Festival Benengeli 2022: El peso de vivir en la Tierra (fragmento)

Un relato del escritor mexicano David Toscana con motivo del "Festival Benengeli 2022. Semana internacional de las letras en espaรฑol".
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Preludio

Cuando un compaรฑero de trabajo le comentรณ a Nicolรกs que habรญa muerto Jim Morrison, รฉl mostrรณ poco interรฉs. โ€œHace cuatro meses muriรณ Stravinskiโ€, le respondiรณ. โ€œยฟPor quรฉ entonces no me dijiste nada?โ€ Aborrecรญa el empeรฑo de la gente por ser los primeros en dar alguna noticia, sobre todo noticias puntuales: un resultado deportivo, un accidente, una muerte, muchas muertes. Apenas en esa semana le habรญan preguntado: โ€œยฟSupiste que temblรณ en Chile?โ€ โ€œยฟQue aterrizรณ aquรญ en Monterrey el aviรณn secuestrado de Braniff?โ€ โ€œยฟQue nacieron nonillizos en Australia?โ€ โ€œยฟQue asesinaron a veinticinco mexicanos en California?โ€ โ€œยฟQue muriรณ Armstrong?โ€ Tras esta รบltima noticia Nicolรกs preguntรณ si era el astronauta; pero no, se trataba de un trompetista. Nicolรกs hizo una apuesta consigo mismo y dijo: โ€œยฟSupiste que muriรณ Ivรกn รlich?โ€. El compaรฑero se quedรณ en silencio. Entonces le preguntรณ si sabรญa que habรญan asesinado a Fiรณdor Pรกvlovich Karamazov o que Ana Karenina se habรญa suicidado, que Akaki Akakiรฉvich habรญa muerto febril y trastornado, que uno, detrรกs de otro, habรญan muerto alcohรณlicos, por suicidio, enfermedad o hastรญo todos los Golovliev, y para cuando preguntรณ si sabรญa que Yuri Zhivago habรญa quedado tendido exรกnime a media calle, ya su compaรฑero se habรญa marchado. En verdad los รบltimos treinta dรญas habรญan transcurrido entre muchas noticias de muerte. Comenzaron el diez de junio con los estudiantes masacrados por el gobierno, y ese diez de julio llegaba la noticia del cantante. Pero de entre los muertos por la guerra de Vietnam o por la epidemia de cรณlera, de entre los nonillizos que uno tras otro fueron dejando de respirar a lo largo de siete dรญas y las hordas de seres humanos que necesariamente se van a la tumba por cualquier razรณn, Nicolรกs se interesรณ por tres muertes que ocurrieron en las lejanas tierras rusas, o mรกs lejos aรบn, allรก en el espacio exterior, y que los diarios venรญan reportando desde el primero de julio. โ€œMisteriosamente murieron los cosmonautas rusosโ€, decรญa el encabezado. Despuรฉs de veintitrรฉs dรญas en la estaciรณn espacial Sรกlyut, la nave que los trajo de regreso habรญa aterrizado suavemente, suspendida de sus paracaรญdas, pero cuando los tรฉcnicos de la agencia espacial abrieron la compuerta, hallaron tres cuerpos sin vida. Ante el silencio soviรฉtico, el resto del mundo comenzรณ a barajar hipรณtesis. La mรกs plausible era que luego de pasar tanto tiempo sin gravedad, sus corazones se habรญan detenido al sentir de nuevo el peso de vivir en la tierra; tambiรฉn se hablaba de un sobrecalentamiento al entrar en la atmรณsfera, de una descompresiรณn que los habrรญa reventado antes de que se asfixiaran, o bien de la inhalaciรณn de gases tรณxicos. En sus siguientes ediciones, la prensa continuรณ dando informaciรณn. Los cuerpos habรญan sido trasladados a Moscรบ y serรญan sepultados en las murallas del Kremlin. Allรก llegaron condolencias de todo el mundo, incluyendo las de Nixon, Paulo VI y el propio presidente Echeverrรญa. A cada cosmonauta se le habรญa declarado Hรฉroe de la Uniรณn Soviรฉtica.

Poco despuรฉs del entierro, las autoridades soviรฉticas informaron al mundo que el deceso se habรญa debido a una embolia causada por descompresiรณn de la nave.

Esa tarde Nicolรกs ya no trabajรณ. Perdiรณ la mente en escenas de su propia muerte.

Por la noche llegรณ a casa y encontrรณ a su mujer parada en medio del salรณn, como si le hubiesen robado a su pareja de baile. Nicolรกs se acercรณ a la mesa. No se sentรณ. Se quedรณ mirando los papeles tachonados y una pila de tres libros. Un vaso vacรญo. Al fin se acercรณ a su mujer y la abrazรณ con fuerza. โ€œTรบ y yo vamos a morir como cosmonautas rusosโ€, dijo.

Ella quiso zafarse del abrazo. โ€œยฟAsfixiados?โ€, preguntรณ.

ร‰l la soltรณ y negรณ con la cabeza. โ€œNuestros corazonesโ€, dijo, โ€œno soportarรกn el peso de vivir en la tierra.โ€

Ella dirigiรณ la mirada hacia la ventana. El rostro se le alumbrรณ con los faros de un auto que pasaba.

1

Nicolรกs pidiรณ que lo llamaran Nikolรกi o, mรกs exactamente, Nikolรกi Nikolรกievich Pseldรณnimov, pero ninguno de sus compaรฑeros le hizo caso. En el comedor de la oficina llegรณ a preguntar a la cocinera si no tenรญa kascha o kvas, aunque รฉl mismo tenรญa poca idea de quรฉ eran esas cosas, pues en las novelas apenas se indicaba que la kascha era un manjar tรญpicamente ruso y el kvas, una bebida a base de cereales. Cuando le pidieron que cooperara para una fiesta de la oficina dijo que no le quedaba ni un kรณpek y dejรณ de usar las fechas ordinarias para emplear las ortodoxas: โ€œEl proyecto quedarรก listo para el Dรญa de la Exaltaciรณn de la Cruzโ€. Ocupaba el puesto de Subgerente de Comunicaciรณn, pero รฉl mandรณ hacer unas tarjetas en las que se presentaba como Consejero Titular.

Vino a ocurrir que al redactar un informe sobre la reparaciรณn de un tramo de la carretera de Monterrey a Nuevo Laredo, Nicolรกs marcรณ las distancias en verstas y reportรณ el monto de la inversiรณn en rublos. Su carretera iba de Moscรบ a Nรณvgorod.

El licenciado Domรญnguez mandรณ que se corrigiera el error y sugiriรณ a Nicolรกs que se tomara unos dรญas de descanso.

โ€œNo es necesario, excelenciaโ€, respondiรณ Nicolรกs, y el licenciado no sonriรณ.

Tres dรญas despuรฉs, el licenciado Domรญnguez pidiรณ a Nicolรกs que completara la redacciรณn de un contrato, lo pasara en limpio y entregara cinco copias โ€œpara maรฑana a primera horaโ€.

โ€œยฟPara maรฑana, excelencia?โ€

โ€œA primera horaโ€, reiterรณ el jefe. โ€œY no vuelvas a llamarme asรญ.โ€

Nicolรกs sabรญa que en una comedia รฉl habrรญa de responder โ€œno, excelenciaโ€ y el jefe volverรญa a decirle que no lo llamara de ese modo, y รฉl de nuevo tendrรญa que decir โ€œno, excelenciaโ€ y asรญ hasta el hartazgo; pero guardรณ silencio porque ninguna comedia habรญa en hacer cinco copias de un contrato de diez pรกginas cuando ya terminaba la jornada de trabajo.

Tendrรญa que hacerlo en casa.

Y asรญ fue como, a mediados de julio, con un tiempo sumamente caluroso, Nikolรกi Nikolรกievich Pseldรณnimov, consejero titular, se metiรณ en su casa del 467 de la calle Degollado a copiar el documento.

Se dijo que el calor estarรญa bien si pretendiera veranear en una dacha, pero en ese momento debรญa trabajar, y Gogol habรญa escrito que el enemigo de los consejeros titulares โ€œeran las heladas nรณrdicas; ese frรญo punzante que ataca de tal forma las narices, que los pobres empleados no saben cรณmo resguardarse, e incluso a los mรกs altos dignatarios les duele la cabeza y las lรกgrimas les saltan de los ojosโ€. Nikolรกi encendiรณ una vela, se calzรณ unos guantes sin dedos, mojรณ la pluma en el tintero y comenzรณ la primera copia de las cinco. โ€œSan Petersburgo, Imperio Ruso, Fiesta de la Epifanรญa, 1871.โ€ Sintiรณ las manos tan frรญas que se notaba el temblor en los trazos.

La secretaria de la oficina se habรญa ofrecido a escribir el contrato a mรกquina y entregarlo al operador de la mรกquina Xerox.

โ€œDostoyevski dijo que todos salimos de El capote de Gogolโ€, fue la respuesta de Nikolรกi.

Por eso se marcรณ como punto de partida el empleo de tinterillo, tal como Akaki Akakiรฉvich o el loco del Diario de un loco, que orgulloso le sacaba punta a las plumas de โ€œsu excelenciaโ€. Tambiรฉn escribano habรญa sido Goliadkin, el de El doble, que lo mismo se volvรญa loco.

Apenas habรญa escrito las palabras โ€œContrato celebrado entreโ€, con una elegante C capitular, cuando entrรณ su mujer.

Encendiรณ la luz y fue directo a abrir la ventana.

Como si el viento estuviese ofendido por tanto tiempo que lo habรญan dejado allรก afuera, recorriรณ con prisa el salรณn, apagando la vela y tirando al suelo dos hojas en blanco.

โ€œยฟQuรฉ haces, Marfa Petrovna?โ€, Nikolรกi cerrรณ la ventana. โ€œSe mete la ventisca.โ€ Encendiรณ de nuevo la vela.

โ€œยฟNo pude ser Katerina Andreyevna? ยฟAl menos Alexandra Ivanovna?โ€

Nikolรกi mojรณ la pluma y continuรณ su trabajo de copista. Podrรญa hacer la primera copia en poco mรกs de una hora, pero era consciente de que muy pronto le caerรญa encima el cansancio. Reciรฉn habรญa comprado esas plumas de ave. Aรบn no sabรญa cรณmo sacarles buena punta y su caligrafรญa estaba lejos de semejar la del prรญncipe Mishkin.

Se puso el abrigo y el gorro de lana, pues Goncharov habรญa escrito que โ€œpara la Epifanรญa las nevadas son tan intensas que si un campesino sale un momento al campo, vuelve a su casa con la barba cubierta de escarchaโ€.

Saliรณ sin decir nada.

No le gustaba beber, pero a partir de esa noche tendrรญa que hacerlo. Habrรญa de beber cada dรญa y prometerle cada dรญa entre lรกgrimas a Marfa Petrovna que no lo harรญa mรกs.

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(Monterrey, 1961) es escritor. Fue ganador del Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 2017 por su novela Olegaroy.


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