que no porque es mentira [Es un relato de adolescencia pero él sigue pensando lo mismo hoy. Chiste de El Jueves, curas y fachas, jaja ¿crees en Dios? Jaja ¡Jesucristo es un zombie! Pasear muñecos en Semana Santa jaja] Todos los libros lo son, contesta ella [ella no se salva, está en fase Galeano-Cortázar,]

En el monte [¡Bien!]. Miran la proximidad de la noche en un cielo cada vez más rojo hasta que aparece Venus con un enjambre de estrellas detrás. Una hoguera repleta de jirones de fuego lanza chispas a una oscuridad que se las come. [Tío, Gabi sigue diciendo cosas raras. ¿Sigue por ahí? Sí, sí. Me acaba de escribir diciendo algo de Venus y enjambres de estrellas y no se qué. Llámalo. No, si es que no me lo coge]. Hablan hasta que la última mondadura de la luna cuelga sobre las montañas. Asegúrate de que lo que quieres ahora es más grande que las decepciones que vendrán, le dice ella. [Jo, es verdad. O sea, sí sí… Mmm ¡okay! :)] 

Él bebe y se ríe mientras el agua le chorrea por la mandíbula y el gaznate [Un hombre de verdad no dice “beber”, dice “chorrear por el gaznate”]. La mira. Te querré toda la vida, le dice. Sus ojos brillan como destellos de navajas. [Dime algo bonito. Eh…tus ojos… Venga, tú puedes. Mmm tus ojos…destellan… ¿Sí? ¡Como navajas!]. Se despiertan con un sol inclemente circundando la tierra [Creo que Copérnico ya refutó esto en el siglo XVI] . Todo está lleno de flores que se cierran con la luna y que se abren con el sol. Se restriegan la cara con las manos y se rascan los párpados con las puntas de los dedos aspirando el olor del otro [“Sniff sniff”, mientras se arañan los ojos].

En la casa. Ella en el salón termina de fumar y aplasta el cigarrillo como a un bicho [Un clásico]. Una media luna cuelga de una ventana abierta. Parece un ojo enrabiado. Ella no quiere ser el rato que sobra. Él no sabe querer de otra forma [Huele a aire de primavera / Tengo alergia en el corazón / Voy cantando por la carretera / De copiloto llevo al Sol]. Están los dos despiertos porque todo cuanto soportan de día es todo cuanto no pueden soportar de noche [Todo está a punto de significar algo.] Suena la puerta. Millones de estrellas se escurren por los confines del mundo y en el centro los primeros dedos del alba asoman por el firmamento [La secuencia final de 2001] La brisa menea telarañas del techo. Él la ve pasar por el portón del corral en el que deambulan una docena de gallinas. Centenares de gorriones [¡centenares de gorriones!] pían ya como locos desde tejas melladas. Soñará casi todos los días hasta hoy [pero a partir de mañana ya no] con otro final. Las cosas podían haber sucedido de otra forma y sin embargo sucedieron así. [De todas las frases de Delibes que podría plagiar ha cogido la más cursi, que suena un poco a “El sentido común, el menos común de los sentidos”]. El orgullo es un hueso invisible que mantiene la mirada erguida y el corazón helado. [Soy absolutamente incapaz de comprender esto. No me sale ni un chiste] Un mundo con millones de años y millones de personas cometiendo el mismo error [Carl Sagan cuando le dejó la novia]. Aquel día el sol comenzó a despedirse como una fragua se apaga. Ellos y el verano se escurrieron como mercurio entre las manos. [Tío, Gabi ha vuelto. Dice que no sabe dónde ha estado pero que vio 278 gorriones en un tejado, una fragua, Venus como acercándose muchísimo a la tierra, que hubo un momento que tenía mercurio en las manos y se le escurría. Hostia, vaya viaje, ¿no? Me da un poco de envidia. A mí no me sube así. A mí tampoco. ¿Probamos el finde que viene? Qué va, tengo cumple de Salva . Bueno pues al siguiente. Vale, lo vamos hablando. Pero controlamos a Gabi. Sí, sí.] 


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